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CRÍTICA

'La entrega (The Drop)': thriller sólido con sabor a cine negro

'La entrega (The Drop)', con Tom Hardy, Noomi Rapace y James Gandolfini como protagonistas, es uno de los thrillers más dignos del año.

Por Adrián Peña 26 de Septiembre 2014 | 09:30

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'La entrega (The Drop)' gira en torno al proceso de blanqueo que sigue el dinero negro proveniente de los negocios sucios de las mafias de Brooklyn. El ilustrativo prólogo del filme nos muestra cómo las mafias eligen cada día un bar distinto para depositar el dinero que posteriormente van a blanquear. Con ese punto de partida, 'La entrega (The Drop)' se centra en un humilde camarero de uno de esos bares (Tom Hardy) que se verá involuntariamente envuelto en una trama criminal el día en que dos delincuentes de poca monta atraquen el establecimiento y se lleven el dinero negro de la mafia local.

'La entrega (The Drop)'

Hay algo en 'La entrega (The Drop)' que recuerda al mejor cine negro clásico y, también, a esos thrillers urbanos de mafias locales que bebían de ese género y que han caracterizado a directores como James Gray o Martin Scrosese. La última película del director de 'Bullhead', el belga Michael R. Roskam, se trata de una cinta de género al uso que sabe explotar muy bien los elementos con los que juega, fruto del guión en el que se apoya, escrito por Dennis Lehane ('Mystic River' y 'Shutter Island'), y la labor de Roskam detrás de las cámaras.

La sólida construcción de personajes combina con la manera en que la atmósfera de la ciudad es retratada. Roskam y Lehane nos presentan un mundo de hombres, sucio y tosco, en el que no hay lugar a la empatía por el prójimo y lo único que importa son los negocios. Un mundo en el que la única mujer que nos es mostrada (interpretada por Noomi Rapace) es un ángel con las alas quebradas que aporta el perfecto contrapunto sensible al personaje de Tom Hardy, un hombre que contiene esa extraña mezcla de delicadeza y rudeza innata que caracterizaba a Marlon Brando en los trabajos de Elia Kazan. Él es un pobre diablo intentando dejar atrás todos los demonios que arrastra de su pasado, capaz de envolver en papel albal un brazo humano amputado con una frialdad inaudita y, al mismo tiempo, cuidar con cariño extremo a un cachorro de pit bull que jugará un papel esencial en la historia.

Uno de los thrillers más dignos del año

De hecho, el cachorro es el recurso formal que el guionista y director utilizan para unir a todos los personajes. Un cachorro llamado 'Rocco' (en expresa alusión a San Roque, el patrón de los desamparados) que simboliza la inocencia que todos los personajes están buscando. Ese puente que conecta las diferentes sub-tramas del relato y que aporta un simbolismo a la aproximación que el filme hace al género realmente enriquecedora. Sin lugar a dudas, uno de los thrillers más dignos del año y, además, con el valor cinéfilo añadido de ser el último trabajo del fallecido James Gandolfini.

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