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CRÍTICA

'La chica desconocida': La búsqueda de la verdad

Los Hermanos Dardenne dirigen 'La chica desconocida', protagonizada por Adèle Haenel, Jérémie Renier y Olivier Gourmet. Selección Oficial en el 69º Festival de Cannes, nominada a un Premio César.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 3 de Marzo 2017 | 13:35
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Sin duda, las películas dirigidas por los Hermanos Dardenne son el mejor exponente de cine social europeo, suyas son obras maestras como 'Rosetta', 'El niño' o 'Dos días, una noche'. Tras trabajar con actrices reconocidas como Cécile de France y Marion Cotillard, esta vez ha sido la popular Adèle Haenel, pese a su juventud ya es uno de los grandes referentes interpretativos en Francia, la que protagoniza una nueva propuesta social, 'La chica desconocida', mostrada en la Selección Oficial del 69º Festival Internacional de Cine de Cannes.

La chica desconocida

Jenny Davin es médico de familia en un ambulatorio en una zona suburbial de Bélgica. Está sustituyendo al doctor anterior, que está a punto de jubilarse. No obstante, pronto estará contrata en una clínica privada de mayor prestigio, provocando que el ambulatorio cierre al quedarse sin médicos. Un día, cuando ya el centro sanitario ha cerrado, alguien toca la puerta. Julien, el becario que trabaja con Jenny, quiere abrir pero ésta le dice que no, que esa persona está fuera de horario. Al día siguiente, la médico se entera que se trataba de una chica que ha aparecido muerta cerca del río. Sintiéndose culpable, Jenny decide averiguar la identidad de la desconocida, una joven inmigrante sin papeles de origen subsahariano, y darle un entierro digno.

Los invisibles de la sociedad

Los Dardenne se sumergen, por primera vez, en el thriller. No obstante, tocan el género casi de puntillas, puesto que lo que menos importa es quién es el asesino, sino la identidad de la muchacha. Es ahí donde radica la principal denuncia social de la película, la indiferencia del primer mundo ante la crisis humanitaria del inmigrante, del que huye. En ese sentido, los cineastas aciertan al no mostrar ningún juicio de valor sobre los personajes implicados, mostrando cierta sensación de culpa que se reprime al ser todas personas de origen obrero, resulta curioso cómo, pese a ser una comunidad de gente con pocos ingresos y trabajadora, ninguno quiera saber qué ocurrió con esa chica y, peor aún, que traten de ocultar cualquier implicación.

La chica desconocida

En ese sentido, la película funciona, la protagonista, la única que busca redimir su culpa, es una joven que, finalmente, se comporta como una detective improvisada, haciendo que los Dardenne muestren la desigualdad dentro de la desigualdad. No obstante, el problema que tiene 'La chica desconocida' está relacionado justo con su protagonista. Al ser médico, la doctora aprovecha los ratos de descanso para atender a pacientes en sus casas, es ahí cuando se debe apreciar la diferencia de clases. Sin embargo, son esas partes cuando la película flaquea, al no estar bien incrustadas con la intriga, al ser poco relevantes para la trama inicial, lo que hace que el ritmo se ralentice y se pierda parte del interés por descubrir qué sucedió con la joven.

Cine de intriga con reivindicación social

Ese fallo de guion es perdonable gracias a unas estupendas interpretaciones. Adèle Haenel, pese a su juventud, defiende con carisma un personaje inicialmente antipático, que va humanizándose conforma va sabiendo más sobre la identidad de la muchacha y, sobre todo, al descubrir cómo murió y quién fue su ejecutor, logrando poner en evidencia que, pese a la indiferencia, hay una culpa colectiva que provoca cierta desazón en el ambiente.

La chica desconocida

'La chica desconocida' no es el mejor exponente del cine de los Dardenne, para eso están 'El hijo' o 'El niño de la bicicleta'. Sin embargo, resulta una película notable que, pese a su condición de obra menor, logra ser una propuesta digna con un mensaje potente, que muestra cómo se puede hacer buen cine social sin caer en sentimentalismos. Sin duda, mucho mejor realizadas que ese dramón sobrevalorado llamado 'Yo, Daniel Blake'. Una vez más, Ken Loach, toma nota.

Nota: 7

Lo mejor: Adèle Haenel, sin duda, el alma de la película.

Lo peor: Su guion es imperfecto, lo que la convierte en una obra menor.