Bloodshot no es, por supuesto, ninguna revolución en el género, ni siquiera a nivel visual como lo fuera en cierta medida la rusa Hardcore Henry o conceptual como la australiana Upgrade, pero tampoco lo pretende. Es sólo, y no es poco, una buena película de acción cyberpunk o, mejor dicho, cyberpulp, con su clásico toque de crítica a los súper-poderosos conglomerados tecnológicos, y un grupo de héroes dañados física y psicológicamente.
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Jesús Palacios