'The Handmaid's Tale', la película de los 90: El infierno romántico de Offred del que te libraste en la serie

SPOILERS de la serie 'The Handmaid's Tale'

Después de haber visto a Elisabeth Moss llevar la toca blanca en 'The Handmaid's Tale', la pesadilla en la que se sumerge la sociedad estadounidense tras el alzamiento de los Hijos de Jacob parece insuperable en lo que a desolación se refiere. Hasta que recuperas la película que se hizo sobre la novela de Margaret Atwood en 1990 y te das cuenta de que el infierno en Gilead puede ser peor, tanto en un buen sentido como en otro malo.

La serie que ha llegado a nuestro país de la mano de HBO España ha rescatado, por todo lo alto y cosechando cinco premios Emmys, una distopía de la que pocos conocerán que ya se hizo una adaptación cinematográfica, con Natasha Richardson como protagonista y Robert Duvall y Faye Dunaway interpretando al Comandante Fred Waterford y a Serena Joy, respectivamente. Y en la que se intensifica el cruento régimen teocrático pero, sobre todo, se pone el foco en lo romántico olvidándose de que "los cabrones te pueden hacer polvo".

La película arranca como lo hace la serie, con la protagonista junto a su familia dirigiéndose hacia la frontera para intentar huir del totalitarismo que se ha impuesto en Estados Unidos. Pero esta vez nos encontramos con una mayor brutalidad. Las autoridades dividen a la población según el servicio que van a aportar a la comunidad. Se aparta a las minorías y a las mujeres se les hace un test de fertilidad, separándolas en mujeres fértiles y estériles. Las agrupan en contenedores donde el oficial de turno se asegura de poner el número de personas que se hacinan allí como si fueran ganado en una imagen que recuerda, inevitablemente, al nazismo.

Una vez dentro del Centro Rojo, no conocemos a June, sino a Kate, como se llama Offred en la adaptación que se hizo para la gran pantalla. También vemos por primera vez a Janine y a Moira (Elizabeth McGovern), a la que no le une ninguna amistad previa a Kate hasta que se conocen en el centro de adiestramiento de las criadas. Aquí la película se detiene en una escena preciosa que va recorriendo el "barracón" mientras las niñas, como las llamaría Tía Lydia, susurran sus nombres. Los que perderán en cuanto les asignen a su primer destacamento.

Las Tías no dejan de ser crueles y aterradoras, porque esta adaptación aprovecha la normalidad a la que se tienen que acostumbrar las criadas y engalana el código de vestimenta de las Esposas y, también, de las Tías, que se convierten en una especie de maestras remilgadas con collares de perlas. De esta manera, desde el principio adquieren un espacio mayor en pantalla las contradicciones y "pecados" paganos que arrastra la República de Gilead de una época anterior sin valores, tal y como la clase dirigente la califica.

Por lo general, la película se ciñe más a lo dictado en la novela y reproduce tal cual algunas escenas y respeta algunos detalles que la serie ha sacrificado. Nick conserva su gorra; el Comandante, su Compucomunicador; además de Rita, también está presente en la casa y en la narración, Cora, que es la que se encarga de cuidar de Offred en el libro; y Serena Joy repasa su pasado como estrella de la televisión. Lo triste es que la sublevación de Offred y su viaje interior aquí esté completamente desaparecido. Nada de "Nolite te bastardes carborundorum", la frase que halla June en la serie dentro de su armario. Ni por asomo Offred intenta escabullirse de sí misma y del sistema con pequeñas maldades que no están permitidas en Gilead. Es como si estuviese vacía, y la voz que penetra entre las páginas de Margaret Atwood se hubiese ido.

De fondo el filme construye un panorama político más consciente de la inestabilidad y lo recrudece, lo vuelve más sanguinario. Pero la intensidad gira en torno a un drama romántico, familiar en sus últimos coletazos, y borra el conflicto de identidad de la situación en la que se encuentra Kate. El idilio con Nick es precipitado y prácticamente sin "preliminares" en lo que a la acción se refiere, y desaparece la necesidad de calor por la que Offred acude a Nick.

Offred, sujeto omitido

Lo que más gusta de la serie de 'The Handmaid's Tale', ese deseo inquebrantable de June por resistir y permanecer de pie, por pensar que hay un nosotros y una esperanza grabada en una madera a la que nadie le echa cuentas, en la adaptación cinematográfica de 1990 no adquiere ninguna importancia, a pesar de que en el libro vehicula el diario de la criada. Deglen aparece de vez en cuando como una de las "terroristas" que actúa desde la sombra contra Gilead y sus Comandantes, pero la subtrama de Mayday se queda bastante coja.

El triángulo "amoroso" entre el Comandante, Serena Joy y Offred gana en perversidad en la película y es uno de sus fuertes, gracias al casting de Robert Duvall y Faye Dunaway, que representan al matrimonio en una versión más ajustada al libro, con personajes más mayores. En las Ceremonias afloran los sentimientos con las acometidas del Comandante, el acto se vuelve más dramático y menos apático de lo que muestra la serie.

Hay una sensación general de mayor descontrol en la película: momentos en los que parece que Kate puede hacer lo que quiera y gozar de su libertad, y otros en los que con tanto control y oficiales armados con metralletas resultan extrañas algunas acciones; algo que en la ficción de HBO España está mejor compensado. De ahí, también, las debilidades de su final, que contiene una importante diferencia con el cierre de la serie.