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CRÍTICA

'Cantinflas': Una resurrección superficial del mito

El actor español Óscar Jaenada se mete en la piel del famoso cómico mexicano en este biopic con estreno español previsto para el 15 de abril.

Por Roberto Cabanillas Trenado 15 de Abril 2016 | 13:37

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Al igual que le sucedió a 'Manolete' de Menno Meyjes, la última película de Sebastián del Amo ha estado perdida durante años en ese temible y desesperante cajón donde se acumulan las cintas que no encuentran distribuidora. No obstante, el trágico destino español de 'Cantinflas' ha encontrado solución y llega a nuestras salas españolas con la intención de demostrarnos que la espera ha merecido la pena.

 Óscar Jaenada dando vida al famoso cómico en 'Cantinflas'

Nos encontramos ante un biopic que resucita al famoso icono mexicano para contarnos un periodo de su vida muy concreto: desde su nacimiento como estrella en las carpas de su país natal hasta su participación en la producción hollywoodiense 'La vuelta al mundo en 80 días', un proyecto repleto de contratiempos desde su concepción inicial. Para ofrecer este retrato histórico, el cineasta opta por alternar dos líneas temporales distintas, mostrando en pantalla los orígenes teatrales de Mario Moreno (Óscar Jaenada) por un lado, y por otro, las dificultades con las que se topó el productor Mike Todd (Michael Imperioli) para sacar adelante una cinta que contaba con la intervención de los más reconocidos intérpretes de la época.

En este sentido, 'Cantinflas' nos habla de la superación personal y profesional a través de un relato que muestra situaciones y experiencias muy concretas del reconocido cómico por las que se pasa de refilón sin profundizar en ellas. A modo de desfile, asistimos a una serie de logros y satisfacciones obtenidas por el artista sin que la narración se detenga demasiado en aquello que hubiese resultado más original e interesante: el lado oscuro de tan reconocida figura. Y el hecho de que tal investigación sobre el cómico se realice sin el empeño y el calado que se antojan necesarios, provoca que la obra invierta demasiado tiempo en anécdotas superficiales que no contribuyen a crear una estampa psicológica solvente del humorista ganador del Globo de Oro en 1956.

 Fotograma de 'Cantinflas' con Óscar Jaenada en pleno baile

Es por ello que el principal fallo de la película reside en el libreto confeccionado por el director junto a Edui Tijerina. Porque a la hora de abordar el interior de su protagonista, 'Cantinflas' se convierte en un material tremendamente irregular. Cae en topicazos, idealiza situaciones en exceso y fuerza continuamente la emoción del relato manifestando un evidente propósito de manipular al espectador sin ningún tipo de reparos (especialmente durante los tramos más dramáticos de la película). Es por ello que al igual que ocurría en otros biopics un tanto fallidos como 'Grace de Mónaco' o 'Diana', el film de Sebastián del Amo propone un dibujo del personaje principal que, aunque está muy bellamente producido, no consigue ir más allá del superficial, inerte y poco sutil homenaje. ¿Los grandes responsables de esta miseria narrativa? Unos diálogos estereotipados, numerosos personajes-caricatura (véase una sobreactuada Ilse Salas como Valentina o un artificial Luis Gerardo Méndez como Shilinsky) y unos pasajes argumentales demasiado exagerados que en ocasiones rozan el telefilm.

Camaleón Jaenada

Cuestión que, por supuesto, no impide que el espectador sea capaz de percibir el enorme esfuerzo realizado por Jaenada para dotar a su papel de matices. Porque más Cantinflas que el propio Mario Moreno, el actor español supera con creces este reto interpretativo para callar todas aquellas bocas que encontraban en su nacionalidad un tremendo obstáculo para alcanzar la verosimilitud requerida por la popular figura. Porque como ya demostró en 'Camarón', el intérprete catalán es pura valentía y en esta ocasión nos regala otro ejercicio que trasciende la mera imitación.

 Ilse Salas interpreta a Valentina Ivanova en 'Cantinflas'

Por otro lado, 'Cantinflas' nos ofrece una recreación espacio-temporal que resulta fabulosa y memorable. En este sentido, la cinta mexicana no tiene nada que envidiar a otras postales de época presentes en producciones como la británica 'Mi semana con Marilyn', la francesa 'The Artist' o la estadounidense '¡Ave, César!'. Tanto el escenario como los elementos de atrezo, los decorados, el vestuario o el maquillaje contribuyen a crear un potente universo visual que hace más que creíble esa Época de Oro de Hollywood que tantas alegrías trajo al mundo cinematográfico. Un fantástico aroma clásico que termina por alcanzar momentos de grandeza gracias a la aportación del director de fotografía Carlos Hidalgo, quien marca una clara diferencia tonal entre las dos periodos abordados a través de la saturación del color.

En resumen, la película biográfica de Sebastián del Amo encuentra sus grandes virtudes en el plano técnico y actoral, con una mimética y apasionada interpretación por parte de Óscar Jaenada. No obstante, es una pena que ambos elementos se pongan servicio de una narración incapaz de aproximarse a las motivaciones, inquietudes y claro-oscuros reales de su protagonista.

Nota: 5/10

Lo mejor: Jaenada y la portentosa ambientación.

Lo peor: Algunos de los secundarios y una lectura convencional y exagerada del famoso personaje.