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A DIOS PONGO POR TESTIGO

Su épico y problemático rodaje y otras 20 curiosidades de la mítica 'Lo que el viento se llevó'

Sin duda, una de las grandes obras maestras del cine, 'Lo que el viento se llevó' es historia del séptimo arte, un relato épico que marcó un antes y un después.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 17 de Enero 2018 | 16:36
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Hablar de 'Lo que el viento se llevó' es hablar de un todo un hito cinematográfico y uno de los emblemas del cine del Hollywood dorado. La épica y gran historia de amor narrada en cine, una película que sigue despertando pasiones en el presente y también continúa creando titulares.

Lo que el viento se llevó

'Lo que el viento se llevó' está basada en la novela homónima de Margaret Mitchell. Es la historia de amor de Escarlata O'Hara, hija de un terrateniente irlandés que tiene una plantación de algodón en Tara, situada en Georgia. En vísperas de la Guerra Civil Estadounidense, Escarlata está enamorada de Ashley Wilkes, pero él no la corresponde, puesto que va a casarse con su prima, Melania Hamilton. Egoísta y muy caprichosa, Escarlata conocerá al apuesto Rhett Butler en la última fiesta que se organiza antes del inicio de la guerra. Surgirá así una pasión que durará años.

Uno de los largometrajes más importantes de la historia

Dirigida por Victor Fleming y protagonizada por Clark Gable y por Vivien Leigh y con actuaciones de actores de renombre como Olivia de Havilland, Hattie McDaniel y Leslie Howard. Con una duración de 238 minutos, 3 horas y 58 minutos, eso nunca impidió al público disfrutar de este relato épico que, prácticamente, son dos películas en uno. Cuidada hasta el mínimo detalle, su fama tras el estreno es tan grande como todo lo que ocurrió tras ella, detrás de las cámaras, puesto que 'Lo que el viento se llevó' tuvo una preproducción muy larga y un rodaje extenso, aunque programado a contrarreloj.

Con frases míticas como "A Dios pongo por testigo, que jamás volveré a pasar hambre", "Después de todo, mañana será otro día" o "Francamente, querida, me importa un bledo"; amada por el público y la crítica desde su momento de estreno, no es de extrañar, es que esta historia de amor está llena de anécdotas y vivencias, tantas que hubieran podido dar para películas paralelas. Intrigas, despidos, cambios de guion, productores entrometidos, polémicas raciales, controversias sexuales. Quizás no sean tan extensas como la película, pero aquí van 21 curiosidades de 'Lo que el viento se llevó'.

Curiosidades de 'Lo que el viento se llevó'

Nadie quería los derechos de la novela

Nadie quería los derechos de la novela

Aunque la novela homónima de Margaret Mitchell fue un verdadero éxito de ventas, lo cierto es que ningún estudio se animó a comprar los derechos para adaptarla al cine, originalmente. En los momentos previos a la publicación del libro, Irving Thalberg y Louis B. Mayer, de la Metro-Goldwyn-Mayer, los rechazaron; tampoco los compró Warner Bros, pese que la novela le gustó a Jack Warner, en gran parte porque Bette Davis, la principal estrella del estudio, no estaba interesada en interpretar a Escarlata O'Hara.

Al igual que MGM y Warner Bros, la 20th Century Fox tampoco compró los derechos, aunque fue porque Darryl F. Zanuck, productor de la compañía, no ofreció el suficiente dinero por su puja, ya que se exigía una cantidad exorbitada por los derechos. Según escribió Otto Friedrich en 'City of Nets: A Portrait of Hollywood in the 1940s', David O. Selznick compró los derechos para su adaptación después de que Kay Brown, guionista jefe de su empresa, y John Hay Whitney, su socio en la compañía, lograsen convencerlo de que la viabilidad del proyecto. Por ello, Selznick pagó 50.000 dólares, una cifra excepcionalmente elevada para la época. Sin duda, el preludio de lo épico de su historia.

Lo que el viento se llevó en eCartelera

Película épica con un rodaje a su altura

Película épica con un rodaje a su altura

'Lo que el viento se llevó' es considerada una de las películas más épicas de la historia del cine, según dijo el American Film Institute en 1998. Con casi cuatro horas de duración y una historia de amor con una contienda bélica de trasfondo, nadie duda de que se esté ante uno de los grandes relatos del séptimo arte. Eso sí, su rodaje fue tan caótico como lo épico de su historia, tanto que podría haber dado para una película paralela o para un nuevo 'Feud' de Ryan Murphy.

La película tardó más de dos años en empezar a rodarse, tuvo demasiadas reescrituras de guion de por medio, una preproducción excesivamente larga, cambios de director en medio del rodaje y una selección de casting que obligó a David O. Selznick a recurrir a tratos de favor. Tal fueron los vaivenes que sufrió el filme, que 'Lo que el viento se llevó' parecía tener un destino muy claro: éxito para la historia o fiasco para recordar. Afortunadamente, fue lo primero.

