å

CRÍTICA

'Dos buenos tipos': Una gamberrada genial

Crítica de 'Dos buenos tipos', comedia ambientada en los años 70 del director y guionista Shane Black.

Por Pedro Gómez Alberdi 8 de Junio 2016 | 17:05

Comparte:

¡Comenta!

En 1987 Richard Donner estrenaba una película llamada 'Arma Letal' que se convertía en un abrumador éxito de taquilla. Tal éxito propició una saga de cuatro entregas y una quinta que nunca llegó a realizarse, pero de cuyo guión existe un esbozo. Protagonizada por un Mel Gibson con melena de semental ochentero y un Danny Glover en modo contrapunto cómico, la película ha llegado a convertirse en uno de los mayores exponentes del género cinematográfico conocido como 'buddy movie' (o 'película de colegas'), que si bien tuvo sus primeras manifestaciones en los años 30 con dúos cómicos como el de el Gordo y el Flaco, vivió su particular explosión en los 80 y 90. En los últimos años, sin embargo, se ha reducido considerablemente el número de producciones adscritas a este género. Pero hay señales de que la industria puede estar rumiando alguna clase de renacimiento. En televisión, por ejemplo, en otro ejemplo más de la extendida tendencia de adaptar mitos cinéfilos, Fox va a estrenar 'Arma Letal', remake televisivo de la popular película de los 80 que parece que piensa respetar los elementos clave del argumento que hicieron de la original un hito del cine de acción.

 Shane Black en el rodaje de Dos buenos tipos

A pesar de que la película fuera dirigida por Donner -realizador de clásicos inmortales como 'La profecía', 'Superman' (la original, la del 78 con Christopher Reeve y esa antológica banda sonora de John Williams), o 'Los Goonies'- el considerado verdadero artífice de 'Arma Letal' es Shane Black, quien en la época en la que se estrenó la película pasó de ser apenas un imberbe de 24 años recién salido de la universidad a uno de los guionistas más cotizados de Hollywood. Aunque la crítica alabó la solvencia del director y el público se rindió al magnetismo de sus actores, los ejecutivos de Hollywood se preguntaban quién había escrito ese guión tan diferente y atrevido. El principal motivo por el que Black se ha convertido en un guionista tan reverenciado es esa particularidad única en su estilo, ese no-se-qué que lo ensalza por encima del resto de guionistas y lo coloca dentro de la exclusiva categoría de autor. Habiendo desarrollado una carrera dedicada casi en exclusiva al cine de acción y comedia sus películas tienen un cierto toque que, aunque difícilmente reconocible, es indiscutiblemente inherente a su voz única. Sus guiones son admirados no solo por el contenido que luego se verá en la película, también por las partes que el espectador nunca llega a ver. Esto es: cualquier lego en el tema sabe que un guión de cine cuenta con una serie de anotaciones o descripciones de la escenas orientadas únicamente a situar o a definir el tono de la secuencia. Estas indicaciones únicamente serán leidas por el productor, el director y el resto de miembros del equipo técnico que eventualmente necesiten consultar algún detalle específico. Habitualmente este tipo de anotaciones carecen por completo de cualquier aspiración estilística (puesto que no es ese su objetivo) y se limitan a una exposición neutral de los elementos implicados en la secuencia. Una descripción tipo podría ser algo así:

INT. HABITACION MOTEL JUNTO A AEROPUERTO. NOCHE

Una pequeña habitación de motel pobremente decorada. En una de las paredes hay una amplia ventana por la que se vislumbra el aeropuerto al fondo, con las luces de los aviones despegando y aterrizando. German (52), un hombre corpulento, de aspecto rudo, ataviado con una chaqueta de cuero, entra en la habitación y hace un esfuerzo para cerrar la puerta, que se resiste antes de acoplarse a su marco.

El estilo debe ser parco y prescindir de florituras, condiciones a las que Black parece reacio a plegarse. Sus guiones son absolutamente lo opuesto a lo que enseña cualquier escuela de guion respetable, principalmente por culpa de estas en apariencia irrelevantes descripciones que sin embargo en manos de Black cobran un significado nuevo y estimulante:

EXT. CASA PIJA DE BEVERLY HILLS. CREPÚSCULO

Es la clase de casa que compraría si esta película fuera un gran éxito. Cromada. Cristales. Madera trabajada. Además un solarium en la parte exterior: una estructura de vidrio como un pequeño jardín botánico, pero con una piscina en su interior. Este es un gran lugar para tener sexo.

