CRÍTICA

'Springsteen: Deliver Me From Nowhere': La depresión en cuatro pistas

Un biopic con la intención de celebrar al hombre y no al fenómeno musical y acercarnos al proceso creativo de un músico que no es capaz de comunicarse con palabras. El biopic más íntimo y apagado que se podía hacer del boss.

Por Luisa Nicolás Más 24 de Octubre 2025 | 12:00
Estoy a dos entrevistas de convertirme en mejor amiga de Shyamalan.

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Springsteen: Deliver Me from Nowhere'
Springsteen: Deliver Me from Nowhere' (Disney)

Bruce Springsteen es uno de los artistas más importantes y con más éxito de la música rock, solo superado en números uno por The Beatles y Jay-Z (o eso recoge Wikipedia). A diferencia de otras estrellas del rock, a The Boss le persiguen pocos escándalos: acusaciones de infidelidad, precios de entradas para sus conciertos inflados y tender a cojear para la izquierda en sus declaraciones políticas; poco más ha "dañado" la reputación de Springsteen. Ni excesos ni abuso de drogas, alcohol o fiestas, su ascenso a la fama es el reverso del de Elton John, como su biopic, Springsteen: Deliver Me From Nowhere' lo es de 'Rocketman'.

Tráiler español 'Springsteen: Deliver Me From Nowhere'

Tras más de 60 años dedicándose a la música, este es el primer biopic que se hace sobre él, y en lugar de centrarse en cualquiera de los momentos más icónicos de su trayectoria, Scott Cooper (director y guionista) se fija en un periodo mucho más vulnerable, en momentos aparentemente pequeños que culminaron con la publicación de su primer disco de folk, 'Nebraska' (1982), y le preparó emocionalmente para su definitivo salto al reconocimiento mundial con el lanzamiento de 'Born in the USA' en 1984.

Tras alcanzar por primera vez el Top 10 de ventas con 'The River', Springsteen dio un volantazo a su carrera, echó el freno de mano y eligió hacer un proyecto personal, imperfecto y oscuro a un disco continuista con el estilo que le estaba catapultando al éxito. Una decisión impuesta por su yo artístico que no atendía a ninguna estrategia comercial y que fue recibida con miedo, escepticismo y decepción por la industria musical del momento. Una decisión personal y casi temeraria que se asemeja mucho a lo que Cooper ha hecho en este mini-biopic: ni mitología de la estrella del rock, ni icónicas actuaciones, ni grandes números musicales, ni mega escenografías o conciertos abarrotados de extras; solo un músico, una casa, una guitarra, una libreta, un amor y un puñado de amigos.

'Springsteen: Deliver Me From Nowhere' es lo opuesto a cualquier biopic exagerado o elitista sobre el artista como divinidad, un ser superior en talento e interés al contable, la instructora de gimnasio, el camarero o la profesora. Cooper y White retratan al hombre frágil que vive atormentado por el vértigo de alcanzar su destino y ser incapaz de disfrutarlo. Completamente perdido justo cuando se supone que ha encontrado el camino. Que lleva a cuestas el peso de una tormentosa infancia que le causó un trauma generacional que le impide vivir su vida con libertad.

'Springsteen: Deliver Me from Nowhere'
'Springsteen: Deliver Me from Nowhere' (Disney)

En medio de la vorágine del éxito, Bruce se queda mirando las paredes de su casa alquilada en busca de respuestas. Un viaje de autodescubrimiento introspectivo y melancólico en el que el silencio llega a tener más peso que el sonido, el silencio como esencia de una soledad autoinflingida. La música tiene menos peso de lo que esperarías de una película de este género, pero Cooper reserva un hueco estratégico a la complacencia con la grabación de estudio de 'Born in the USA' con la E Street Band en la Power Station.

Y hay otros detalles salpicados para fans de la leyenda del rock o apasionados del proceso técnico de la creación musical, como la génesis de ese 'Born in the USA', la íntima y visceral forma en la que se grabó 'Nebraska', en una habitación, con dos personas y un TEAC 144 de cuatro pistas; o el atolladero casi paródico que fue conseguir que la producción trasladarse ese sonido, voluntariamente precario, de un cassette al vinilo y de ahí a su público en una de esas incomprensibles decisiones del artista que se tambalean entre el capricho y la admirable obstinación por exigir el respeto a tu trabajo.

'Springsteen: Deliver Me from Nowhere'
'Springsteen: Deliver Me from Nowhere' (Disney)

Con este enfoque, Jeremy Allen White se libra de tener que imitar al icono y puede dedicarse a lo que ya con 'The Bear' demostró que sabe hacer tan bien: interpretar a un jóven atormentado con problemas para comunicarse o siquiera entenderse a sí mismo. No tiene que convencernos de que es Bruce Springsteen, tiene que convencernos de que alguien que aparentemente lo tiene todo para ser feliz, no consigue abrirse al mundo, o al menos, no si no lo hace a través de la música. Además, White ha interpretado las canciones en la película y su trabajo, sin entrar en comparaciones (y menos físicas) es auténtico y entregado.

El peso del pasado

En 'Deliver Me From Nowhere', Cooper adapta el libro de no ficción de Warren Zanes de 2023 sobre la creación y la resonancia cultural de 'Nebraska' y además se inspira liberalmente en la autobiografía de Springsteen de 2016 'Born to Run'.

A través de flashbacks con el trillado recurso del blanco y negro, nos adentramos en la complicada infancia de Springsteen y la quebradiza relación con un padre, soberbiamente personificado por Stephen Graham, que vuelca su frustración en la bebida, su mujer y su hijo. Pero estos episodios de violencia doméstica que causaron una impresión tan profunda en el niño que fue Springsteen, consecuencia de un apego inseguro, están tan desenfocados para intentar no juzgar a la persona sufriendo los efectos de una enfermedad mental no diagnosticada que resulta emocionalmente mucho más débil de lo que pretende, igual que pasa con la historia de amor con Faye (Odessa Young).

'Springsteen: Deliver Me from Nowhere'
'Springsteen: Deliver Me from Nowhere' (Disney)

Mucho mejor construida está la relación que el boss tiene con su manager, Jon Landau (Jeremy Strong), una amistad sincera y entregada, pero que tiene que existir en el contexto de una sociedad y una época individualista y predispuesta a una masculinidad en la que a los hombres no se les ha enseñado a comunicar sus emociones, a veces ni a sentirlas, y que se enfrenta a un muro infranqueable cuando llega la depresión.

Pero lejos de ser deprimente, 'Deliver Me From Nowhere' es esperanzadora y es única en su especie. Celebra no solo el éxito como artista de Springsteen, sino su éxito como persona. El hombre que supo pedir ayuda.

7
Lo mejor: El retrato dle hombre, no del fenómeno, y que ese hombre sea alguien que merece nuestra admiración.
Lo peor: Es emocional y sentimentalmente más superficial de lo que pretende. Tampoco es especialmente entretenida.