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Reykjavik-Rotterdam
2008
5,2
Reykjavik-Rotterdam

poco turismo nórdico

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Crítica de 'Reykjavik-Rotterdam'

De Quiquekoldo

16 jul 2010

5,2

Sin spoilers

Se perdió la posibilidad de hacer un recorrido por la capital de Islandia, país tan desconocido del que sólo sabemos por la inmensa fumata que invade actualmente los cielos e impide el tráfico áereo (esta isla tiene más de 200 volcanes), ya que las posibilidades contemplativas del cine no se han utilizado en el ?thriller? ?Reykjavik- Rotterdam? para mostrarnos las bellezas de la ciudad nórdica, cuyo significado es ?Bahía humeante?.

El filme dirigido por Óskar Jónasson narra la vuelta a las andadas de un condenado ex alcohólico (Baltasar Kormákur, quien también lo produce) que se embarca en su ?último? viaje para traficar con un cargamento cuyas ganancias solventen las penurias económicas de su familia. En esa expedición hasta tierras holandesas se topará con las .decisiones peligrosamente atrevidas del hermano de su mujer.

Más allá de algunos intervinientes de marcadas facciones vikingas (la mujer y los hijos del protagonista), un ?travelling? de algún breve callejeo por una pulcra y tranquila barriada de la capital islandesa y la presencia de un mayoritario parque móvil escandinavo, no apreciamos ninguna diferencia sustancial de género con el cine estadounidense de factura menor. Sus malhechores no llegan al grado de psicopatía que los ?gangsters? de Nueva York o de cualquier otra ciudad de USA, cuestión que se agradece para evitar al espectador excesos gores, pero también se echa en falta más historia en los personajes, en las situaciones dadas dispuestas por el guión del propio Óskar Jónasson y Arnaldur Indriðason, autor de éxito cuyas novelas policíacas han sido publicadas en más de 50 países.

Es evidente que este tipo de literatura nórdica arrasa en España (basta ver la cantidad de ejemplares vendidos de la saga Millenium o las aventuras del inspector Walander, de Henning Mankell, entre cuyos seguidores me encuentro) y su apuesta fílmica en las tres películas protagonizadas por la hierática Lisbeth Salander, pero ?Reykjavik-Rotterdam? puede que no siga el mismo camino, máxime cuando sólo se proyecta en un solo cine en Madrid (en versión original) y en dos más de sendas ciudades españolas, cuestión esta que no comprendemos porque otras cintas con parecidos mimbres cinematográficos se multiplican en las salas de todo el territorio sin más mérito que la que nos ocupa (estos silencios fueron incomparablemente más incomprensibles con la excelente ?Amezing grace?).

?Reykjavik-Rotterdam? resulta entretenida como muchas otras, destacando la interpretación correcta de actores y, especialmente, la de sus protagonistas Baltasar Kormákur (de padre catalán en la vida real) e Ingvar Eggert Sigurðsson, la fiel esposa del anterior, y son los personajes mejor trabajados en el guión, que adolece en la génesis y desarrollo de determinadas explicaciones que hagan más comprensible determinados hechos (algunas apariciones o pesquisas de la policía, endosar ?muertos? a personajes cuyo único crimen es ser un ciudadano ejemplar, entre otros). Guión, por tanto, endeble en momentos del filme, cuyas carencias se intentan tapar acelerando el montaje, con lo que el resultado es un vértigo de imágenes tipo montaña rusa de la que tenemos la sensación de habernos bajado hace tiempo.

El amor y la venganza mueven al protagonista, pero más allá de estas motivaciones los personajes no evidencian conflictos internos que les haga preguntarse sobre las consecuencias de sus actos delictivos. Como en la mayoría del cine actual, no hay noticia de crisis existenciales distintas a las que se puedan resolver por y con los esquemas del propio individuo. Inmanencia cultural pura y dura que silencia nuestro malestar en la plaza pública, nos incomunica, pero que no deja de estar latente al tiempo que agranda la ?Espiral de silencio?, teorizada por la comunicóloga Noell-Neumann, en la que los individuos vivimos la esquizofrenia entre lo propuesto por los medios de masas y lo que convulsiona nuestras entrañas.

Esperanza de que se rompa por algún lugar este nudo gordiano en la plaza pública con la nueva hornada de cine negro nórdico que se avecina para los próximos meses, con títulos como Aurora Boreal (AsaLarsson), Jar City (Las Marismas, de Arnaldur Indridason), Roseanna (Maj Sjöwall y Per Wahlöö) y La Leona Blanca (Henning Mankell), entre otros. O, por lo menos, que renueven el género policiaco en algún aspecto, nos acerquen al carácter de aquellas gentes o que nos paseen por sus geografías respectivas. ?Reykjavik-Rotterdam? sólo lo ha conseguido en parte.

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0016 jul 2010

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Se perdió la posibilidad de hacer un recorrido por la capital de Islandia, país tan desconocido del que sólo sabemos por la inmensa fumata que invade actualmente los cielos e impide el tráfico áereo (esta isla tiene más de 200 volcanes), ya que las posibilidades contemplativas del cine no se han utilizado en el ?thriller? ?Reykjavik- Rotterdam? para ...Leer más

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