El hijo de Gary Oldman defiende a su padre ante las acusaciones de maltrato

El papel con el que Gary Oldman consiguió brillar por primera vez en 1986 fue nada más y nada menos que el del famoso bajista del grupo de punk británico 'Sex Pistols' en 'Sid y Nancy'. La cinta cuenta la salida del músico de la banda, sus intentos por empezar una carrera en solitario y, por encima de todo, la tóxica relación con su novia Nancy Spungen, interpretada por Chloe Webb. Drogas, alcohol, comportamiento agresivo y autodestructivo...Si bien puede parecer tarea sencilla interpretar a un músico, interpretar a la mismísima leyenda del punk Sid Vicious es todo un reto y no cualquier actor podría hacerlo. Gary Oldman dejó de comer durante mucho tiempo para perder peso para el papel hasta tal punto que fue hospitalizado durante unos días por desnutrición.

A pesar de que el actor ha sido muy crítico con la película (especialmente con su guión) y ni si quiera la tiene en cuenta, no podría haber un mejor Sid Vicious. La revista Premiere considera la interpretación de Oldman entre su lista de las mejores 100 interpretaciones de todos los tiempos, siendo la número #62 en el ranking.

En la cinta dirigida por Stephen Frears, Gary Oldman interpreta al célebre dramaturgo británico Joe Orton, determinado a vivir su vida al máximo, rodeado de placer y sexo. Este biopic, uno de los más fuertes de finales de los 80, cuenta la trágica relación entre Orton y su amante Kenneth Halliwell (Alfred Molina) y la frustración de este al ver que su pareja consigue alcanzar el éxito y él no.

Este supuso el siguiente papel de Gary Oldman tras interpretar a Sid Vicius en 'Sid & Nancy', roles completamente diferentes y momento en el que quedó demostrando el talento del actor de reinventarse a sí mismo.

Inspirándose en la novela original de 1897, Gary Oldman se puso al servicio de Francis Ford Coppola para crear a un Drácula como nunca lo habíamos visto hasta el momento. Un personaje de lo más arriesgado con una interpretación que le valió un aluvión de críticas positivas. Seductor y malvado, más motivado por el amor que por la sangre, este nuevo Drácula encarnado por Oldman se convierte en el punto fuerte de una película de terror sobresaliente de por sí que supuso el retorno al éxito de Coppola.

El asesinato del presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963 supuso el inicio de un sinfín de teorías conspiratorias y leyendas urbanas que trataban de dar explicación uno de los mayores misterios del siglo XX: ¿quién mató a Kennedy?

Después haber dado vida a varios personajes históricos, Gary Oldman se pone en la piel de Lee Harvey Oswald el presunto asesino de presidente, bajo la dirección de Oliver Stone en una cinta que logró hacerse con ocho nominaciones a los Oscar. El actor hizo varios viajes de investigación entre Dallas y Nueva Orleans para profundizar mejor su personaje.

Con un reparto estrella formado por Kevin Costner, Kevin Bacon o Tommy Lee Jones, Oldman da vida a un Oswald que, aunque con escaso diálogo y una aparición prácticamente limitada a flashbacks, interpreta tan bien su agitado comportamiento y peculiar forma de ser que consigue hacer a los espectadores replantearse las leyendas y preguntarse si verdaderamente cometió o no el asesinato, al igual que si actuó sólo o en compañía de alguien más.

Bajo la dirección de Tony Scott y con el guión del mismísimo Quentin Tarantino, Gary Oldman se transforma por completo para convertirse en un proxeneta jamaicano de lo más chungo en 'Amor a quemarropa'. Dueño de un prostíbulo donde el personaje de una jovencísima Patricia Arquette trabaja y traficante de drogas, su interpretación, aunque fugaz, demuestra una vez más la capacidad camaleónica de Oldman al transformarse en todo lo contrario a lo que es él.

Rastas, dientes de oro, cicatrices y una chaqueta con estampado de guepardo convierten a Drexl en un personaje que, a pesar de aparecer 10 minutos en la gran pantalla, se convierte en uno de los personajes inolvidables no sólo de todo el thriller sino de toda la carrera de Gary Oldman. El actor sigue considerando esta bizarra y rápida interpretación como una de sus favoritas y asegura que él mismo planeó su vestuario asegurando que para los pocos minutos que iba a aparecer quería destacar. Y así fue.

