Los 10 mejores papeles de Michael Fassbender: De 'Hunger' a '12 años de esclavitud'

Esta adaptación del clásico de Charlotte Brontë juega la baza de su doble vertiente argumental con un ritmo algo irregular que no sirve, en absoluto, para despreciar sus notables logros. Mejor cuando se plantea como cuento gótico, flirteando incluso con el terror, 'Jane Eyre' se enfrenta a su descorazonador mensaje romántico con una extraña frialdad, repleta de una singular belleza ejemplificada en el excelso trabajo de fotografía de Adriano Goldman y la banda sonora compuesta por Dario Marianelli. Por su parte, el director Cary Fukunaga rueda con extrema sutileza esta historia avanzada a su tiempo que encuentra el mejor de sus reflejos en unos Mia Wasikowska y Michael Fassbender impecables. Una de esas películas e interpretaciones que queman en la piel.

Tras la polémica 'X-Men 3: La decisión final' y la desastrosa 'X-Men Orígenes: Lobezno', la saga mutante parecía abocada al ostracismo cinematográfico. Sin embargo, de la forma más inesperada posible, el director Matthew Vaughn se presentó voluntario para liderar una nueva oportunidad de resurrección con 'X-Men: Primera generación' y le salió bien. Muy bien.

Refrescante, divertida, espectacular y vibrante, o lo que es lo mismo, un blockbuster prácticamente perfecto que funcionaba desde la inyección de energía renovada y entusiasmo general, empezando por el propio Vaughn y terminando en un reparto que se lo pasa realmente pipa con cada uno de sus respectivos personajes. En ese sentido, es especialmente satisfactorio comprobar como Michael Fassbender equilibra a la perfección la intensidad dramática con el sentido del humor más fino e irónico en un Magneto realmente deslumbrante.

Lo que se cuenta en 'El consejero', más allá de una (muy) sencilla trama de narcotráfico, no deja de ser una simple y algo tópica reflexión sobre el poder del miedo, la maldad en el ser humano, impostada o real, la decadencia de una sociedad capaz de todo por nada, la soledad y la venganza, ensalzar el rostro del cazador frente a la inocencia del engañado. Y con todo eso, lo que queda al final en la película de Ridley Scott es el vacío más absoluto, los monólogos más forzados, la incomprensión latente y una complejidad innecesaria.

Afortunadamente, ahí está un reparto entregado a la causa para salvar los muebles de la manera más sorprendente posible. Un conjunto de intérpretes lanzados a las puertas del mismísimo vacío que, sin embargo, consiguen salir airosos del combate, encontrando auténtico oro en casos como el de un fascinante Michael Fassbender, sin lugar a dudas, lo mejor de toda la propuesta.

Es cierto que este triángulo de devociones entre Sigmund Freud, Carl Jung y Sabina Spielrein apuesta por la formalidad estética y el clasicismo más reconocible del cine tradicional, perfecto en su ambientación y representación en la gran pantalla, pero eso no anula una historia repleta de llamaradas internas. En 'Un método peligroso' podemos encontrar la lujuria y la pasión, comedida y devota por partes iguales, el sexo, el lado turbio y perturbado de la psique humana, la tensión psicológica y hasta la opresión que la mente puede provocar a través de un concepto.

Y David Cronenberg narra todo esto con pulso firme y comedido, planos que respetan el origen teatral fundiéndolo con el poder cinematográfico, con una dirección de actores magistral donde su trío protagonista brilla con intensidad mayúscula, desde Keira Knightley con una interpretación arriesgadísima, de esas que se aman o se odian, hasta un excelso Michael Fassbender que cumple con todas las expectativas posibles. Hipnótico.

'Slow West', película pequeña en su concepción pero mayúscula en sus maneras, se sirve del talento de dos actores, espléndido Kodi Smit-McPhee y magnífico Michael Fassbender, para administrar su peso. Ellos aportan el carisma, la contención y la ternura en medio de un mundo loco en el que cada personaje esconde una historia asombrosa y cuya lectura social, al igual que siempre ha ocurrido con el western, llega hasta nuestros días con una vigencia impactante. Una joya absoluta en fondo y forma.

