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CRÍTICA

'Skin': Buscando la otra piel

Crítica de 'Skin', dirigida y escrita por Guy Nattiv. Premio FIPRESCI en el Festival de Toronto de 2018. Protagonizada por Jamie Bell, Vera Farmiga y Danielle Macdonald.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 6 de Marzo 2020 | 09:45
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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En varias ocasiones, el cine ha sido el encargado de transmitir la vida de personas anónimas que han simbolizado el cambio. Quizás sus nombres no entren en los anales de la historia, pero sí han servido de inspiración para transmitir mensajes de tolerancia, diversidad y de reinserción social, como es el caso de Bryon Widner, que en su juventud fue skinhead y tuvo su cara completamente tatuada con símbolos racistas y neonazis y que decidió abandonar ese odio, transformándolo en una oportunidad para salir adelante y también como una forma de entender al diferente.

Skin

Su vida, especialmente el duro proceso de despigmentación que sufrió para eliminar todos los tatuajes de odio de su rostro, fue ya protagonista del documental para televisión 'Erasing Hate', en el que se vio el duro proceso de Widner no solo en eliminar sus tatuajes, sino en abandonar la organización supremacista y neonazi a la que pertenecía, especialmente por haber recibido amenazas de muerte y acoso. Ambos elementos son reflejados en la cinta del cineasta israelí Guy Nattiv.

El camino hacia la reinserción social

Nattiv toma prestado el título de 'Skin' de su cortometraje con el mismo nombre, con el que ganó un premio Oscar el año pasado. La temática de ambos proyectos es similar pero su trama es completamente diferente, al ser el largometraje una historia basada en hechos reales. Es interesante que Nattiv, un director judío y nacido en Tel Aviv, haya querido poner el foco en la vida de un hombre lleno de odio que, finalmente, decide reinsertarse en la sociedad.

Skin

Nattiv, que escribe también el guion, hace un auténtico ejercicio de empatía para comprender los motivos de su protagonista de ingresar en la banda supremacista. Quizás ese punto sea el más interesante de 'Skin', al dejar en evidencia que este tipo de organizaciones, que funcionan de forma similar a las mafias y a las sectas, se aprovechan de jóvenes sin techo, vagabundo y que viven en una situación de marginalidad para inyectar un mensaje de odio.

Ese círculo vicioso queda expuesto cuando el protagonista habla con uno de los chicos que acaba de ingresar en la banda, que admite que no lo hace por su mensaje, sino para comer. Nattiv no pone el foco en esa situación, pero sí la muestra, provocando que pueda conectarse con su protagonista, un joven de la calle que tiene un gran dilema sobre sus lealtades.

La actuación más entregada de Jamie Bell

En ese dilema destaca Jamie Bell, el actor se entrega en cuerpo y alma a su personaje. El intérprete británico ha demostrado ser mucho más que Billy Elliot, con una carrera amplia, en la que se ha podido ver su habilidad para diversos géneros. Sin embargo, es más recientemente cuando se le ha podido ver con papeles protagonistas dramáticos, como en 'Las estrellas de cine no mueren en Liverpool'.

Skin

No obstante, en 'Skin', el actor tiene uno de sus papeles más físicos, siendo capaz de transmitir las contradicciones interiores, el odio y la furia que guarda dentro el protagonista y el duro proceso de redención, el que deja en evidencia que las heridas de eliminar los tatuajes cicatrizan más rápido que las heridas interiores que tiene el persona.

Gracias a su interpretación, 'Skin' consigue que pueda conectarse con ese proceso de redención, convirtiendo a la película en una propuesta no solo a favor de la tolerancia, sino también en la apuesta por creer en la reinserción social, de dar una oportunidad incluso a aquellos que parecen causas perdidas. Un mensaje importante, especialmente en una época de odio y enfrentamiento.

Nota: 7

Lo mejor: La interpretación de Jamie Bell y su mensaje sobre la tolerancia y la esperanza en ofrecer una segunda oportunidad.

Lo peor: Le falta profundidad en su mensaje, provocando que haya cierto sensación de que, más que un filme para cines, es para televisión.

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