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El despido improcedente de Cukor

El despido improcedente de Cukor

Y es que fue su rodaje y posterior estreno lo que dio a más de una anécdota, chascarrillo o rumor. El primero tuvo que ver con el cambio en la dirección. Originalmente, el elegido para dirigir 'Lo que el viento se llevó' fue George Cukor, que ya había rodado películas tan aplaudidas como 'Margarita Gautier (La dama de las camelias)' o 'Vivir para gozar'. Cukor había estado trabajando arduamente durante los dos años que duró la preproducción del largometraje y, tras tres semanas de haber empezado a rodar, fue despedido de manera fulminante por David O. Selznick, con el que tenía una buena relación.

El motivo nunca quedó del todo claro. Emanuel Levy, que fue el biógrafo el realizador de 'Historias de Filadelfia' y 'My Fair Lady', dio a entender que el responsable de su despido fue Clark Gable, que utilizó toda su influencia y ejerció presión para provocar su despido. El motivo, según apuntó el propio Levy, fue por la homosexualidad pública de Cukor, algo que incomodaba a Gable y que, según el biógrafo, le incordiaba porque Gable, en su pasado antes de ser una estrella, trabajó en el circuito gay de Hollywood como escort y Cukor lo sabía y que, por miedo a que el cineasta lo delatara, hizo todo lo posible por quitarlo del proyecto, algo que también apuntó Michelangelo Capua en 'Vivien Leigh: A Biography', publicado en 2003.

Lo cierto es que Selznick ya tenía en mente deshacerse de Cukor, pese a tenerlo en nómina desde 1937 y mantener una buena relación con él, tal y como apuntó la escritora Rudy Behlmer en 'Memo from David O. Selznick: the creation of Gone with the wind and other motion picture classics, as revealed in the producer's private letters, telegrams, memorandums, and autobiographical remarks', ya que lo consideraba "un lujo muy caro" y que no estaba muy por la labor de realizar más proyectos para él; Louis B. Mayer, tras alcanzar un acuerdo con Selznick, quiso que Cukor fuese reemplazado por un director de la MGM y ya en diciembre de 1938, el productor tenía en mente a Victor Fleming, que dirigió 'El mago de Oz' el mismo año que 'Lo que el viento se llevó'.

El despido de Cukor provocó un fuerte enfrentamiento entre Vivien Leigh y Olivia de Havilland con el prodcutor David O. Selznick y el director Victor Fleming, tal fue el revuelo que ambas lograron seguir siendo dirigidas en secreto por Cukor durante jornadas nocturnas, en las que recibían consejos del cineasta, con el que ambas entablaron una estupenda amistad.

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Victor Fleming sufrió mucha presión de David O. Selznick

Victor Fleming sufrió mucha presión de David O. Selznick

Pese que Victor Fleming sí convencía a David O. Selznick como director de la película, lo cierto es que el realizador también sufría presión y estrés por parte del productor. Fleming, que se encontraba el mismo 1939 rodando 'El mago de Oz', fue solicitado por la MGM tras el despido de George Cukor. La compañía quería a uno de sus directores a cargo del filme y Fleming tenía una dilatada experiencia detrás de las cámaras.

Pero la presión y el cansancio obligaron a Fleming en delegar en otro director durante algunas jornadas, para poder reponer fuerzas. En esas sustituciones, Sam Wood ('Por quién doblan las campanas', 'Latidos del corazón') director con contrato de la MGM, se hizo cargo. En total, según la historiadora Joanne Yeck, "Cukor había filmado 18 días de rodaje, mientras que Fleming estuvo 90 días grabando y Wood 24 días". Pese a ello, finalmente sólo apareció acreditado en la realización Fleming. Posteriormente, se añadió a Cukor y Wood.

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La (eterna) búsqueda de Escarlata

La (eterna) búsqueda de Escarlata

La elección de Clark Gable como Rhett Butler estaba muy clara desde el principio para David O. Selznick, aunque originalmente no podía contar con él al tener éste un contrato con MGM, algo que logró tras llegar a un acuerdo de distribución con Mayer. Pese a ello, se barajaron otros actores como Gary Cooper (que tuvo que comerse sus palabras, ya que al rechazar el papel dijo que la película "sería un absoluto fracaso") o Errol Flynn. El verdadero reto fue la elección de la actriz para dar vida a la icónica Escarlata O'Hara, ya que llegó a hacer pruebas a más de 1.400 candidatas, un número excesivo para la época.

