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ENTREVISTA ECARTELERA

Sérgio Machado ('El profesor de violín'): "Quería hablar de los problemas actuales que hay en Brasil"

Entrevista al director brasileño Sérgio Machado, quien ha visitado España para promocionar su nueva película, 'El profesor de violín', que se estrena en cines este 12 de agosto.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 13 de Agosto 2016 | 17:46
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El realizador brasileño Sérgio Machado aterriza en España para presentar su nueva película, 'El profesor de violín', un interesante filme de temática social inspirado en hechos reales que narra cómo el poder de la música es capaz de abrir las puertas a un nuevo mundo a los jóvenes de una de las favelas más peligrosas de São Paulo.

Sérgio Machado

eCartelera ha tenido la oportunidad de entrevistar al cineasta durante su paso por España. La película, que filme de clausura de la 68ª edición del prestigioso Festival de Locarno, narra como Laertes, un violinista de gran talento, tras ser rechazado por la reconocida Orquesta Sinfónica del Estado, decide empezar a dar clases de música para adolescentes en Heliópolis, una de las favelas más deprimidas de São Paulo:

eCartelera: ¿Qué hizo que quisieras contar una historia basada en la creación del Instituto Baccarelli?

Sérgio Machado: Esta es la primera película que dirijo que me habían ofrecido hacer. Los productores me hablaron del proyecto, yo ya conocía la historia del Instituto Baccarelli. Creo que hubo dos cosas que me convencieron para hacerla: la primera fueron mis padres, ambos son músicos de orquesta. Entonces, cuando era niño fui criado en torno a una orquesta en Bahía. Fue una especie de homenaje a mis padres y recuperar algo que fue muy importante en mi infancia.

La segunda cosa fue una especie de deseo de hablar de los problemas de Brasil, que son muchos, pero hablar de ellos con una cierta dosis de esperanza. Si uno piensa que no se pueden solucionar los problemas, son una especie de limitación para no hacer nada y sentirse bien. Para mí era muy importante hablar de los problemas con una luz de esperanza, mostrar que es posible que haya una solución. Y, claro, la historia real de la orquesta Baccarelli me tocó muchísimo.

EC: ¿Cómo elegiste a los actores para interpretar a los personajes de la película?

SM: Hay en la película actores profesionales y amateur. El protagonista, Lázaro Ramos, es un actor muy reconocido en Brasil. Lo curioso es que no había pensado en él originalmente para hacer la película. Quería a Wagner Moura, que ahora es muy conocido por protagonizar 'Narcos' de Netflix, pero Lázaro me llamó y me pidió el papel. Él nunca había llamado para pedir un papel, pero sentía que era la historia de su propia vida. Lázaro había sido un chico de favela, para él había sido muy importante hacer esta película.

Los niños, hice más de mil pruebas para elegirlos. Quería que proviniesen de comunidades parecidas y quería que cada uno fuera especial, que tuvieran un talento especial. Pedí que me contaran un poco la historia de su vida, que me mostraran sus habilidades. En el final, lo más importante para mí era que cada uno de ellos tuviera una personalidad y talento propio, fue esencial. Cuando estaba rodando la escena de las clases, el profesor no sabía qué se iba a encontrar, y ellos tampoco, había mucha expectación por ambas partes. Lo más importante era que fuesen ellos mismos.

'El profesor de violín'

EC: Tu cine es eminentemente social, cuentas las desigualdades que ocurren en Brasil. ¿Crees que el cine ayuda a acercar a la gente a esas realidades sociales, ayuda a que haya menos desigualdad?

SM: Yo no sé si mi cine es capaz de cambiar las cosas, tiene la fuerza necesaria. Creo que algunas películas importantes han sido hechas con ese deseo. No sé cuánto pero yo creo que, en mi vida, las películas han sido muy importantes, un ejemplo es Ken Loach, sus películas tienen un mensaje social muy fuerte, él se posiciona con los problemas. No tengo tanta esperanza de que mi película logre cambiar algo pero sí es importante, para mí, hacer estas películas. Es como escribir algo, meterlo en una botella y arrojarlo al mar.

EC: ¿Cuál crees que es el mensaje que la película transmite al público en general?

SM: Creo que es importante, por más que sea difícil la situación, es esencial hacer fuerza para cambiar las cosas. Los problemas no sólo están en las favelas de Brasil, están en muchos más sitios. Ocurren cosas en Europa, en África. Ahora está la crisis de los refugiados, hay que luchar para solucionarlo. La mejor manera de hacerlo no es combatiendo la violencia con más violencia, así se crea un círculo vicioso. Por ejemplo, la policía mata a un joven negro en Brasil o en los Estados Unidos, eso sólo produce más rabia y genera más violencia.

La mejor manera es mirar a la persona y ver lo que somos todos, humanos. Hay que escuchar, entender la posición. Es la esperanza que quiero dar. Cuando ves a una persona desde lejos es distinta, pero cuando la conoces realmente ves que somos iguales. Todos tenemos el mismo miedo a morir, todos queremos tener éxito, todos queremos lo mejor para nuestra familia. Las personas cuando nos miramos de cerca no somos tan distintos. Creo que se está pensado más en construir muros y mi película habla de construir puentes.

EC: Algo que ha llamado la atención de la película es que la música crea puentes. ¿Hasta qué punto educar a la gente con actitudes artísticas acerca a las personas, permite una mejor educación?

