Un simple accidente

Un hombre, apodado Eghbal, conduce de noche con su esposa e hija cuando atropella y mata a un perro. El accidente daña gravemente el motor de su automóvil, lo que provoca que se descomponga más adelante. Se detiene en un taller cercano, donde se encuentra con Vahid, un ex prisionero político. Vahid reconoce el chirrido de la pierna ortopédica de Eghbal como el mismo sonido que hacía un oficial de inteligencia que lo torturó en prisión y le causó un daño renal permanente. 

Convencido de haber encontrado a su torturador, Vahid sigue a Eghbal hasta su casa, lo secuestra y lo lleva al desierto con la intención de enterrarlo vivo. Sin embargo, comienzan a surgir dudas, ya que Vahid nunca vio el rostro de su torturador debido a que estaba vendado durante los interrogatorios. Para confirmar su identidad, Vahid contacta a otros ex prisioneros que también sufrieron abusos: el librero Salar, la fotógrafa de bodas Shiva, la novia Goli, el novio Ali y el obrero Hamid. Todos se reúnen en su furgoneta, viajando de día y de noche con el hombre capturado, buscando justicia —o venganza— por las atrocidades que vivieron. 

A lo largo del trayecto, debaten intensamente sobre la moralidad de matarlo y sobre la incertidumbre de si realmente es el responsable de su sufrimiento. Mientras la tensión crece, también lo hacen las dudas, enfrentándolos no solo con su pasado, sino con los límites de la justicia y la necesidad de verdad antes del castigo.