Bette Davis fue uno de los primeros nombres en surgir, aunque ella se negó a participar pese al entusiasmo de Warner, tampoco lo logró Olivia de Havilland, aunque para ella se reservaba otro papel muy importante en la película. Entre las miles de candidatas hubo nombres muy ilustres como los de Tallulah Bankhead, Joan Crawford, Diana Barrymore, Paulette Goddard, Susan Hayward, Joan Bennett, Lana Turner o Norma Shearer. También aspiró al papel Katharine Hepburn, que estaba muy interesada en el papel y que tenía el apoyo y beneplácito de George Cukor, pero fue vetada por Selznick, ya que no la consideraba apta para el papel, según reveló Gavin Lambert en un artículo publicado en The Atlantic Monthly en 1973.

La autora de la novela original, Margaret Mitchell, reveló posteriormente que Miriam Hopkins fue la actriz que estuvo a punto de interpretar a Escarlata, pero su edad, 35 años, le hacía "demasiado mayor" para el papel. En febrero de 1938, Selznick empezó a pensar en Vivien Leigh como una posible candidata tras verla en 'Inglaterra en llamas' y 'Un yanqui en Oxford'. Británica nacida en la India, su nacionalidad y el hecho de que era muy poco conocida en la época jugaban en su contra. Fue Myron Selznick, hermano del productor y que seguía las recomendaciones del representante estadounidense de la actriz, que trabaja para Selznick. Myron invitó a Leigh al rodaje de las primeras escenas que se filmaron, las del incendio en Atlanta y, tras una prueba en el mismo set, Selznick se sorprendió, ya que había encontrado a Escarlata.

La búsqueda de Escarlata O'Hara fue demasiado costosa, el proceso de casting costó más de 100.000 dólares, un presupuesto que se consideró un derroche, puesto que no ayudó, para nada, a encontrar a la actriz que iba dar vida a Escarlata. Sin embargo, Selznick siempre dijo que dicha inversión "ayudó" a darle publicidad adicional a la cinta.

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La autoría del guion, un galimatías

La autoría del guion, un galimatías

Oficialmente, Sidney Howard apareció acreditado como el único guionista de la película. Sin embargo, muchos saben que Howard no fue el único en escribir el libreto de la película. La historiadora Joanne Yeck en 'Dictionary of Literary Biography' dio un minucioso análisis de lo que pasó con el guion de Howard: "Reducir la complejidad de las dimensiones épicas de 'Lo que el viento se llevó' fue una labor titánica. El primer borrador de Sidney Howard era demasiado extenso y la película hubiera durado, al menos, seis horas. Selznick quiso que Howard se quedase en el set para hacerse cargo de las revisiones y reescrituras pero éste negó, ya que estaba en Nueva Inglaterra. Con lo cual, esto obligó a buscar a escritores locales para hacerse cargo del proceso de reescritura".

Uno de los encargados de la reescritura fue Ben Hecht, llamado "el Shakespeare de Hollywood", que fue el encargado de revisar el texto de Howard en sólo cinco días. William MacAdams, biógrafo de Hecht, narró las duras condiciones laborales que pusieron sobre la mesa Selznick y el director Victor Fleming, ya que las jornadas eran de 18 ó 20 horas diarias y no se le permitía ni descansar ni comer. Junto con Hecht, otros guionistas que participaron en el proceso de reescritura fueron Jo Swerling, Oliver H.P. Garrett y Barbara Keon.

Sin embargo, la versión definitiva, según argumentó Joanne Yeck, era la más cercana a la visión de Howard que, junto con su repentina muerte con 48 años, se creen como los motivos para que apareciese como único guionista en los créditos. No obstante, posteriormente el Sindicato de Guionistas de Hollywood agregó a Swerling, Garrett y Keon. Pese a ello, Selznick, como productor de la cinta, declaró en octubre de 1939 que, las aportaciones originales del filme, que no estaban relacionadas con la novela de Mitchell, "fueron" suyas.

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Una música perfecta

Una música perfecta

Al igual que el guion, la banda sonora también tuvo polémica. Max Steiner fue el encargado de componer la música, dejando uno de los temas más míticos de la historia del cine, el de Tara. Steiner trabajaba para Warner y fue cedido para la película a Selznick. Si con la escritura del guion obligó a retrasar el rodaje de la cinta, la composición de la música tardó también en escribirse, ya que fueron un total de doce semanas las que Steiner dedicó a la película, uno de los períodos más largos que habían tardado en componer en su carrera.

Las doce semanas tuvieron sus motivos, ya que la banda sonora llegó a durar 2 horas y 36 minutos, convirtiéndose en una de las composiciones musicales para la cinematografía más extensas de la historia. Un total de 99 piezas son las que conforman la banda sonora, entre los que hay temas del célebre cantautor Stephen Foster. Con inspiración de la música popular de los estados del sur de EE.UU. Steiner tuvo que pedir ayuda con la composición de la banda sonora, ya que las exigencias de Selznick obligaban a trabajar más tiempo del acordado. Compositores como Friedhofer, Deutsch o Roemheld ayudaron a Steiner. Una labor titánica que también dio sus buenos frutos.

