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CRÍTICA

'Kong: La Isla Calavera': Monstruoso antibelicismo

La octava película de la serie de King Kong revisa el mito con una mirada que nada tiene que ver con lo mostrado previamente, y con el apoyo de un reparto espléndido.

Por Alejandro Rodera Herrero 10 de Marzo 2017 | 10:29

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¿Impresionante espectáculo vacío o entretenimiento con mensaje? He ahí el dilema de las grandes producciones. El ser o no ser de los blockbusters. Obviamente el ideal sería la equilibrada combinación de ambas opciones: una portentosa exhibición visual sostenida por un concepto relevante, pero pocas películas se aproximan con acierto a ese territorio. A este tipo de cine no le vamos a exigir que aborde temas sociales candentes, pero conviene reivindicar una cierta inquietud por el planeta que lo va a consumir. 'Kong: La Isla Calavera' se encuentra muy cerca de ese ideal. El reboot de King Kong en la gran pantalla sorprende por su composición como película bélica, plagada de personajes humanos y por el novedoso rol que se le asigna al rey de la isla.

'Kong: La Isla Calavera

La película dirigida por Jordan Vogt-Roberts está ambientada en el año 1973, inmediatamente después de la retirada estadounidense de la polémica Guerra de Vietnam. En ese inigualable marco de conflictos periféricos e incesante competitividad con las fuerzas soviéticas, dos científicos de la compañía Monarch, John Goodman y Corey Hawkins, logran persuadir al gobierno de Richard Nixon para que se apruebe una expedición a una isla inexplorada del océano Pacífico. La urgencia de la misión viene determinada por conocer antes que los rusos qué contiene esa desconocida tierra virgen. Esos dos personajes estarán acompañados por otros científicos responsables de una compañía de satélites, una brigada militar que ve frustrado su regreso a casa tras la reciente retirada de Vietnam, un rastreador y una fotoperiodista. Una amalgama de individuos que quedará dividida en diferentes tramas una vez dentro de la isla.

El numeroso reparto es uno de los principales problemas que tienen los actuales blockbusters para mantener un ritmo regular, pero Vogt-Roberts logra gestionar con ingenio las diferentes aventuras que tienen lugar dentro de la isla. En cuanto al personaje que da título a la película, el mítico King Kong, hay que destacar su carácter protector y casi de deidad dentro de su hábitat natural, que provocará que se enfrente inmediatamente con los humanos hostiles que irrumpen con sus destructivos rituales. La brutalidad de los actos del gorila tiene una justificación diferente que en la película original. Mientras que, en 1933 y sus respectivos remakes (de 1976 y 2005), Kong actuaba impulsado por su fascinación por la belleza de la rubia de turno, aquí se destaca su papel de solitario guardián. La estructura del film tampoco se asemeja a la de las versiones anteriores, aunque beba de la exposición de la fauna insular, en la que ya profundizó Peter Jackson, y de los enfrentamientos entre Kong y otros seres de tamaño considerable, más propios de las apariciones del personaje en las producciones de Toho.

'Kong: La Isla Calavera

Si en la anterior película de Vogt-Roberts, 'The Kings of Summer', era evidente la influencia de Stanley Kubrick y del Terrence Malick de 'Malas tierras', no hay que irse muy lejos para descubrir qué tenía en mente durante el rodaje de 'Kong: La Isla Calavera'. 'Apocalypse Now' es la referencia más obvia tanto a nivel de guion como de dirección, tanto por el contexto bélico como por elementos concretos, como el viaje en la embarcación y, sobre todo, el personaje de John C. Reilly, un brillante reverso cómico del coronel Kurtz, interpretado por Marlon Brando en la película de Francis Ford Coppola. Además, Vogt-Roberts hace un guiño en esta ocasión a 'La chaqueta metálica' y compensa la oscuridad del conflicto desatado en la isla con dosis de humor que recuerdan a 'M.A.S.H.'. Y de Robert Altman también toma el correcto manejo de multitud de personajes.

El trepidante ritmo de la película vive de la inclusión de clásicos del rock, como The Stooges y David Bowie, y de unas transiciones muy bien elaboradas en la sala de montaje. A pesar del protagonismo que se le presupone a King Kong, el primate no tiene una amplia presencia en pantalla, pero sí la necesaria para dejar su enorme huella. Son los personajes humanos los que guían la historia, aunque no todos ellos destacan por su valor individual. Jason Mitchell, Brie Larson, John C. Reilly y Thomas Mann interpretan a los invasores más valiosos, tanto por sus reacciones ante las apariciones de Kong como por su actitud ante la conflictiva situación, que requiere de respeto para ser resuelta. Al igual que el modo de vida de los nativos es muy útil para conocer mejor el ambiente. Mientras que el guion es muy poco sutil con el tratamiento de los personajes de Tom Hiddleston, Samuel L. Jackson, Toby Kebbell y John Goodman, que funcionan más como comodines de guionista para contraponer o asemejar a los humanos con el gorila. Aun así, el equilibrio entre los caracteres de los personajes permite que no se pierda el interés en la historia.

'Kong: La Isla Calavera

La paradoja del espectáculo

El positivo resultado no implica que el guion sea una obra de arte. El libreto contiene algunos inspirados diálogos y una agilidad envidiable, pero también recurre a la descarada falta de juicio de algunos personajes para que ante una bifurcación se tome siempre el camino más peligroso, el que beneficia más a la acción y menos a ellos. Por lo tanto 'Kong: La Isla Calavera' encierra esa paradoja de cine con mensaje trascendente, en este caso antibélico (siguiendo una tradición más antigua que el propio King Kong), pero con las trampas más evidentes del blockbuster. Afortunadamente, en esta ocasión el mensaje se expone con el suficiente efecto como para no tener que lamentar que los trucos narrativos socaven su valor.

'Kong: La Isla Calavera' es un oasis en el saturado panorama de las grandes producciones de estudio, ya que no se aferra al paracaídas de la nostalgia como 'Jurassic World' o las últimas entregas de 'Star Wars', sino que busca explorar nuevo territorio en su franquicia. La gran duda es si el universo que se pretende construir alrededor de Kong y Godzilla retendrá el espíritu de ésta, algo difícil de asegurar si nos fijamos en cómo se planteó la última película del lagarto. En cualquier caso, Vogt-Roberts entretiene a lo grande con la historia de una gran potencia mundial a la que no le tiembla la mano a la hora de invadir otra región para explotar sus recursos naturales. E hizo falta un Kong para impedirlo.

Nota: 8

Lo mejor: El personaje de John C. Reilly, el antibelicismo personificado.

Lo peor: La escasa aportación de varios personajes, que sirven para que los demás destaquen o para dar sentido al enfrentamiento con Kong.