Steve McQueen firmó este sobresaliente, doloroso e inolvidable retrato de la esclavitud, tan crudo como contundente, con un respeto y sensibilidad ligados directamente con lo humano y lo poético. '12 años de esclavitud', asombrosa por encima de cualquier polémico Oscar, tenía además interpretaciones tan maravillosas como la de un Michael Fassbender capaz de generar silencios que rimaban directamente con el horror.

Miradas que desafiaban al espectador, que se clavaban en la espalda, que retorcían la boca del estómago. Su personaje es detestable en unos niveles casi insoportables, pero Fassbender consigue lo más complicado, no convertirle en nada parecido a una parodia. Otro trabajo de altísimo nivel para su cuenta.

Es curiosa la cantidad de veces que se puede hablar de injusticia a la hora de analizar la obra de Aaron Sorkin, pero el caso de 'Steve Jobs' es especialmente doloroso. Al menos, claro, si hablamos en términos de premios. Porque es cierto que las críticas fueron mayoritariamente positivas, pero el golpe que se llevó la película en taquilla propició que muchos aprovecharan la oportunidad para machacar a todos sus responsables, exceptuando, por supuesto, a la interpretación protagonista de Michael Fassbender.

Y es que, partiendo de la base de que el parecido físico brilla por su ausencia, el actor consigue agarrar esta historia y a este personaje a la misma altura de la solapa, controlando con inusitada facilidad cada escena, conmoviendo y asustando, intimidando y divirtiendo, eclipsando y compartiendo. Su Jobs es humano, se equivoca y acierta casi al mismo tiempo, es capaz de sacar genialidad de la nada y convierte cada conversación en una especie de batalla sin ganador. Y el mérito de convertir la ficción en aparente realidad corresponde a Fassbender. Inmenso.

La última adaptación cinematográfica de 'Macbeth' saca todo el jugo de su apasionante trama de locuras, poder y ambición a través de sus imágenes. Desde su prólogo, brutal en fondo y forma, el director Justin Kurzel pelea constantemente por encontrar el instante perfecto, la escena definitiva, la belleza en medio de la sangre y el desconcierto. Un objetivo que cumple en la mayoría de ocasiones, ayudado por la espectacular fotografía de Adam Arkapaw, consiguiendo hipnotizar a través de la niebla, las cenizas y el fuego. Los colores, las texturas, los tiempos a la hora de manejar los distintos escenarios y situaciones, muestran a un director en permanente estado de gracia, un autor incansable en su búsqueda de la épica contenida, de transmitir los sentimientos de sus personajes de la manera más contundente posible.

El resto, que no es poco, lo ponen dos intérpretes entregados en cuerpo y alma. Michael Fassbender y Marion Cotillard se meten en la piel y las entrañas de Macbeth y su esposa con la rabia, la furia, la desolación y la locura enfermiza de dos bestias dañadas, encerradas en una cárcel de cristal a la que no le queda otra que terminar explotando. Capaces de mantener cualquier plano sobre sus espaldas, estamos ante dos trabajos interpretativos de los que justifican una entrada, levantan admiración indiscutible y reivindican a sus responsables como los gigantes que son.

Lo que hace Michael Fassbender en 'Hunger', su primera colaboración con el gran Steve McQueen, se acerca mucho más al prodigio que a la interpretación. Y es que, desde el primer minuto hasta el último plano, el actor se entrega por completo a un personaje que le lleva al extremo de casi toda la gama de sensaciones humanas.

Más allá de su impactante y memorable transformación física, Fassbender redondea una película extraordinaria desde todos los puntos de vista con un trabajo en carne viva. Para muchos, con razón, la interpretación definitiva de su carrera.

'Shame'. Esa escena de vigilancia y caza en el metro. Esa soledad en un apartamento tan enorme como vacío. Esa 'New York', New York' pasada de melancolía y lágrimas. Esa carrera por las calles de una ciudad para evitar escuchar un ruido que golpea en el cerebro. Esa primera cita que traspasa la pantalla. Ese primer beso furtivo que da paso a la tormenta. Esa incapacidad para escapar de una cárcel cuyos barrotes son los peores posibles, los de uno mismo. Ese paseo por la oscuridad y las luces de neón para saciar el hambre.

Ese gesto de terror y éxtasis. Ese grito de dolor absoluto, que hace daño y nos remueve por dentro. Esa asombrosa dirección de Steve McQueen. Esa magistral Carey Mulligan. Ese insuperable Michael Fassbender. Esa obra maestra.