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Un productor intrusivo y un relevo entre hermanas

Un productor intrusivo y un relevo entre hermanas

La intervención excesiva de David O. Selznick en la producción de 'Lo que el viento se llevó' llevó a crearse el estereotipo de productor que interfiere demasiado en una película, provocando fuertes tensiones y grandes enemistades. Es más, la prensa de la época advertía del caos y las malas maneras de Selznick en imponer su visión de la cinta, frente a las pretensiones artísticas de los directores y guionistas varios que tuvo el largometraje a lo largo de toda su producción. No sólo ocurrió con 'Lo que el viento se llevó', Selznick logró enemistarse con Alfred Hitchcock ya que editó demasiado su película 'Recuerda', provocando que dejase de trabajar con él o cuando eliminó buena parte del metraje de 'El tercer hombre', la obra maestra de Carol Reed.

A eso hay que añadirle que el papel de Melania no estaba pensado para Olivia de Havilland. Realmente el personaje iba a ser interpretado por Joan Fontaine, su hermana pequeña y con la que tenía una tensa rivalidad. Fontaine, que por aquel entonces no tenía mucha suerte con su contrato con RKO, rechazó participar en la película y recomendó a su hermana mayor para el papel. Aunque pudiera verse como un acto fraternal entre hermanas, Fontaine rechazó el papel ya que el personaje de Melania era "demasiado naíf", algo que para la actriz de 'Sospecha', era "ideal" para su hermana.

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Fue el segundo rodaje más caro de la historia

Fue el segundo rodaje más caro de la historia

Entre los dos años de preproducción, los retrasos en el rodaje por la escritura del guion (que tuvo varias revisiones y escritores a cargo), el uso de la fotografía en Technicolor, el excesivo coste del casting y un set en el que no se escatimó en gastos relacionados con el diseño de producción, el presupuesto de 'Lo que el viento se llevó' se infló, hasta tal punto, que llegó a los 3,85 millones de dólares (casi 70 millones de dólares contando con la inflación), una cifra demasiado elevada para 1939.

Es más su exorbitado presupuesto la convirtió en la segunda película más cara de la historia en el momento de su estreno, sólo superada por la versión muda de 'Ben-Hur', aunque en 1946 fue superada por el western 'Duelo al sol', de King Vidor.

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"Me importa un bledo" y las lágrimas de un hombre

"Me importa un bledo" y las lágrimas de un hombre

Existe la leyenda popular de que el Código Hays estuvo a punto de eliminar la mítica frase que Rhett Butler le dedica a Escarlata antes de abandonarla definitivamente: "Frankly, my dear, I don't give a damn" ("Francamente, querida, me importa un bledo" en español) debido al uso de la palabra "damn" (traducida como "bledo" o "maldición"), que era considerada ofensiva por la censura de la época. La leyenda urbana dice que Selznick tuvo que pagar 5.000 dólares por poder usar la palabra, pero, realmente, fue todo más sencillo.

Según expusieron Leonard J. Leff y Jerold L. Simmons en 'The Dame in the Kimono: Hollywood, Censorship and the Production Code', la MPAA aprobó una enmienda al código promulgado el 1 de noviembre de 1939, cuando se estipuló la prohibición de las palabras "hell" (infierno) y "damn" en los diálogos de las películas. La enmienda decía que podían utilizarse dichas palabras en caso de que fuese "esencial y necesario para representar, en un contexto histórico apropiado, cualquier escena o diálogo que estén inspirados o basados en sucesos históricos o folclore". Se aprovechó ese resquicio, con el que se logró que el diálogo final de Clark Gable no tuviese que eliminarse. En el doblaje al español, se optó por suavizar un poco la frase, para evitar la censura, quedando así: "Francamente, querida, eso no me importa".

Además, Clark Gable tuvo que hacer un gran esfuerzo para llorar en la gran pantalla. El actor debía mostrar su dolor y tristeza por la muerte de su única hija, Bonnie, tras caerse montando a caballo. En un primer momento, Gable se negó a llorar, ya que no encajaba con su imagen de hombre duro que no muestra sus sentimientos. Gracias a los consejos de Olivia de Havilland, el actor cedió y mostró una de sus mejores interpretaciones vistas en la gran pantalla.

