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CRÍTICA

'Los recuerdos': Una apacible tarde en París

Llega 'Los recuerdos', una amable comedia dramática familiar dirigida por Jean-Paul Rouve y basada en la novela homónima de éxito de David Foenkinos, autor de 'La delicadeza'.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 24 de Abril 2016 | 18:01
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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David Foenkinos hace unos años trajo la adaptación de uno de sus best-sellers, 'La delicadeza', una agradable comedia romántica con Audrey Tautou y François Damiens y que era un soplo de aire renovado en el género. Ahora, el escritor delega en el realizador Jean-Paul Rouve para la adaptación de otra de sus exitosas novelas: 'Los recuerdos', una comedia dramática familiar protagonizada por Michel Blanc, Annie Cordy, Chantal Lauby y Mathieu Spinosi.

El abuelo de Romain acaba de fallecer, esto provoca que Madeleine, su desconsolada viuda, quede profundamente afectada por la pérdida del que fue el amor de su vida y que, pese a gozar de buena salud, tenga un aparatoso accidente que le obligue a estar internada en una residencia. Romain visita siempre que puede a su abuela, con la que tiene una conexión especial. El muchacho de 20 años estudia literatura y desea convertirse en escritor, aunque se gana la vida temporalmente como vigilante nocturno de un hotel. Su padre, Michel, es un hombre prejubilado que apenas le escucha. Toda la familia entrará en pánico cuando Madeleine se escape de la residencia.

Los recuerdos

La importancia de la memoria

A diferencia de lo visto en 'La delicadeza', en esta obra Foenkinos centra la trama principal en las relaciones familiares, teniendo las tramas amorosas un aspecto más secundario. También se aprecia que Jean-Paul Rouve prefiere darle a la cinta unas tonalidades más oscuras, dándole a la cinta una apariencia entre otoñal e invernal. Esto provoca que el filme se aprecie de forma menos entusiasta, también porque sus personajes son menos vivos. Sin embargo, esto le dota a la cinta de un ambiente más sencillo y a la par más apacible, puesto que se trata de una propuesta amable, cercana y que pretende agradar al público más que otorgarle un momento de intensidad.

El paso del tiempo y la importancia del recuerdo son los temas principales sobre los que giran todas las tramas, desde las ensoñaciones del joven Romain hasta la de su atolondrado padre o la sabia abuela, aquella que desea volver a sus orígenes para cerrar un círculo de su vida, necesario para sellar etapas. El filme logra transmitir sentimientos gracias a los protagonistas, especialmente el personaje de Madeleine, interpretado maravillosamente por Annie Cordy.

Los recuerdos

Buen elenco protagonista

Junto a la veterana actriz están unos correctos Michel Blanc y Chantal Lauby. Los tres apadrinan a Mathieu Spinosi con su primer papel protagonista, que consigue recordar vagamente a los inicios de Romain Duris (su personaje es un poco "vive la vida" como el de Xavier en 'Una casa de locos'). Punto negativo para Karim, el personaje que interpreta William Lebghil, el gracioso compañero de piso de Romain. Ledghil, pese a estar correcto, tiene un personaje que pretende servir como alivio cómico para los momentos de drama pero que, al verlo, se antoja innecesario. Y eso porque 'Los recuerdos' es más una cinta de provocar medias sonrisas y ambiente apacible más que de una risa o carcajada.

La entrega de sus actores, así como un correcto guión y una cuidada selección de piezas musicales, consiguen dar como resultado una película sencilla, medianamente alegre y acogedora. Su visionado es semejante al de tomar un café con un trozo de pastel de pera en una cafetería de estilo francés, un momento agradable y tranquilo. Cierto es que, ante una propuesta de este estilo, se echa en falta mayor ambición en el relato, que podría haber tenido mayor fuerza, pero eso no quita que se está ante una película muy digna y disfrutable.

Nota: 7/10

Lo mejor: Sus protagonistas logran transmitir lo amable y agradable del filme.

Lo peor: Su falta de ambición y unos secundarios innecesarios.

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