Recolectando el odio sembrado

Kim Ki-duk logra su primer gran premio internacional con el León de Oro de Venecia a Mejor Película (arrebatándoselo a 'The Master', ganadora de otros dos premios). Y de lo que he visto del director sur-coreano, la obra con la que más me ha convencido.

La historia sigue siendo fantasiosa dentro del realismo, al estilo de 'Hierro 3', pero, en esta ocasión, no se trata de una bonita historia de amor imposible, si no de algo mucho más serio y tangible, como es la crisis económica. Ki-duk propone una realidad en la que las deudas con los bancos se acaben saldando o con la muerte, o con la renuncia de alguna parte de su cuerpo. La verdad es que, tal y como estamos, no me parece para nada una hipótesis demasiado descabellada.

Por otra parte, trata la venganza: aquel quien es enviado a saldar la cuentas no tiene nada que perder y por eso nadie puede hacerle daño. Sin embargo, cuando sí lo tiene, notará como todo el odio que ha sembrado está yendo a por él, para terminar dándose cuenta de que había estado equivocado.

Más entretenida que su preciosa 'Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera', 'Piedad' es, un experimento bello, interesante y polémico.