Con motivo del estreno de 'Elio', la nueva película de Pixar, visitamos sus estudios en California para entrevistar a Jordi Oñate, animador español con más de trece años de trayectoria en la filial de Disney. En una conversación distendida y llena de anécdotas, Oñate nos habló de sus comienzos, su evolución profesional y los desafíos de la amimación.
Desde pequeño, Oñate sentía una atracción natural por el dibujo y la expresión corporal. "Me gustaba hacer pantomima, hacer un poco el payaso", recuerda. Inspirado por referentes como Mr. Bean y Tricicle, pronto entendió que se podía contar mucho sin decir una sola palabra. Impulsado por la pasión que despertó en él 'Toy Story' y 'Parque Jurásico', se decidió a dedicarse a la animación, empezando su formación en una escuela de Barcelona.
Tras pasar por varios estudios por España, dio el salto a Londres. "Ahí estuve trabajando durante cuatro años haciendo las películas de 'Harry Potter' y 'Las crónicas de Narnia'. Pude coger mucha experiencia que me permitió venir a Pixar". Aunque al principio se sintió intimidado por el nivel de los profesionales que lo rodeaban, pronto se sorprendió por el ambiente de acogida: "Te animan mucho, te hacen sentir que tu trabajo vale. Ellos también han pasado por esas inseguridades".

Transmitir desde la animación
Cada una de las películas en las que ha participado, desde 'Brave' a 'Del revés (Inside Out)' pasando por 'Los Increíbles 2' o 'Soul', tienen una cachito de su corazón: "Siempre estás poniendo algo de ti en las animaciones. Al enseñar un plano, te expones", admite. Esos sí, la experiencia le ha enseñado a enfocar su trabajo como la parte de un gran equipo: "Ahora pienso en lo que el director quiere contar. Si lo que animo refleja su visión, la conversación fluye y el trabajo mejora".
Tras tantos años en el estudio, Oñate ha vivido todo tipo de retos, incluido uno muy particular durante la pandemia: recrear una escena de 'Luca' con una bicicleta... desde su cocina. "No encontraba referencias, así que me subí yo mismo a la bici en casa, intentando no caerme", cuenta entre risas. Pero si hay un personaje que le ha supuesto un reto singular, ese es Ooooo, una criatura líquida azul de 'Elio': "No puedes usar expresiones faciales ni corporales típicas, así que fue muy estimulante encontrar cómo transmitir emociones".

En Pixar, la libertad creativa va de la mano de la intención narrativa. "Tienes el audio como única referencia y a partir de ahí puedes crear el movimiento que mejor transmita lo que siente el personaje. Lo importante es que ese movimiento apoye la historia". Además, destaca la actitud pionera del estudio hacia nuevas tecnologías: "Ahora mismo la Inteligencia Artificial está explotando y estamos contemplando cómo podríamos utilizarla".
Aunque está plenamente asentado en California, no olvida sus raíces ni el potencial de la industria en España. "El nivel de las películas españolas es altísimo. Si no llevara tanto tiempo aquí, estaría trabajando allí sin duda". Y aunque a él le cuesta decirlo en voz alta, su entorno se encarga de hacerlo por él: "Soy tímido, no lo digo mucho, pero mi madre siempre lo suelta: 'mi hijo trabaja en Pixar'".