Divertida, a ratos graciosa y visualmente espléndida

No me esperaba mucho de esta algo prescindible cinta y que sólo se ha hecho principalmente con el fin de ganar dinero ya que no tiene nada que ver con la primera entrega aunque siga un mínimo desarrollo. La película entretiene completamente, tiene una duración bastante aceptable, es decir, ni muy corta ni muy larga, 90 minutos están bastante bien. La historia quizás decaiga en esta cinta respecto a la anterior. Los personajes de las gambas con las voces de Brad Pitt y Matt Damon mirándolos bien son completamente prescindibles y no aportan absolutamente nada a la trama, está ahí de relleno para alargar un poco la película y no hacerse tan aburrido ver a unos pingüinos bailando. Las canciones están bastante bien algunas y otras dan vergüenza ajena como la del We are the champions que no viene a cuento o la canción del hijo de Mumble que resuelve un problema importante, pero hay otras canciones inesperadas como el antiguo éxito de Dragostea Din Tei o la que canta Gloria sobre el amor. Creo que esta cinta tiene más canciones que la anterior, por lo cual ya se puede considerar completamente musical. Es más, el baile y el canto es lo que resuelve la cinta. La historia decae en el aspecto de que en la primera nos mostraban la vida de un pingüino marginado que no sabía hacer otra cosa que bailar medio claqué y nos enseñaba el ejemplo de que debes enseñar lo que sabes hacer independientemente de le guste o no a los demás. Mientras que en esta segunda parte nos muestra al principio un intento de lo que se hizo en la primera parte y luego nos dejan como una copia de Ice Age 2 debido al deshielo y sus consecuencias. La banda sonora es bastante digna y la animación 3d está muy bien realizada por no decir que digitalmente es asombrosa. En fín, Warner ha realizado una digna secuela de su original primera parte a la que está a su nivel en cuanto a entretenimiento y a que los niños se lo pasarán bomba pero que pierde en el aspecto original y en la historia.