Apuesta sin riesgo

La industria del cine es sencilla: si algo ha dado dinero, se puede reutilizar para crear otro producto que garantice que los billetes sigan llegando. Ésta, de una forma muy básica pero sincera, sería la definición de remake. Suelen ser denostados, y con razón, pero hay excepciones. Inseparables podría entrar en esta categoría.

La película nos presenta a Felipe: un tetrapléjico con una gran fortuna que necesita un asistente. Cuando conoce al ayudante del jardinero, Tito, decide que él es el hombre perfecto para el puesto, aunque no cumple ninguno de los requisitos. A pesar de las dificultades, acabará surgiendo una gran amistad entre ellos.

El argumento le debería sonar a todo el mundo, y es que se trata de la versión argentina del aclamado film francés Intocable (2011). A pesar de no alcanzar el nivel de la original, se trata de un producto que se ve con facilidad, aunque el truco es sencillo: el guion está prácticamente calcado de la cinta gala. Pero tiene un punto fuerte que provoca que no te fijes tanto como deberías en la pereza de Marcos Carnevale a la hora de escribir el texto, y es que las interpretaciones son brillantes. Especial mención merece el tremendo trabajo de Rodrigo de la Serna, que sigue confirmando que es el mejor actor argentino de la actualidad. Este remake tiene menos clase que el producto original, y no sabe esbozar debidamente a los personajes secundarios, ni otorgarles peso. Sin embargo, los aspectos positivos acaban superando a los negativos, y convierten a Inseparables en un producto no demasiado complicado, que conecta de forma fácil con el espectador. Pero, ojo, que el próximo año llegará a nuestras pantallas la versión estadounidense. Echémonos a temblar.