Tras haber dirigido los documentales 'Cravan vs. Cravan' y 'La leyenda del tiempo', el cienasta catalán Isaki Lacuesta presentó su primer largometraje de ficción, 'Los condenados', en la pasada edición del Festival de San Sebastián.

La película de Isaki Lacuesta se muestra como reflejo genérico de las heridas abiertas en latinoamerica y, por extensión, en el resto del mapa, pudiéndose crear fáciles analogías con las semillas del franquismo, los diferentes conflictos de la Europa del Este, la África negra o los países árabes. De este modo,'Los condenados' se erige como metáfora universal de los fantasmas del pasado, de la herencia tanto de las virtudes como de los pecados del hombre, en un film reposado, de lento transcurrir, opresivo en su concepción de, casi, ficción documental.
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Así pues, el nuevo trabajo del director catalán se focaliza en el retrato de la herencia de los supervivientes en las nuevas generaciones, de sus ideologías y rencores, de esos fantasmas del pasado que buscan a toda costa una redención del prójimo pero que, en realidad, tan solo se disiparán con la manumisión interior. 'Los condenados' muestra los estragos del tiempo, la idolatración de falsos mártires y la crucifixión de inocentes en aras de un recuerdo heredado que se prolonga, distorsionado, en las nuevas generaciones.

Todo hay que decirlo, 'Los condenados' es un film complejo de ver, como consecuencia tanto de un ritmo extremadamente pausado como por su concepción contemplativa, en la que las miradas y los gestos en planos fijos bien pueden exasperar a más de uno.