Barcelona, mon amour

Sandra, una mujer de la zona alta de Barcelona, cercana a la cuarentena y habituada a vivir según la lógica, las certezas y una agenda impecablemente ordenada, ve tambalear su mundo el día en que, casi por juego, acepta una lectura del tarot. La tarotista, segura y enigmática, le anuncia que el hombre de su vida es francés. Sandra se ríe, incrédula, pero la frase queda resonando como una melodía inesperada que no puede quitarse de la cabeza. A pesar de su escepticismo, algo en su interior empieza a cambiar: de pronto se fija en acentos, señales, coincidencias absurdas y gestos que antes habría descartado como simples caprichos del azar.

Lo que comienza como una broma interna se convierte, casi sin que lo note, en una búsqueda impulsada por una mezcla de curiosidad, deseo y miedo a no haber vivido todavía aquello que promete un giro decisivo. En su recorrido se encontrará con personajes que desafían sus convicciones, situaciones que pondrán a prueba su aparente racionalidad y momentos que la obligarán a mirarse con una franqueza que nunca antes se había permitido.

A medida que su vida se desordena —y tal vez por eso mismo se vuelve más auténtica— Sandra se adentra en un territorio emocional nuevo donde el destino deja de ser una idea vaga para convertirse en una pregunta urgente: ¿está siguiendo un designio que la gobierna o es ella quien, en el fondo, está trazando el camino que siempre quiso recorrer? En esta búsqueda inesperada descubrirá que el verdadero amor no siempre llega desde lejos, pero sí exige dar un paso hacia lo incierto, allí donde racionalidad y deseo se encuentran sin previo aviso.