Mención aparte está el salario que cobró el actor fue de 125.000 dólares por 75 días de rodaje, mucho más que lo que cobró Vivien Leigh, que fueron 25.000 dólares por 125 días. A día de hoy, estas diferencias salariales causarían una gran polémica pero, en defensa de Gable, se puede argumentar que el actor cobró por un caché superior que el de Leigh, al ser ya un actor consagrado y ganador de un Oscar, mientras que Leigh era una actriz poco conocida aún, siendo su papel de Escarlata su salto definitivo al estrellato. Aun así, la diferencia es abismal e innegable.

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Un (racista) preestreno de tres días

Un (racista) preestreno de tres días

Aunque tuvo un preestreno inicial en un cine de Riverside, California, como testeo para el público, ya que la película aún no estaba del todo editada, fue su estreno en Atlanta el que fue el gran evento del año para la ciudad. El Loew's Grand Theatre de Atlanta se convirtió en una première que duró tres días, en los que se aprovechó para organizar varias festividades en las que se contó con la presencia del alcalde de la ciudad y en las que hubo bailes de disfraces y hasta desfiles de limusinas con los protagonistas de la película. Al evento asistieron más de 300.000 personas.

Pese a ser calificado, en el futuro, por el presidente Jimmy Carter como "el mayor acontecimiento en el sur de toda" su vida, lo cierto es que estuvo cargado de polémica, especialmente cuando se analiza la película y todo lo que giraba a su alrededor desde un punto de vista actual. En el preestreno en Atlanta, la ciudad se llenó de banderas confederadas y los actores afroamericanos que aparecían en la película no pudieron asistir ninguno al preestreno debido a las leyes segregacionistas Jim Crow del estado de Georgia, que impedía a personas negras sentarse al lado de personas blancas.

Según Warren G. Harris, biógrafo de Clark Gable, el actor amenazó con boicotear el evento tras enterarse de que sus compañeros afroamericanos tenían prohibida la entrada. Sin embargo, Hattie McDaniel, la mítica Mammy, le logró convencer para que asistiese. Al evento tampoco acudieron Leslie Howard, Ashley en la película, debido que regresó a Inglaterra para luchar en la Segunda Guerra Mundial y el director Victor Fleming, que tuvo fuertes desavenencias con David O. Selznick y optó por no acudir.

Tras esta première en Atlanta, hubo dos preestrenos más del largometraje, uno en Nueva York y otro en Los Ángeles, a los que todos los actores pudieron acudir. Es más, a la première de Los Ángeles asistieron varias actrices que fueron candidatas a interpretar a Escarlata O'Hara, como Joan Crawford, Paulette Goddard o Norma Shearer.

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La película más taquillera de la historia

La película más taquillera de la historia

'Lo que el viento se llevó' se convirtió en un éxito inmediato de taquilla. Lo curioso es que su estreno fue, originalmente, muy limitado, provocando que surjan reservas para asistir a verla y que el precio de la entrada superara un dólar, lo que hacía que costase el doble que el precio de entrada del resto de películas. MGM exigía un 70% de los beneficios en taquilla, lo que complicó que el estreno fuese mayor, ya que en la época el estudio se quedaba con el 30 ó 35%. Sin embargo, tal fue la cantidad de gente que iba a ver la película, que tuvieron que reducir los beneficios a un 50%, lo que hizo que la película pudiera estrenarse en más salas, logrando un acertado efecto boca-boca. Todo el mundo quería ver el complicado amor de Escarlata O'Hara y Rhett Butler. Más de 60 millones de espectadores vieron, sólo en Estados Unidos, 'Lo que el viento se llevó' logrando cifras récord allá donde se estrenaba, incluido Londres, asolado por los ataques del Blitz, por parte del ejército alemán, en plena Segunda Guerra Mundial.

Es más, teniendo en cuenta cada reestreno que ha tenido, 'Lo que el viento se llevó' es considerada la película más taquillera de la historia, teniendo en cuenta la inflación. Según Box Office Mojo, sólo en Estados Unidos, el filme logró, ajustándolo a la inflación, 1,8 millones de dólares, superando con creces a 'Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza' (en segundo lugar con 1,59 millones) y a 'Sonrisas y lágrimas' (tercer puesto con 1,27 millones). Los datos globales hacen que, ajustándolos a la inflación, la película ha logrado más de 3.330 millones de dólares en todo el mundo, ni siquiera 'Avatar' ha podido derribar datos tan épicos.

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Arrasaba con cada preestreno

Arrasaba con cada preestreno

Y esos datos no dejan lugar a dudas de que 'Lo que el viento se llevó' arrasaba con todo a su paso. Es más, junto con 'Blancanieves y los siete enanitos', es uno de los largometrajes del Hollywood dorado que más se ha reestrenado en salas y con datos excepcionales de taquilla, convirtiendo al filme de Victor Fleming en un innegable clásico atemporal del séptimo arte.

