Trolls es un intento bastante inofensivo y desenfadado de vender juguetes a los niños y de sacarle alguna risa ocasional a los papás. Lo primero lo consigue con un elenco de personajes colorido y sin gran cosa que decir, y lo segundo con algunos momentos de guiño a los adultos, con comportamientos inapropiados de estos trolecillos o estereotipos de consumo fácil.
No es gran cosa, pero a mi hijo le encanta y malditas las ganas que tengo de volver a ver Frozen, así que ni tan mal.
Si usted coges 'Shrek', 'Happy Feet' y las películas de los 'Pitufos', y los mezclas en una licuadora, el resultado sería probablemente una aproximación bastante cercana a 'Trolls', con un aspecto bastante vibrante pero bastante decepcionante en su faceta de comedia musical.