El extracto anterior pertenece al guion de 'Arma Letal' y supone un ejemplo muy claro del tipo de estilo de Shane Black. Estos otros de 'El último Boy Scout' y de 'Kiss Kiss, Bang Bang' interpelan directamente al lector:

¿Recuerdas al amigo de Jimmy, Henry, al que conocimos brevemente al inicio del film? Por supuesto que sí, eres un lector de guiones o trabajador de desarrollos altamente pagado. ('El último Boy Scout').

¿Recuerdas en la página 5, la cosa que empezó este desastre? Está bien, yo tampoco. ('Kiss Kiss, Bang Bang').

 Fotograma de Dos buenos tipos

Obviamente no son las descripciones lo único que le han granjeado a Shane Black su fama; es su estilo claramente definido y único lo que le coloca como uno de los autores con más personalidad de la industria, y al igual que ocurre con otros grandes maestros como Aaron Sorkin o Quentin Tarantino, sus trabajos tienen unos rasgos característicos que los hacen fácilmente reconocibles y al mismo tiempo inimitables. Incluso trabajando para Marvel en 'Iron Man 3', cinta que escribió y dirigió, se las ingenió para conservar su marca, cuando precisamente el estudio ha construido su universo compartido a base de neutralizar en la medida de lo posible cualquier atisbo de autoría que pueda estropear la visión unificadora.

Debido a su prestigio como guionista era de esperar que tarde o temprano diese el salto a la dirección (aunque tal vez fue más tarde de lo que muchos podían imaginar). En 2005 se estrenaba su opera prima 'Kiss Kiss, Bang Bang', una ágil comedia de acción protagonizada por Val Kilmer y Robert Downey Jr., quien en más de una ocasión ha asegurado que esta película reflotó su carrera. Tras aquel admirable debut le llegaría su trabajo en Disney con la última entrega (hasta el momento) de la saga Iron Man, y tres años más tarde nos trae 'Dos buenos tipos', su regreso al género que le dio la gloria y la que puede ser su mejor película hasta la fecha.

La película presenta otro duo para el recuerdo, el formado por Ryan Gosling y Russell Crowe, quienes interpretan a dos detectives privados en Los Angeles de los locos años 70 y a los que se les encarga la misión de encontrar a la díscola hija de un alto funcionario del estado. Es inevitable recordar clásicos del cine negro como 'El sueño eterno' o ejemplos más recientes como la inclasificable rareza 'Puro vicio'. Precisamente la pareja interpretada por Gosling y Crowe es uno de los principales puntos fuertes del film. Partiendo de una decisión de casting ciertamente arriesgada los actores logran sobreponerse al recelo inicial y construyen una de las mejores parejas cómicas del cine reciente. Beneficiándose de unos personajes maravillosamente escritos sobre el guión los interpretes sorprenden con unos registros a los que no nos tienen acostumbrados y demuestran la increíble química que existe entre ellos.

 Ryan Gosling en Dos buenos tipos

Si todavía no conoces el cine de Shane Black con 'Dos buenos tipos' tienes una estupenda oportunidad de introducirte en su particular universo. Con un arranque impactante en el que un coche bajando a toda velocidad por las colinas de Hollywood atraviesa una casa, la narración consigue atraparte desde el primer momento. Gracias a un guion intachable, en el que no solo los personajes están bien modelados, sino que los diálogos, la estructura y las situaciones son inmejorables, rápidamente estás dentro de la historia, deseando conocer qué les va a pasar a los protagonistas.

Como director Shane Black también demuestra su valía, construyendo una película que a lo largo de sus dos horas de duración no pierde interés (si bien es cierto que el ritmo baja un poco justo antes del tercer acto). Como 'buddy comedy' la película funciona maravillosamente, pero como thriller negro también es un derroche de inventiva. El final, como en todo noir que se precie, resulta sorprendente al mismo tiempo que tal resolución se acepta como inevitable. Montaje, música y ambientación contribuyen en crear un envoltorio impecable al que es difícil resistirse. 'Dos buenos tipos' constituye el equilibrio perfecto entre una producción de estudio eminentemente comercial y el cine de autor más personal. Sin duda una película obligatoria para empezar bien la temporada veraniega.

Nota: 8/10

Lo mejor: Los dos actores protagonistas.

Lo peor: Cierta bajada de ritmo hacia el final del segundo acto.