SM: Una cosa que me parece importante es que el profesor llegase a la favela y se pusiese a dictar clases de música. Allí hay también muy buena música, invité también a los mejores músicos de rap de Brasil. No quería que hubiese una especie de jerarquía entre la música clásica y la de las favelas, todas son buena música. Creo que la práctica de música de orquesta enseña mucho, para tocar bien en una orquesta hay que escuchar a los otros, para evitar la descoordinación. No es una competición sino un trabajo en equipo. Es estupendo, cuando estuve allí en Heliópolis conocí a una chica de la primera generación del Instituto Baccarelli, trabajó con el maestro Silvio Baccareli, se llamaba Graciela. Ella era hija y esposa de traficantes. Su padre, como una manera de humillar a sus enemigos, obligaba a su niña a que matase a los enemigos, cuando era muy pequeña. Fue muy traumático.

Pero ella está tocando música, sigue tocando la viola. Pero lo más importante es que su hija también toca música. La sensación que tengo es que el trauma está en Graciela pero no en su hija, ella no se casará con un traficante. Eso es lo importante, que hay una ruptura. La música, el cine, las artes influyen en esto.

'El profesor de violín'

EC: ¿Cómo seleccionaste la música?

SM: Soy hijo de músicos dedicados a la música clásica. Tuve ayuda pero ya conocía perfectamente el mundo de la música académica. Lo que fue nuevo para mí fue el conocer el universo del rap, porque no conocía nada. Para mí era tan importante que los raperos fuesen igual de buenos que los músicos clásicos. Criolo es uno de los mejores en Brasil y no sólo su música está en la película, sino que él también tiene un papel en la película. Quería que todos los sonidos estuviesen al mismo nivel. El final del filme es una mezcla entre el rap y la música clásica, que construyen un puente.

EC: ¿Los miembros del Instituto Baccarelli han visto la película, les ha gustado? ¿Y la ha podido ver Silvio Baccarelli?

SM: Silvio Baccarelli ha visto la película y le gustó aunque, debido a su avanzada edad y a que está enfermo, no pudo disfrutarla como hubiera querido. Lo emocionante fue mostrarla a los músicos del instituto, sobre todo a los de la primera generación.

Creo que cuando estás haciendo una película, tienes una especie de momento en el que la comprendes mejor. Ese momento, para mí, es cuando reuní a todos los niños para el primer ensayo del filme. La mujer que hizo el casting les dijo que me contasen cada uno su historia. Quedé muy impresionado, algunos habían sufrido mucho más que cualquier adulto del mundo. De camino a casa lloré recordando algunas vivencias. La mujer del casting, al ver que me quedé muy impresionado, hizo que mostrasen su talento. Había una chica que tenía una excelente voz de soprano, y que aparece en la película, otro chico que bailaba muy bien. Creo que no son el problema de Brasil, sino la solución. Cuando les dan una oportunidad, sabe valorarla y la aprovechan. Comprendí que la película fue hecha por ellos y para ellos. Se sintieron orgullosos con su trabajo.

EC: ¿Qué es lo que crees que atrapa de esta película al público? ¿Hay algún sector al que especialmente le vaya a gustar?

SM: Estoy viajando en todo el mundo promocionando la película. He estado en Rumanía, Italia y Japón, ahora voy a promocionarla a Corea del Sur. Veo que las reacciones en todo el mundo son muy parecidas y noto dos cosas: aprecian la realidad y manera honesta con la que los niños y el profesor actúan y la otra cosa es la música, que es un lenguaje universal. Ahora se estrena en Francia y estoy intentando ir a todos los países, pero resulta difícil. Estoy muy contento con la repercusión.

'El profesor de violín'

EC: La cultura y la educación son muy importantes para lograr un futuro esperanzador a las nuevas generaciones. ¿Hasta qué punto los gobiernos en Brasil está comprometidos con la cultura?

SM: Creo que Brasil ha cambiado mucho en los últimos 20 años. Principalmente porque han ascendido notablemente las clases bajas, aunque sigue habiendo un programa de bolsas de comida para que ningún brasileño pase hambre. Todos tenemos que tener lo suficiente, al menos, para comer. Las cosas han cambiado mucho, por ejemplo, en una favela como es Heliópolis, las personas tienen televisión, teléfonos móviles y acceso a Internet. Es mucho más que hace 20 años, ha cambiado mucho pero no han evolucionado al mismo nivel el acceso a la educación y a la cultura, faltan muchas cosas por hacer.

Estamos lejos de estar en una situación razonable, en los últimos años, tengo la sensación de que íbamos en la dirección correcta, pero la inestabilidad política actual las cosas se quedan paradas y hay incertidumbre, nadie sabe qué va a pasar. Solo que habrá elecciones en dos años, aunque nadie puede predecir el resultado. Creo que hay muchísimo qué hacer en la relación a la educación y la cultura. Proyectos como el de Baccarelli deberían ser muchos más y mayores. Cuando voy al Baccarelli me siento muy emocionado pero también tengo rabia porque veo que tampoco es tan difícil cambiar las cosas, por qué no se hace más.

EC: ¿Qué espera del público español y cómo funcionó en Brasil?

SM: Cuando se vio en el Festival de Locarno, en Suiza, hubo muy buena acogida. En Brasil funcionó muy bien, en Francia también está teniendo muy buena recepción también. En Japón, me comentaron que los distribuidores que están muy contentos con la cinta. Veo que la distribuidora española está muy ilusionada con el proyecto, he visto un cine cubierto completamente con carteles de la película. Espero que el público español también llegue a disfrutar de la esencia del filme.

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