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CUIDADO CON EL PAYASO

'It': Aterrador homenaje a la infancia

Andy Muschietti dirige una nueva adaptación de la novela de Stephen King que es tan aterradora como un canto nostálgico a la amistad y el amor en la niñez.

Por Luisa Nicolás 8 de Septiembre 2017 | 10:00

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Trasladar otra vez al cine una de las grandes obras de Stephen King no ha sido tarea fácil. Dos directores, tres guionistas y más de siete años después, por fin la nueva versión de 'It' llega a la gran pantalla. Tras la salida del proyecto de Cary Fukunaga ('True Detective'), el director argentino Andy Muschietti ('Mamá') tomó los mandos de esta terrorífica metáfora sobre el fin de la infancia y los miedos en la niñez.

La historia de Pennywise y el Club de los Perdedores se adaptó ya en 1990 en formato de miniserie para televisión con Tim Curry en el papel del siniestro payaso. Sin embargo, basta comparar cómo empiezan ambas versiones para comprender sus diferentes planteamientos y justificar una nueva adaptación. Mucho se ha hablado de cómo la nueva 'It' recrea casi plano a plano la escena de Georgie corriendo tras el barquito que puso en imágenes Tommy Lee Wallace, pero en aquella el ataque final quedaba implícito y se resolvía con una elegante elipsis. Muschietti, por su parte, no tiene interés en lo sutil y compone una escena sangrienta y terrorífica que marcará todo el rumbo de la película, presentando la voracidad de un payaso con varias filas de dientes con las que arrancará de cuajo, y ante los ojos de los espectadores, el brazo de un niño de 6 años.

Bill Skarsgård como Pennywise en 'It'

Uno de los retos más grandes a los que se enfrentaba 'It' era tratar de superar, o al menos igualar, la icónica interpretación de Tim Curry. Bill Skarsgård, una elección muy cuestionada al principio, realiza un trabajo personal y sorprendente que en absoluto intenta imitar al de Curry. Con sus tics faciales, el tono de su voz, su aspecto aniñado y, sobre todo, su mirada, Skarsgård solventa el reto y explora una nueva dimensión de los instintos depredadores de Pennywise, siendo capaz, incluso, de manipular el movimiento de sus ojos de forma expresiva para manifestar su hambre. Evidentemente hay que recurrir a una cantidad importante de efectos especiales para representar a un ser capaz de cambiar de forma para convertirse en tu peor pesadilla, un monstruo sobrenatural que desafía las leyes de la física, pero risa amigable capaz de helarte el alma, y esa forma de moverse y saltar tan jovial como amenazante, eso es puro Skarsgård y es absolutamente aterrador.

Muschietti repite la estructura del libro dividiendo la historia en dos partes (o películas), la primera centrada en los protagonistas de niños y una segunda que transcurrirá 27 años después cuando, de adultos, tengan que volver a hacer frente a un horror ya casi olvidado. Pero 'It' no es solamente una película de un monstruo contra unos niños, sino una reflexión sobre como la maldad domina todos los estratos de la sociedad y toca temas habituales en la obra de King como la hipocresía tras la fachada de los valores americanos, los traumas infantiles y sobre todo el poder de la amistad captando la esencia del libro pero sin renunciar a su propia singularidad con miedos originales que sustituyen a, por ejemplo, la momia o el hombre lobo.

El club de los perdedores en 'It'

Los siete protagonistas, que se hacen llamar los perdedores, padecen de una forma u otra la negligencia de los adultos corrompidos por la influencia maligna de Eso y solo juntos serán lo bastante poderosos para enfrentarse a sus temores. Los padres de Bill Denbrough (Jaeden Lieberher) son figuras prácticamente ausentes tras la muerte de su hermano Georgie; Beverly Marsh (Sophia Lillis), la única chica del grupo, sufre los abusos sexuales de un padre que ve su primera menstruación como un terrible agravio, y a Eddie Kaspbrak (Jack Grazer) su madre sobre protectora le hace creer que tiene todo tipo de enfermedades para mantenerlo dominado bajo su estricto control. Junto a Chosen Jacobs como Mike Hanlon, Wyatt Oleff como Stanley Uris, Finn Wolfhard como Richie Tozier y Jeremy Ray Taylor en el papel de Ben Hanscom forman una pandilla que en pantalla parecen niños reales con una amistad genuina e interpretaciones cargadas de los matices de todos esos problemas emocionales que se intuyen pero en los que materialmente la película no tiene tiempo de profundizar, pero que sí dedica suficiente espacio en el metraje para permitirnos empatizar con ellos y sentir sus miedos y su soledad como nuestra. Cuando una película se apoya tanto en personajes tan jóvenes, un buen casting es fundamental para lograr la complejidad del espectador y en este caso no han fallado con ninguno.

Pese a ser una película de terror ambientada en los 80, Muschietti renuncia a enterrarla bajo una montaña de homenajes nostálgicos a la época, alejándola así de uno de los éxitos recientes con la que comparte muchas similitudes, e incluso protagonista, 'Stranger Things'. 1989 se construye, sobre todo, a base de guiños a la cultura popular infantil de la época como 'New Kids on the Block' o Molly Ringwald, siendo estos los mayores desahogos cómicos. La solida dirección no se ciñe a los trucos sonoros propios del género y cuida una cinematografía que logra transmitir una atmósfera de incertidumbre recreándose en las imágenes más desagradables y sin dar tregua al espectador.

Imágen de 'It' con el club de los perdedores

El miedo más real

La aparición de Pennywise esconde también una importante metáfora sobre el bullying en la que hay que toca destacar a Nicholas Hamilton ('Captain Fantastic'), espectacular en el papel del abusador abusado, lleno de rabia y odio, que por real es probablemente la faceta más siniestra de la película.

Muschietti logra el equilibrio perfecto entre el horror y la diversión, siendo aterrador y sangriento pero dando forma también a una historia adorablemente romántica. Esta nueva versión da miedo, mucho miedo, y lo hace sin olvidar su faceta más cálida. Si no fuese porque hay un payaso demoniaco asesino, 'It' podría ser una aventura maravillosa sobre la melancolía de dejar la inocencia atrás y la angustia de la adolescencia.

Lo mejor: Bill Skarsgård y su inigualable y único Pennywise.

Lo peor: La falta de tiempo para explorar el germen del miedo de cada uno de los niños.

Nota: 8