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CRÍTICA

'La voluntaria': El infierno está lleno de buenas intenciones

Crítica de 'La voluntaria', dirigida por Nely Reguera, escrita por Eduard Solà, Valentina Viso y Reguera. Protagonizada por Carmen Machi. Sección Oficial del 25 Festival de Málaga y el D'A Film Festival.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 9 de Junio 2022 | 08:20
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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'La voluntaria': El infierno está lleno de buenas intenciones

Ya en su ópera prima, 'María (y los demás)', Nely Reguera mostró tener una mirada sugerente respecto al carácter de una protagonista que decidió priorizar el cuidado de su propio padre al de sus aspiraciones profesionales y personales. Con una premisa diferente, pero con unas bases similares, la directora barcelonesa regresa con 'La voluntaria', presentada en la Sección Oficial de la 25ª edición del Festival de Málaga y mostrada en el D'A Film Festival 2022, en la que plasma su experiencia como voluntaria en ONG que se ocupan de ayudar a personas que están alojadas en campos de refugiados.

La voluntaria

El hecho de alistarse como voluntario en una ONG que busca ayudar a aquellas personas que han sido hacinadas en un campo de refugiados tiene mérito. Es más, ya la mera intención es alabada. Es ahí donde la cineasta pone el ojo y lo hace de una manera muy poco condescendiente, por no decir opuesta a lo que se espera de una producción cuya mirada está más cercana a la que plasmó Joachim Lafosse en 'Los caballeros blancos' que la que tuvo Nadine Labaki en 'Cafarnaúm'. De hecho, Reguera ejecuta el largometraje de tal forma que es capaz de plasmar el lado menos amable del altruismo.

Lo hace primero con la organización de la ONG, que debe cumplir con unas rígidas pautas impuestas desde instituciones gubernamentales para poder ofrecer ayuda a los residentes de los campos, situados en Grecia. Aquí ya se una jerarquía en la que se prioriza y discrimina según realidades y situaciones de cada residente; eso sin contar con que hay protocolos muy estrictos que, en varios sentidos, carecen de lógica o burocratizan algo tan sencillo como curar una herida. Reguera, quien firma el guion junto con Eduard Solà y Valentina Viso, plasma su propia experiencia como voluntaria en los campos para hacer cierta crítica a la jerarquización de esta realidad, que no hace sino reproducir los grandes problemas de los servicios estatales.

La voluntaria

La otra (e incómoda) cara de la buena voluntad

A ello se suma la imposibilidad de ofrecer ayuda personal e individualizada a los refugiados, que, en este caso, es plasmada con la protagonista de la cinta, encarnada por Carmen Machi, una médico recién jubilada que decide ayudar a los niños que han huido de los países en guerra. La realizadora aprovecha para plasmar cómo el altruismo puede aguardar pretensiones sumamente egoístas, como el hecho de satisfacer una necesidad emocional. Es el caso de una mujer que sabe que no va a tener nietos, a pesar de haber tenido tres hijos, y que ve cómo haberse dedicado a cuidar a los demás todas su vida laboral le ha provocado un enorme vacío, especialmente al verse privada de poder ejercer su profesión a pesar de tener las energías de poder continuarla.

La voluntaria

Y ahí, Reguera acierta de pleno, gracias a la elección de Carmen Machi como protagonista. La actriz, una de las más versátiles del cine español actual, crea un personaje tremendamente humano, con sus virtudes y defectos, que ve con desconcierto un sistema que muestra de forma frontal lo imposible que resulta ofrecer apoyo personal, incluso cariño, entre los refugiados. Es más, quizás es la mejor representación de la sensación de impotencia de una realidad inabarcable, con la que Reguera retrata también una sutil crítica al sistema que perpetúa esta situación.

Acompañada por una magnífica Itsaso Arana, quien sirve como contrapunto a una magnífica Carmen Machi; 'La voluntaria' es un reflejo incómodo tanto sobre la realidad que existe en un campo de refugiados, en los que las ONG hacen lo que pueden por socorrer en las necesidades más básicas; como también un retrato afilado sobre las carencias emocionales que se ocultan tras el altruismo, al igual que una certera crítica a la hipocresía de la caridad occidental. Quizás la temática sea distinta, pero Reguera muestra una habilidad innata a la hora de crear un retrato ácido de situaciones aparentemente desinteresadas.

Nota: 7

Lo mejor: La interpretación de Carmen Machi, la crítica a las instituciones públicas sobre la situación de los campos de refugiados.

Lo peor: Reguera llega a un punto en el que no sabe cómo resolver su trama.

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