å

CRÍTICA

'Los amantes pasajeros': Bienvenidos de nuevo a la comedia "almodovariana"

Pedro Almodóvar trae a las carteleras una disparatada comedia con mensaje de denuncia que trascurre en un avión y que cuenta con un reparto muy coral con lo más granado del cine español.

Por Guillermo Álvarez 8 de Marzo 2013 | 09:00

Comparte:

Ver comentarios (8)

Pedro Almodóvar cuenta en su filmografía con casi una veintena de películas en las que la comedia no ha sido su opción más elegida, a pesar de haber dado al cine trabajos como 'Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón', '¿Qué he hecho yo para merecer esto?, 'Mujeres al borde de un ataque de nervios' o 'Kika'.

Los amantes pasajeros

Ahora vuelve al género con 'Los amantes pasajeros', quizás su comedia más disparatada, donde el espectador no podrá ni deberá hacer comparaciones con 'Volver', 'Los abrazos rotos' y 'La piel que habito', sus tres últimos trabajos en los que el estilo 'almodovariano' no fue tan marcado.

La comedia de altos vuelos de Pedro Almodóvar ofrece carcajadas, pero no tantas como se presuponen en un primer momento, a pesar de los singulares personajes que aparecen en la película, que son muchos y muy variados.

Una película muy coral

Todo comienza en un aeropuerto. Penélope Cruz (Jessi) y Antonio Banderas (León) aparecen en escena con un papel corto pero decisivo para el desarrollo de la película, no habría trama sin ellos. El avión de la compañía Península despega y pronto la alocada tripulación empieza a hacer de las suyas.

Los amantes pasajeros
En business, el pasaje está al cargo de Joserra (Javier Cámara), Ulloa (Raúl Arévalo) y Fajas (Carlos Areces), que pronto tendrán que hacer frente a los personajes que han comprado el billete caro para ir a México D.F. Los problemas llegan desde la cabina que pilotan Benito y Álex, así que habrá que hacer lo posible para que los pasajeros no se alarmen y se mantengan entretenidos; vale todo, desde drogas, pasando por sexo, alcohol, confesiones (atención a la mención a una alta personalidad) y rezos.

Mientras tanto en clase turista hay calma, pues todos, incluidas las azafatas, se han tomado un ansiolítico, así los pobres no protestan. Y es que aunque estamos ante una comedia disparatada, pues nada menos se puede esperar de Pedro Almodóvar, esta cinta sirve de denuncia reflejando situaciones que parecerían irreales pero que son el pan nuestro de cada día en España; desde la corrupción, instalada y con raíces en nuestro país, pasando por las colosales obras que de nada sirvieron y mucho costaron, como los aeropuertos fantasma asentados en diversos puntos de la geografía nacional.

La película es tan coral que cuesta fijarse en el trabajo de los actores, aunque sí sobresalen una siempre impecable Lola Dueñas, interpretando a una vidente enloquecida, Cecilia Roth, la imprescindible diva del vuelo de Península, Antonio de la Torre en el papel de un piloto con un gran conflicto interno de carácter sexual, una Blanca Suárez que pega fuerte, así como los tres azafatos, Javier Cámara, Raúl Arévalo y Carlos Areces, que se comen la cámara y regalan al espectador grandes dosis de risa con su interpretación estelar de 'I'm so excited'. El resto de los nombres que aparecen en la película no desmerecen a los anteriormente citados, aunque no brillan tanto como sus compañeros, quizá porque sus papeles son más pequeños.

Pedro Almodóvar vuelve a confiar en Alberto Iglesias para confeccionar su banda sonora, y nuevamente vuelve a acertar, como también lo ha hecho en montaje, fotografía, vestuario y maquillaje; está donde tiene que estar. Todo ello nutre una película correcta, que tampoco maravilla, pero que sí consigue arrancar una sonrisa, entretiene y hace pensar al espectador, que en el fondo es de lo que se trata el cine.