Su primer reestreno fue en 1942, con los derechos ya en plena posesión de MGM. Una vez más, el público se postró ante los pies de la épica historia de amor de Escarlata O'Hara y Rhett Butler. El filme volvió a los cines en 1947 y en 1954 regresó a los cines, aunque con una novedosa proyección en formato panorámico, aunque para ello se recortasen los bordes de las partes superiores e inferiores para que el filme tuviese una relación de aspecto de 1,75:1.

En 1961 volvió a los cines para conmemorar el centenario del inicio de la Guerra Civil Estadounidense y, para ello, se organizó una gran première en el Loew's Grand Theatre de Atlanta que contó con la asistencia de David O. Selznick, productor del filme, y las actrices Vivien Leigh y Olivia de Havilland. La gran ausencia fue la de Clark Gable, que murió un año antes. La película, además, se reestrenó con éxito en 1971, 1974 y 1989, esta última vez con restauración digital. En 2013 en el Reino Unido y en el 2014 en Estados Unidos se volvió a relanzar el largometraje en cines, para celebrar su 75º aniversario.

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No toda la crítica la quiso

No toda la crítica la quiso

Nadie duda de la importancia histórica de 'Lo que el viento se llevó' en cines. Desde su estreno, la crítica se postró a los pies de esta obra maestra. Muy aplaudidos fueron sus logros técnicos, así como el ser uno de los proyectos más ambiciosos vistos en el cine de la época y también las interpretaciones de Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland y Hattie McDaniel.

Sin embargo, no todas las críticas fueron buenas. Por ejemplo, Franz Hoellering, del The Nation, dijo: "Es una película que se ha convertido en un acontecimiento importante para la historia del cine, pero es simplemente un logro menor para el séptimo arte. [...] Es puro y mero espectáculo". En esa opinión estaba también Frank S. Nugent, del New York Times que dijo que no era la mejor película jamás realizada y que era un relato "bellamente narrado".

Las críticas negativas de la época se centraron en su excesiva duración, el largometraje dura 238 minutos, y culpan de querer ser lo más fiel a la novela original como el principal motivo. John C. Finn escribió la revista Variety lo siguiente: "En su anhelo de no querer dejar fuera ningún detalle de la novela, Selznick ha dejado entrar demasiado". Más severos fueron los comentarios de la crítica en sus continuos reestrenos, que consideraron que el filme no había envejecido bien y lo atacaron por su posible mensaje racista.

Arthur Schlesinger, de la revista Atlantic, lo apuntó así en 1973. Un comentario similar fue el de Stanley Kauffmann, de The New Republic, que la tildó de ser "una experiencia olvidable" con un guion "mal escrito", diálogos "muy superfluos" y una escenografía propia de "postal turística". Pese a ello, en la actualidad el filme tiene más defensores que retractores en la actualidad, como la revista Sight and Sound, que la consideró uno de los grandes largometrajes de la historia del cine en 2012 o la BBC, que la incluyó entre las 100 mejores películas de la historia.

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Todo un récord de Oscar

Todo un récord de Oscar

Al igual que la película batía récords de taquilla y era alabada por la prensa de todo el mundo, 'Lo que el viento se llevó' arrasó también en los premios Oscar. En la 12ª edición del certamen, el filme logró 13 nominaciones, una cifra récord que hizo de la cinta, la película más nominada en la historia de los Oscar. Esas 13 nominaciones se tradujeron en ocho estatuillas, incluidas las de mejor película, mejor dirección, mejor actriz, mejor actriz de reparto y mejor guion.

Sin embargo, tales fueron sus méritos técnicos, innovadores para la industria, que se concedieron dos estatuillas más honoríficas, una a David O. Selznick y Don Musgrave como "pioneros en la utilización de quipos coordinados en la producción" y otra a William Cameron Menzies, por su "utilización del color para la mejor del dramatismo en la película".

Para infortunio del largometraje, sus récords fueron superados después por otras películas, que también fueron obras maestras. En 1958, 'Gigi', de Vincente Minnelli, superó a 'Lo que el viento se llevó' logrando nueve estatuillas en los Oscar. Si se cuenta a los dos Oscar honoríficos, el récord de 'Lo que el viento se llevó' fue superado en 1959 por 'Ben-Hur', de William Wyler, que logró 11 estatuillas. En lo referente a mayor número de nominaciones, en 1950 le superó 'Eva al desnudo', de Joseph L. Mankiewicz, al lograr 14 candidaturas en los Oscar.

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Los Oscar con más colores y pioneros

Los Oscar con más colores y pioneros

La victoria de 'Lo que el viento se llevó' hizo historia por muchos motivos, la mayor parte de ellos por su innovación en varios ámbitos. Por ejemplo, se convirtió en el primer largometraje en color en lograr el premio a la mejor película en los Oscar. Todo un hito para el cine, ya que no volvería a suceder hasta 1951, cuando ganó 'Un americano en París', de Vincente Minnelli.

