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CRÍTICA

'Inferno': Corre, Robert Langdon, corre

Tom Hanks y Ron Howard se enfrentan a su tercera adaptación de una novela de Dan Brown, autor de 'El código Da Vinci'. Esta vez el escenario es Florencia y el guía Dante y su 'Divina Comedia'.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 14 de Octubre 2016 | 11:14
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Este año va a ser recordado por las secuelas. Y sobre todo por todas las que no han funcionado. Entre las que no están a la altura de las anteriores entregas, y las que, sinceramente, ni siquiera esperábamos, 2016 está siendo una tragedia. ¿En qué equipo se situará 'Inferno'? Ron Howard y Tom Hanks vuelven a juntarse para traer de vuelta a Robert Langdon, el profesor de Harvard creado por Dan Brown, el autor McDonald's: sabes que es malo para la salud, pero es totalmente adictivo. Es su tercera aventura en la gran pantalla, con dos películas previas que no terminaron de convencer pero que cumplían su función de entretener en gran medida, igual que las novelas.

Inferno

'Inferno' comienza con Robert Langdon en una habitación de hospital, y esta vez no recuerda nada de las últimas horas. El shock será mayor cuando descubra que está muy lejos de casa: está en Florencia, y no sabe cómo ha llegado allí. Para colmo, varias organizaciones parecen perseguirle. La médico (Felicity Jones) que le está tratando consigue sacarlo del hospital y llevárselo a su casa. Allí empezará la búsqueda del tesoro para encontrar Inferno, un virus diseñado por una especie de Mark Zuckerberg (Ben Foster) que cree que la superpoblación es el cáncer del mundo y pretende acabar con el problema de raíz, acabando con la mitad de la población.

Han pasado siete años desde la última vez que vimos a Robert Langdon. Ron Howard cumplió, pero no logró sacar todo el potencial de un libro que se devora en minutos, trayendo dos películas con serios problemas de ritmo. Durante estos años podría haber buscado la forma de reinventar la fórmula de las ginkanas, pero ha preferido "jugar sobre seguro", por así decirlo. Esta vez, además, no cuenta con el morbo añadido de enfrentarse a la Iglesia, sino que le toca mezclar un tema muy de thriller millennial y 'La divina comedia' de Dante. El italiano creó una de las visiones más conocidas y detallas de lo que sería el infierno, y sin embargo no llega a utilizarlo en ningún momento como hilo para la búsqueda del tesoro. En este caso son pistas más "artificiales", que le quitan bastante la gracia a este tipo de películas o novelas que fueron capaces de inventar mensajes ocultos en cuadros como 'La última cena'. De hecho, lo histórico en este caso pasa a un segundo plano, y nos encontramos a Robert Langdon protagonizando una película más de Jason Bourne en la que corre que se las pela para huir de todo el mundo, aunque luego no responda con la misma violencia que el personaje de Matt Damon. Dan Brown debería haber aprendido de Matilde Asensi y 'El último Catón', que sí sabe utilizar a Dante como camino de miguitas para sus protagonistas.

Inferno

Achaquémoslo a la amnesia del personaje de Tom Hanks, pero esta vez no usa tanto la cabeza (en lo que a cerebro se refiere, porque la cabeza del actor no deja de sufrir físicamente en toda la película) como sus piernas. La acción está mucho más presente que en las dos entregas anteriores, y le quita un poco de personalidad a la franquicia, pero sí gana en ritmo. Desde el principio consigue atraparnos con la presentación del personaje de Ben Foster y el momento de desconcierto del de Tom Hanks, todo un ataque de epilepsia mezclado con unas visiones grotescas que nos dejan tan perdidos como lo está él. La carrera en sí de Langdon y Sienna, el personaje de Felicity Jones, también funciona casi todo el tiempo. De nuevo, lo que Howard sí sabe es sacar partido a las localizaciones en las que transcurre la acción. Florencia es la gran protagonista, se vende muy bien como un personaje más de la película y está bien aprovechada. Además, se agradece que Howard haya prescindido de los molestos momentos de pantalla verde que se veían en 'Ángeles y demonios'. Por supuesto, a lo largo de la cinta vamos viajando a otras ciudades, tan bien explotadas narrativamente como Florencia.