Una de las películas de los 90 que más recordamos con cariño por la entrañable relación de Milla Jovovich y Bruce Willis es 'El quinto elemento' de Luc Besson. Sin embargo, no solo Leelo y Korben Dallas son lo más memorable de la futurista cinta. Aunque muchos no hayan caído hasta ahora, es el mismísimo Gary Oldman el que interpreta al más que excéntrico villano Jean-Baptiste Emanuel Zorg, un hombre dispuesto a todo para conseguir sus propósitos y con una filosofía de vida de lo más peculiar. Un personaje y una interpretación maravillosa que nos intenta hacer creer que realmente no es el tipo malo cuando en realidad desea la destrucción total del planeta.

De interpretar al bajista punk más famoso de todos los tiempos en 'Sid y Nancy' en 1986 al legendario Ludwig van Beethoven en 1994 bajo la dirección de Bernard Rose. Basada en un poema del compositor a su misterioso amor inmortal, Gary Oldman se pone en su piel, mostrándonos al hombre que hay detrás de la música, capturando a la perfección la esencia de Beethoven como la brillante figura que lucha contra su inminente sordera y sus demonios. Un genio solitario y atormentado que Oldman consigue transmitir, volviendo a demostrar una vez más su versatilidad y su predilección por interpretar a personajes atormentados.

La primera que vez que Luc Besson contó con el actor como villano fue en 'El profesional (León)' en 1994. Su personaje Norman Stansfield lidera una operación de contrabando en las calles de Nueva York. Agresivo y trastornado por el consumo de drogas, hará todo lo posible para que sus negocios sigan adelante, incluso si eso supone matar a familias enteras en un arrebato de ira. La locura y la psicopatía de su personaje están tan bien plasmadas que cuando la cámara nos acerca un poco más hacia él temblamos de terror, convirtiendo a Norman Stansfield en uno de los mejores villanos del cine.

En su recurrente papel como el comisario Jim Gordon, Gary Oldman tiene la oportunidad de convertirse en todo un héroe después de su larga trayectoria de personajes villanos o atormentados (o ambos). Bajo la dirección de Christopher Nolan, se convierte en uno de los elementos más importantes que han conseguido que su trilogía de Batman elevase el cine de los superhéroes a otro nivel. Dotando al personaje de un carisma que ningún otro Jim Gordon ha conseguido alcanzar, se convierte en la voz de la razón del superhéroe, el poli bueno en una ciudad plagada por maldad y corrupción y la única persona en la que Batman puede confiar.

Gracias a 'El topo' Gary Oldman consiguió hacerse con su primera nominación de la Academia en 2012. Ambientada en la época de la Guerra Fría, el actor encarna al maestro del espionaje George Smiley basado en las novelas de John le Carre con una interpretación minimalista y de pocas palabras pero suficiente como para convertirse en el punto fuerte de la cinta. Para prepararse para su papel el actor seleccionó meticulosamente las gafas de Smiley, ganó peso y adoptó movimientos similares al George Smiley de Alec Guinness, primer actor que interpretó al personaje en la serie de televisión de la BBC de 1979. Compartió reparto con actores de nivel como Colin Firth, Benedict Cumberbatch o John Hurt. Gary Oldman considera su papel en la película como el más estresante y difícil debido a la sencillez del personaje pero a la vez la complejidad que tenía que transmitir con él.

Aunque su aparición en el universo de 'Harry Potter' se limitase únicamente a cuatro películas, Oldman consiguió convertir a Sirius Black en uno de los personajes más respetados del universo fantástico. El actor decidió introducirse en la aclamada franquicia e interpretar al atormentado padrino de Harry Potter, perseguido injustamente por los altos cargos del mundo mágico. Dotó a su personaje de una interpretación tan cálida y humana que convirtió a Sirius Black en uno de los personajes más amados salidos de las páginas de las novelas de J.K Rowling y, por supuesto, Sirius Black será para siempre uno de los papeles más recordados de la carrera de Gary Oldman.

Su interpretación del mismísimo primer ministro británico Winston Churchill le ha convertido en un favoritísimo en la carrera de los Oscar 2018. Su maravillosa transformación física, la que incluye prótesis faciales y muchísimas horas de maquillaje junto con la capacidad camaleónica del actor lo han convertido en un Churchill prácticamente perfecto. Verle interpretar al ministro tomando una de las decisiones más importantes de su vida y que cambiaría el curso de la guerra le ha valido el Globo de Oro, BAFTA, AACTA y SAG a mejor actor y, por tanto, una apuesta más que segura para hacerse por fin con el más que merecido Oscar.