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CLUB DE CINE

'El silencio de los corderos', una obra maestra del thriller

La perturbada calma del Dr. Hannibal Lecter firma un brillante ejercicio de intriga donde el talento de los actores alcanza las notas más altas con los primeros planos más abrumadores.

Por Laura Sande 1 de Marzo 2012 | 08:12

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Superar todas las barreras sociales es el gran reto del cine, y alcanzar al gran público en su más amplio espectro es casi una ilusión. El romance no es apto para diabéticos, el cine experimental es incapaz de conquistar a los impacientes, los superhéroes son el terror de los puristas y el documental carece de interés para los adictos a la evasión. Pero, ¿y un buen thriller?

'El silencio de los corderos' tiene el privilegio de pertenecer a ese tipo de películas capaces de fascinar con mayúsculas, destacando en numerosos aspectos y madurando como el buen vino con el paso del tiempo. Y más allá de ello está la gran exigencia del público actual, el entretenimiento. Muchos adorarán el personaje, otros paladearán su fotografía y la gran mayoría se quedará pegada al asiento con la historia. Porque más allá de gustos, 'El silencio de los corderos' es uno de los productos más fascinantes e imprescindibles de las últimas décadas y el tiempo, que todo lo coloca en su lugar, le dará su merecida situación en la historia.

Hannibal Lecter, el psicópata más exquisito

Anthony Hopkins como Hannibal Lecter en 'El silencio de los corderos'
Un asesino en serie que arranca la piel a sus víctimas es el punto de partida de esta historia, pero éste pasa a un segundo plano ante el carisma arrollador del doctor Hannibal Lecter, verdadero eje de la historia. Thomas Harris es el responsable de dar forma a uno de los psicópatas más fascinantes que han pasado por la gran pantalla, convirtiendo a un vil asesino en un ser tan perturbador como atractivo.

Educado, con una exquisita cultura y capaz de desentrañar la mente del que se le ponga por delante. Así es el personaje interpretado por Anthony Hopkins en esta historia, un hombre cuyas maneras refinadas contrastan con su monstruo interior y que hacen al espectador situarse en el limbo de la empatía, ¿debemos odiarlo o amarlo?

El apetito voraz del Dr. Lecter comprende tanto al gourmet que lleva dentro como al hombre encarcelado que busca la libertad, algo que encuentra en su relación con Clarice Starling. La agente del FBI supone una válvula de escape para el psiquiatra, una nueva oportunidad para huir, una fascinate evasión. "Quid pro quo, Clarice". Las escenas que unen a los protagonistas son un auténtico festín interpretativo lleno de contrastes, la calma de Lecter se impone a la inquietud de Starling, forjando una relación en la que el supuesto dependiente se impone con maravillosos juegos mentales a Jodie Foster.

Jodie Foster y Anthony Hopkins en El silencio de los corderos
El inigualable talento de los actores se ve potenciado con una técnica que sólo podría triunfar con un trabajo tan destacado como el de Hopkins y Foster. Pocos actores son capaces hacer frente a un primer plano en pantalla grande y salir airosos sin confundir al espectador. Aquí los rostros de los actores son el fiel reflejo de sus emociones, tan contenidas pero tan obvias, sin exageraciones, sin formas manidas. Y todo ello completado con una fotografía apta para el paladar del propio Lecter, tan oscura y perturbadora como la historia de la que somos testigos.

'El silencio de los corderos' pasará a la historia como uno de los thrillers más brillantes que se han filmado, y Hannibal Lecter ya se encuentra en el Olimpo de psicópatas capaces de seducirnos con sus desequilibrios. Si todavía no le conoces, disfruta por primera vez de ese "Hola, Clarice" y degusta con él de la intriga más exquisita.

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