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CRÍTICA

'Una noche con mi ex suegro': Comedia y simulacro

Pocos estrenos se limitarán a ofrecer lo que su sinopsis promete como 'Una noche con mi ex suegro', buddy movie a mayor gloria de J.K. Simmons.

Por Antonio Miguel Arenas Gamarra 30 de Junio 2017 | 09:55

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Pocos estrenos de este verano se limitarán a ofrecer justo lo que su sinopsis promete como 'Una noche con mi ex suegro', evasión a mayor gloria de J.K. Simmons que explota sin reparos el carisma del actor de 'Whiplash' mediante una suerte de buddy movie muy por debajo de su talento. Y lo cierto es que no encontraremos nada nuevo ni original que reconocer en el trayecto, pero tampoco que reprochar a un producto consciente de serlo, cuyo previsible desarrollo nos permite asomarnos al abismo creativo de su guion, que aunque en el fondo trata de desarrollar tímidamente las insatisfacciones vitales de sus protagonistas, cobra la forma de un banal entretenimiento como única posibilidad de existir en el Hollywood actual.

Una noche con mi ex suegro

Ya desde la secuencia inicial algo no funciona en la segunda película de Gawin Wiesen, premiado en Sundance por 'El arte de pasar de todo', el planteamiento se antoja más propio de un sketch que nunca termina de arrancar, con diálogos acartonados que renuncian al gag visual y anulan su efecto cómico. La pareja formada por Martin (Emile Hirsch) y Ginnie (Analeigh Tipton) se dispone a cenar por primera vez con el padre de ella, un imponente hombre de negocios interpretado por J.K. Simmons. Por supuesto a continuación se suceden los comentarios inoportunos, surgen tiranteces en la relación padre-hija y todo desemboca en un desenlace desagradable. Pero lejos de generar incomodidad o llevar la comedia a otro nivel, su falta de personalidad tras las cámaras impide sentar un tono que eleve la propuesta más allá del conflicto entre sus protagonistas.

Esta sí es otra estúpida comedia americana

Con la sensación de que la película no ha hecho el esfuerzo ni de presentar a sus personajes, la narración prosigue varios meses después, cuando el padre de Ginnie aparece en la puerta de Martin desesperado porque su hija no da señales de vida. Guardándose un desprecio mutuo que se tornará admiración y respeto, ambos comienzan una travesía por Los Ángeles en su búsqueda que se mueve bajo las más estrictas convenciones y patrones de guion, con un espíritu próximo al de las comedias de Todd Phillips, pero sin su incorrección: Malas compañías, peleas en bares, equívocos, ridículos cambios de vestimenta (J.K. Simmons acabará deambulando con una camiseta rosa dos tallas más pequeña) y la visita de rigor a una celda, entre otras poco originales ocurrencias.

J.K. Simmons y Emile Hirsch en 'Una noche con mi ex suegro'

Lo inusual es que sus escasas ambiciones y sorpresas terminan por añadir cierto interés al desaliñado resultado final, pues lo previsible de su estructura convierte la película un simulacro de la prototípica comedia gamberra norteamericana. Los diálogos insisten en hacer referencia a otras buddy movies o a éxitos de acción como 'Venganza' y los personajes secundarios no dejan de ser distorsionados cameos de sus propios cómicos, llegando hasta el punto de ver al miembro del SNL Taran Killam correr desnudo por la calle, emulando al Will Ferrell de 'Aquellas juergas universitarias'.

'Una noche con mi ex suegro' demuestra conocimiento de las claves del género, pero también la falta de ambición de su director al aplicarlas. Bajo su prefabricada construcción se nos revelará un estudio de personajes que tardarán en reconocerse a sí mismos, más cómodos en sus roles de ejecutivo pasivo-agresivo y veinteañero cínico, al igual que la película bajo su máscara de comedia nocturna. Progresivamente aparecerán las insatisfacciones familiares del primero y los sueños artísticos del segundo como vínculo común por el que podrán llamarse amigos, en un tramo final no exento de cursilería y frases de sobre de azúcar, pero también de buena música. Y hasta aquí llegan las ironías, como ver a J.K. Simmons apreciar la música folk sin la altivez y exigencia de su personaje de 'Whiplash'. Aunque lo que en realidad nos habría gustado es verle en una comedia a su altura.

Nota: 4

Lo mejor: Que se trate de un producto de consumo consciente de serlo, sin más ambiciones que sacar a relucir el talento de J.K. Simmons.

Lo peor: Que no se estrene directamente en las pantallas de Alsa y Renfe. Encontrará a su público potencial durante un largo viaje en tren o autobús, no en el cine.