El color fue muy importante para 'Lo que el viento se llevó', en todos los sentidos, ya que la actriz afroamericana Hattie McDaniel logró el Oscar a la mejor actriz de reparto, convirtiéndose en la primera persona negra en conseguir una estatuilla en los premios. Toda una hazaña para una mujer que marcó un antes y un después, ya que logró el Oscar en plena época segregacionista. De hecho, McDaniel y el resto del reparto que no era blanco fueron obligados a sentarse en una mesa separada del resto de sus compañeros de profesión.

Pese a ello, McDaniel agradeció el premio y dio un emotivo discurso en el que mostraba su orgullo para haber ganado y por servir de ejemplo para otros actores negros: "Compañeros de profesión y otros invitados, este es uno de los momentos más felices de mi vida. Quiero dar las gracias a los miembros de la Academia por elegirme para el premio y por formar parte de vosotros. [...] Y usaré esto como apoyo para cualquier proyecto que haga en el futuro y, sinceramente, espero poder ser siempre una referencia para mi raza y para la industria cinematográfica".

Un ejemplo de primer paso contra la segregación racial. Sin duda, paradójico, puesto que el mensaje de 'Lo que el viento se llevó' no estaba, precisamente, muy a favor de la igualdad, sino más bien al contrario.

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Comparada, injustamente, con 'El nacimiento de una nación'

Comparada, injustamente, con 'El nacimiento de una nación'

Con el paso del tiempo fueron surgiendo voces más críticas con la película, ya que, según varios analistas, la representación de los personajes negros "glorificaba" la esclavitud, además de mostrar a los sureños como simples "víctimas" de la Guerra Civil Estadounidense. Muchos comentaristas y expertos afroamericanos, como Carlton Moss, se mostraron muy escépticos con la película, llegándola a comparar con 'El nacimiento de una nación', película indispensable para la historia del cine pero con un mensaje abiertamente racista y que hacía apología al Ku Klux Klan.

Ni siquiera la victoria de Hattie McDaniel en los Oscar logró calmar los ánimos, ya que Walter Francis White, líder de la National Association for the Advancement of Colored People, dijo que la actriz era "un Tío Tom" (término peyorativo que se usaba para catalogar a los negros estadounidenses que eran "demasiado serviciales" con la gente blanca). McDaniel se defendió declarando que prefería "ganar 700 dólares a la semana interpretando a una criada que ganar siete dólares por ser una", además de destacar que White, pese a buscar la igualdad y luchar con el segregacionismo, quizás no era el más indicado para hablar en nombre de la población negra, ya que él era de piel blanca y ojos claros, pese a tener sangre africana.

Pese a su controvertida representación de la población negra, sí ha habido defensores en la comunidad afroamericana que destacaron la interpretación de Hattie McDaniel, que ayudó a crear esperanza sobre la evolución de personajes negros en el cine, sino también como el haber provocado un inicio de cambio en la forma en la que las personas afroamericanas eran representadas en el cine.

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Ha querido prohibirse...en el siglo XXI

Ha querido prohibirse...en el siglo XXI

Su condescendencia con la población del Sur, que apoyaba la esclavitud, así como el perpetuar mitos de la Guerra de Secesión y el ser considerada "un arma del terror contra la Norteamérica negra" por parte de algunas comunidades de afroamericanos han hecho que su exhibición en el presente se torne más complicada, así como el admirar su legado. De hecho, son muchas voces que, en pleno siglo XXI, han pedido su prohibición en reestrenos.

En agosto de 2017, la película fue retirada de la programación de reposiciones de un cine de Menfis, en Tennessee, tras recibir muchos comentarios en redes sociales por ser "una película insensible y racista" y por el retrato a la gente afroamericana. Es, justamente, en las redes sociales donde han surgido movimientos para condenar la película al ostracismo, llegando a comparar 'Lo que el viento se llevó' con el cine de Leni Riefenstahl, realizadora conocida por haber creado largometrajes documentales propagandístico para la Alemania nazi.

A eso hay que unirle que 'Lo que el viento se llevó' fue también muy criticada por su representación de lo que, actualmente, es considerado "violación en un matrimonio", ya que Rhett obliga a Escarlata a tener relaciones sexuales, aunque después ésta cede, provocando un nuevo embarazo. Esa escena, que aparecía en la novela original de Margaret Mitchell, hizo que múltiples comunidades a favor de los derechos de la mujer y feministas exigiesen la eliminación o modificación de dicha escena, peticiones hechas sobre todo en redes sociales o, directamente, su prohibición, ya que "entremezclaba romance y sexo forzado". La escritora feminista y crítica de cine, Molly Haskell, argumentó que, realmente, la mayor parte del público femenino es acrítica con la escena, ya que la representación era más cercana a que "él tomase la iniciativa" que a una agresión sexual.

