"Biopic decente, pulcro y muy aseado. Y poco más. (...) El problema es que el magnetismo de la historia que se adivina apenas encuentra en la pantalla una traducción plana, preciosista y más pendiente de la piel que de lo de dentro."
"La película fracasa por su ramplonería narrativa, su recurso a clichés como el del escritor torturado y, sobre todo, por la increíblemente histriónica interpretación de Law".
"Aunque los talentos involucrados pueden atraer al público amante del cine de calidad, el resultado tiene la misma vida que una flor prensada (...) Law vocifera y gesticula como un pregonero de carnaval".
"Sus posibilidades dramáticas están limitadas por el hecho de que largos trozos de la película son dramáticamente inertes: y los que no lo son, están dominados por una interpretación de Jude Law demasiado grande para la pantalla".
"Hay películas británicas que están cortadas por el mismo patrón. 'El discurso del rey', 'La chica danesa' y ahora 'El editor de libros' pertenecen a esa categoría. (...) una película olvidable."
"['El editor de libros'] está, sobreactuada, su estilo es excesivo y carece de sutileza (...) es como la versión Disneylandia de la época, con Firth y Law atrapados en los enormes traje de la glorias de la literatura".