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CRÍTICA

'El desafío (The Walk)': Homenaje a Philippe Petit con un final de altura

Joseph Gordon Levitt protagoniza esta emocionante historia basada en la hazaña del funambulista francés Philippe Petit, que cruzó la distancia entre las Torres Gemelas caminando por un cable en 1974.

Por Eduardo Martín Santos 23 de Diciembre 2015 | 14:28

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Una mañana del verano de 1974, un irreverente equilibrista francés llamado Philippe Petit consiguió que todos los periódicos del mundo abriesen con él en portada. El joven consiguió un hito que le hizo convertirse en una leyenda: colarse en las Torres Gemelas y cruzar de una a otra a través de un cable que él mismo colocó. Esa es la premisa de 'El desafío (The Walk)', que cuenta la historia de este francés natural de Nemours desde su infancia, pasando por su juventud y llegando a esa mañana del 1974 en la que sucedió todo.

El director de la saga 'Regreso al Futuro' Robert Zemeckis es el encargado de hacer de 'The Walk' una de las grandes películas del año. La mano del cineasta se nota en cada plano. Su facilidad para potenciar el lenguaje visual en todos sus trabajos es sobresaliente en esta cinta. Está muy cerca de encontrar el equilibrio perfecto entre lo visual y lo emocional, pero termina quedándose algo corto en esto último. Aún así, el resultado es óptimo. Hay que recordar que antes de la película llegó el documental 'Man on Wire' (Oscar al mejor documental en el 2009). Zemeckis ha conseguido que su trabajo esté a la altura de las circunstancias, algo que no era sencillo.

Joseph Gordon Levitt

Joseph Gordon... ¿Pettit?

El buen trabajo de Zemeckis quedaría en nada si no fuese por la enorme interpretación de un Joseph Gordon-Levitt que no lo tenía nada fácil. Cuando se conoció la noticia de que el actor californiano iba a ser el encargado de interpretar a Philippe Petit, un aluvión de críticas cayeron encima de Zemeckis por su elección. Un actor norteamericano para meterse en la piel del francés Petit, a priori, no parecía tener demasiado sentido, pero Levitt se ha encargado de acallar todas las críticas. Carismático desde la primera toma, consigue estar a la altura del intrépido Philippe a lo largo de toda la película. Su acento francés está bien conseguido y dota de un gran dinamismo a su personaje. Además, su aspecto ágil y natural en las escenas de equilibrismo es fantástico y demuestra lo mucho que ha trabajado para este papel.

Al cautivante Joseph Gordon-Levitt le acompañan Charlotte Le Bon, Clement Sibony, César Domboy y el veterano Ben Kingsley. Le Bon, que se mete en la piel de Annie, el amor de Philippe, es otra de las gratas sorpresas que deja la película. Kingsley es Papa Rudy, uno de los grandes equilibristas de la historia y mentor de Petit. Probablemente su relación con el joven funambulista sea de lo más destacable a nivel personal. Sibony y Domboy son dos de los amigos de Petit y forman parte del equipo que le ayuda a llevar su plan a cabo. Si en algo falla Zemeckis es en no terminar de conseguir que el espectador pueda identificarse con los personajes secundarios. Se centra tanto en Philippe, que pasa demasiado por alto al resto.

De menos a más

Sin duda, lo más flojo del film es su primera parte. Las escenas en primera persona de Petit subido a la Estatua de la Libertad con Nueva York y las Torres Gemelas de fondo, a veces carecen de sentido. La intención seguramente era aportar una dosis cómica a la historia para hacer más llevadera esta primera mitad. El resultado deja bastante que desear y termina convirtiéndose en algo demasiado monótono. La historia de la vida de Petit hasta su llegada a Nueva York carece de intensidad, es demasiado blanca e inocente. Pero, a pesar de todo, la película no llega a hacerse pesada y logra remontar para mantenerse arriba hasta el final.

Joseph Gordon Levitt

Si la primera mitad es algo insulsa, la segunda es un sinfín de emociones descontroladas que culminan en un final increíble. Desde la llegada de Philippe y sus amigos a Nueva York, la película consigue mantener al espectador pegado a su silla, deseando ver a Petit sobre el cable en las torres. La preparación del plan para cruzar la distancia entre ambos edificios es emocionante y frenética, pero el clímax llega cuando por fin vemos a Philippe al borde del precipicio, a punto de conseguir su sueño. Una hora y media esperando eso, viendo su evolución, conociendo sus sueños y sus aspiraciones, para verle cruzar por ese cable. Lo maravilloso de este final es que cada minuto, cada segundo, cada secuencia previa, merece la pena. Ni el mejor thriller conseguiría mantener tan en tensión al público. El cuidado de las torres, del ambiente que las rodea, de las nubes, del vacío, de todo en general, es casi perfecto. Por todo esto, es muy recomendable ver esta película en una sala IMAX 3D. Hay escenas espectaculares y la experiencia merece la pena.

Zemeckis, Petit, Levitt y los efectos visuales son los puntos fuertes de 'The Walk', pero faltaría hablar de las dos Torres Gemelas, las dos últimas protagonistas de la película. El director de la saga 'Regreso al Futuro' consigue darle vida a las dos monumentales torres y dotarlas de un simbolismo muy distinto al que le habían dado hasta ahora en el cine. En definitiva, por su historia, por su belleza visual y por todo lo que consigue transmitir, 'El desafío'' es una película única que está a la altura del hito que consiguió monsieur Philippe Petit aquella mañana de 1974.