Pese a esas voces críticas, 'Lo que el viento se llevó' sigue siendo muy popular entre el público actual, muestra de ello fue que una de las películas más populares entre el público estadounidense según una encuesta que realizó Harris Interactive en 2014 en la que aparecían otros clásicos del cine como 'El Padrino', 'Casablanca', 'Ciudadano Kane' o 'Qué bello es vivir'.

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Preservada para la historia

Preservada para la historia

En 1989, 'Lo que el viento se llevó' fue seleccionada para formar parte de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América para ser preservada para la historia por ser "cultural, histórica y estéticamente significativa". También fue elegida para su conservación por el National Film Registry el mismo año.

A ello hay que unirle que fue el American Film Institute la incluyó entre las 100 mejores películas de la historia en 2007, en un honroso sexto puesto y en 2016 fue reconocida como el noveno "mejor triunfo de un director" en un estudio del Sindicato de Directores de Estados Unidos.

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Las fallidas secuelas de 'Lo que el viento se llevó'

Las fallidas secuelas de 'Lo que el viento se llevó'

Tal fue el éxito de la película, que en seguida llegaron las peticiones de secuela. La autora de la novela original, Margaret Mitchell, no estaba segura de querer hacer una segunda parte que narrase el destino de Escalarta y Rhett. Por ello, se negó a escribir una continuación pese a la presión de David O. Selznick y la MGM. Tras la muerte de Mitchell, en 1949, una segunda parte parecía imposible hasta 1975, cuando Stephen Mitchell, hermano de la autora fallecida, se hizo cargo de los derechos de la obra de su hermana y autorizó la producción de una segunda parte. MGM, junto con Universal, trabajaron para producir una secuela con un presupuesto de 12 millones de dólares.

La elegida para escribir la secuela en forma de novela fue Anne Edwards, que presentó una secuela titulada 'Tara, la continuación de Lo que el viento se llevó', que tenía 775 páginas y que se centraba en el divorcio de Escarlata y Rhett, ambientándose entre 1872 y 1882. Sin embargo, el escrito no le gustó a la MGM y el proyecto se descartó.

En 1991 se publicó 'Escarlata', escrita por Alexandra Ripley, que se convirtió en la secuela de la novela de Margaret Mitchell, en la que se narran los eventos que tuvieron lugar justo después de que Rhett abandonase a Escarlata. La novela fue vapuleada por la crítica y por el público, pese a convertirse en un best-seller. En 1994 se adaptó en forma de miniserie con Joanne Whalley-Kilmer como Escarlata y Timothy Dalton como Rhett, que también fue rechazada tanto por el público, como por la prensa.

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El estreno en España fue con 11 años de retraso por la dictadura

El estreno en España fue con 11 años de retraso por la dictadura

Sin duda, muy curioso el caso de 'Lo que el viento se llevó' en España. La película tardó 11 años en estrenarse debido a la censura franquista, según se narró en el programa 'En días como hoy' de RNE, por la "lascivia contumaz" de su protagonista femenina, que buscaba a un hombre casado (Ashley), algo que escandalizó a la Iglesia Católica. Fue el 17 de noviembre de 1950 cuando, por fin, el largometraje pasó el corte de la censura, proyectándose en un cine de Madrid y en otro de Barcelona.

En Madrid fue el majestuoso Palacio de la Música el que acogió el estreno de la épica historia de amor entre Clark Gable y Vivien Leigh, mientras que en Barcelona fue el elegante Windsor Palace. Tanto en Madrid como en Barcelona, la expectación fue máxima, provocando largas colas para ver ese gran éxito que había arrasado en todo el mundo. Con localidades para casi 2.000 asistentes, fue el gran evento cinematográfico de 1950 en una España que empezaba a salir de la posguerra. Eso sí, su clasificación fue muy estricta, la Iglesia Católica impuso una calificación de 3R (mayores con reparo) y estuvo a punto de calificarla con un 4 (gravemente peligrosa), alertando que el ver la película podría provocar riesgo de excomunión para todo aquel creyente que la quisiese ver. La película se mantuvo un año entero en cartelera.

Eso sí, los que no tuvieron ningún problema en verla y sin censura fueron las autoridades españolas. Según Pablo León Aguinaga en 'Sospechosos habituales'. El cine norteamericano, Estados Unidos y la España franquista', en febrero de 1943, junto con otros espectadores ilustres como el obispo de Madrid, vieron de forma privada la película, siete años antes de su estreno oficial. En marzo del mismo año, el dictador, Francisco Franco, tuvo la suerte de poder ver la película en su residencia, el Palacio del Pardo.

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