Tom Hanks vuelve a dar un buen trabajo como Robert Langdon, aunque no muestre nuevas capas del personaje. Sigue siendo un actor muy solvente y un buen protagonista. Pero esta vez le eclipsa por completo Felicity Jones. Este es su año, como ha demostrado en 'Un monstruo viene a verme', y en 'Inferno' demuestra que está dispuesta a sorprender hasta en los blockbusters. Su personaje podría ser una compañera más como las que ya ha tenido Robert Langdon, pero consigue marcar la diferencia con una personalidad enigmática y una mirada cautivadora. Ella y secundarios como Irrfan Khan o Sidse Babett Knudsen aumentan el nivel de interés en la película. Y eso que los personajes vuelven a ser bastante arquetípicos, como nos tiene acostumbrados Dan Brown. Cualquiera que haya visto alguna de las películas anteriores, o leído algún otro libro del escritor, se sabrá ya de memoria las fórmulas del personaje bueno que resulta ser malo y viceversa. Brown sigue utilizando las mismas cartas y, aunque Ron Howard hace lo que puede por esconderlas un poco más, de muchos de estos personajes nos olemos las intenciones bastante rápido. Hay un caso que sí consigue pillar bastante por sorpresa, gracias a la interpretación, pero que evidentemente no voy a desvelar.

Menos sentimiento, más acertijos, por favor

Decía al principio que Ron Howard podría haber aprovechado el tiempo que ha tardado en volver a sacar de aventura a Langdon para pulir ciertos aspectos de este tipo de películas, pero el principal problema de ellas sigue presente, así que o él no lo considera un problema, o no sabe cómo solventarlo. No me refiero a los giros de guion absurdos, fruto de la escritura vaga de Dan Brown, elementos algo locos como la organización formada por gente parecida a los personajes de 'Assassin's Creed', o a las típicas trampas de la historia que son casi una cualidad demasiado característica de la obra base como para quitarlas (aunque den bastante vergüenza ajena). Hablo de los bajones que tiene una película que debería ser una carrera sin aliento de principio a fin. En este caso también se habría podido ahorrar ciertos pasajes que habrían agilizado mucho más la aventura y no resultar por momentos algo pesada cuando solo dura dos horas. Sobra un poco toda la parte sentimentaloide que tiene Langdon con uno de los personajes, que no termina por aportar nada y acaba lastrando demasiado. Tampoco termina de darle una cierta trascendencia a toda la preocupación de Robert Langdon por encontrar el virus, algo que sí se planteaba más en el libro, una duda, aunque fuera mínima, de si hacía lo correcto al evitar que se propagase ahora y se condenara a la humanidad a medio plazo, en vez de buscar la solución rápida pero tétrica.

Inferno

Pero no voy a negar que 'Inferno', al menos, cumple en lo que a entretenimiento se refiere. Con sus momentos bajos, pero que cuenta con un inicio sólido, un clímax final que deja sin aliento, y una carrera central que, con todo, funciona. Aunque no será la secuela que regenere el interés por las aventuras de Robert Langdon, es una secuela que llega a su objetivo de entretener (lo que la salva de la pira de desastres de continuaciones de este año). Y lo sigue haciendo mostrándonos increíbles localizaciones y utilizando un poco de cultura general básica, que nunca viene mal. Es, eso sí, una oportunidad perdida para revitalizar un tipo de película de aventuras como es el de la ginkana, del que no hay tantos títulos ya y que tienen un gran potencial para ser adrenalina pura con un toque cultureta. Robert Langdon es un gran compañero de viaje, y este es, en general, un viaje bastante interesante. Pero que la próxima vez intente ir por otro camino.

- Nota: 6

- Lo mejor: Felicity Jones se come a Tom Hanks.

- Lo peor: Que Ron Howard siga fallando en lo más básico: mantener un ritmo trepidante de principio a fin.

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