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CRÍTICA 'SINISTER'

'Sinister 2': grabaciones rayadas para hacer caja

Ciarán Foy dirige la secuela de la exitosa (e interesante) 'Sinister', pero solo consigue repetir recursos para conseguir la rentabilidad de la saga.

Por Javier Pérez Martín 4 de Noviembre 2015 | 17:49

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Blumhouse es una productora esquizofrénica (puede que todas tengan que serlo para prosperar en Hollywood). La compañía de Jason Blum ha respaldado las películas de terror más interesantes que han salido de Estados Unidos durante los últimos años. Y lo ha hecho ganando dinero: con películas muy baratas que atraían a mucho público a las salas. Es una combinación ganadora y muy difícil de encontrar, que se ha repetido en 'Paranormal Activity', 'Insidious', y 'La visita'. M. Night Shyamalan, el director de esta última, dijo de Blum que es "un productor de los que no quedan en Hollywood, que no quiere ser director, sino ayudarte a hacer tu película". Eso debió de hacer con Scott Derrickson, director y guionista de 'Sinister', y salió bien.

'Sinister 2'

Pero hay otra cara de la moneda: a propuestas de calidad, originales, interesantes, les siguen las necesarias secuelas, la saga, los spin-offs, la maquinaria para exprimir las buenas ideas desarrollando productos secundarios. Sombras más siniestras que las que pueblan las casas encantadas, y que suelen convencer al público, quizá dispuesto a bajar sus estándares y conformarse con algunos sustos y una historia simple y entretenida.

'Sinister 2' no se propone más que esto, mientras roba de su predecesora sus mejores bazas para repetirlas, sobreexponerlas y aborrecerlas. La película protagonizada por Ethan Hawke era en realidad un thriller sugerente que dejaba intuir más que enseñar, exceptuando una última escena que tampoco molestaba. Sus puntos fuertes eran unas grabaciones turbias que daban realmente escalofríos, que el personaje de Hawke encontraba en el sótano de la casa a la que se había mudado, y una especie de demonio que se dejaba entrever y cuyo origen, nombre y propósito desconocíamos.

'Sinister 2'

Como suele ocurrir en el cine, cuanto menos sepamos (y veamos), mejor. 'Sinister 2' se salta estas máximas y se permite ser evidente, obvia, repetitiva e incluso (pecado capital) aburrida, en pos de recuperar al Bughuul y sus siniestras víctimas, y darles más protagonismo. Y lo hace desde la primera escena, en la que vemos cómo un niño vivo se encuentra con uno muerto con el que entablará una relación.

Demasiado fácil

No es fácil tomarse en serio una película, o pasar miedo, viendo a un grupo de niños normales (malos actores, demasiado iluminados, demasiado presentes, con un guion plano), incluso cuando se intercalan sus escenas con más vídeos caseros, que si en la primera entrega provocaban pesadillas, aquí solo son morbosos y violentos, a lo 'Saw', los que más. También se le pierde respeto a una criatura que se enfrenta directamente a los personajes y se pasea por los escenarios y los planos con demasiada frecuencia. Al final, Ciarán Foy confía demasiado en el infalible recurso, carente de mérito, de hacer saltar al espectador mediante golpes de música. No está aquí el cuidado de la atmósfera y la puesta en escena que demostraban James Wan y Shyamalan.

'Sinister 2'

Pero aún menos serio es el guion, lo menos importante en este tipo de propuestas, pero no por ello un defecto a obviar. De nuevo, una película de terror convierte a sus personajes en marionetas sin motivación ni complejidad, con las peores ideas posibles.

A 'Sinister 2' le podría redimir una intención, el deseo de contar algo. Pero no es así: pasar por caja echando mano de clichés y elementos ya vistos (no solo en la anterior película, sino en muchas otras películas del género), ese es su único objetivo. Y si les sale bien, habrá una 'Sinister 3', quizá aún peor. Y así hasta poder llenar un baúl de cintas que, más que miedo, causan sopor.

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