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PRECRÍTICA

'La semilla del mal', un bluff más para el cine de terror

Nefasto pouporrí de títulos que van de 'El exorcista' a 'La semilla del diablo', añadiéndole elementos nazis y muy poca calidad en líneas generales.

Por Óscar Martínez 14 de Enero 2009 | 14:29

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Dirigida por David S. Goyer, director de 'Blade Trinity' y guionista de la propia trilogía de 'Blade', 'Dark city' o 'Batman begins' y 'El caballero oscuro', 'La semilla del mal' cuenta con la participación de Cam Gigandet, Carla Gugino, Gary Oldman y Jane Alexander.

La película cuenta la historia de una joven de 19 años que sufre los ataques de un dybbuk, una alma en pena de una persona muerta que ha sido expulsada del cielo. Este dybbuk en particular tendrá la forma de un joven que falleció en Auschwitz. Junto a su novio y un especialista en temas paranormales, todo se unirán para acabar con la maldición que tan malos momentos trae a la joven.

Exorcismos de segunda

Terror y religión han ido de la mano desde el principio de los tiempos, si bien fue a lo largo de las décadas de los sesenta y setenta cuando dicha relación nos ofreció sus títulos más emblemáticos: desde 'La noche del demonio' de Jacques Tourneau, pasando por 'La profecía', 'El exorcista' o 'La semilla del diablo', el antaño preferido de Dios ha atormentado y fascinado al mismo tiempo a los espectadores de la salas de cine.

Precisamente estos dos últimos títulos, verdaderos referentes del género, resultan ser las principales referencias de 'The unborn', traducida por estos lares como 'La semilla del mal'.

La película de David S. Goyer añade a dicha dualidad (terror y religión) un tercer elemento, los experimentos genéticos realizados en Auschwitz por el doctor Josef Mengele (tranquilos, que antes de la primera media hora se nos descubre), quizá por aquello de realizar una paralelismo entre el Ángel Caído y El Ángel de la Muerte, quizá por tratarse de un exorcismo judío.

Por desgracia, el experimento (nunca mejor dicho) auspiciado por Michael Bay resulta ser un absoluto fracaso, siendo 'La semilla del mal' un mero compendio de sustos y apariciones de libro (niños emergiendo de la oscuridad, imágenes que aparecen y desaparecen en el reflejo de los espejos…), pasando ocasionalmente por el plagio puro y duro, en una película que pasa del tedio general a la vergüenza ajena en su tramo final, con un exorcismo a modo de entente judaico-católica que desató la abierta carcajada entre el personal asistente a la proyección, desatando irónicos aplausos.

Y es que 'La semilla del mal' no aporta absolutamente nada al género, y lo que es más preocupante, no asusta, ni a través de su historia, ni de su estética o sus efectos especiales, ni sirviéndose de los recursos más manidos, resultando un film totalmente prescindible, si bien puede llegar a ser recomendable en compañía de un grupo de amigos y ganas de cachondeo.