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CRÍTICA

'Verano de una familia de Tokio': El humor de lo cotidiano

Yôji Yamada dirige 'Verano de una familia de Tokio', secuela del éxito 'Maravillosa familia de Tokio'. Protagonizada por Isao Hashizume, Masahiko Nishimura y Yui Natsukawa.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 6 de Abril 2018 | 12:14
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Está claro que el veterano Yôji Yamada quiere continuar explorando las relaciones familiares y quiere seguir haciéndolo en clave de comedia. Tras 'Una familia de Tokio', en la que rendía tributo a la magnífica 'Cuentos de Tokio' de Yasujiro Ozu, el cineasta reformuló ese homenaje en forma de disparatada comedia de enredo con 'Maravillosa familia de Tokio', ahora llega su secuela, 'Verano de una familia de Tokio', evolución clara de su antecesora y con cierto tono tragicómico.

Verano de una familia de Tokio

Parece que el matrimonio de Shuzo y Tomiko ha logrado cierto equilibrio, al menos han logrado evitar el famoso divorcio que revolucionó a toda la familia Hirata. Cuando ella decide marcharse con sus amigas a Noruega para ver la aurora boreal, Shuzo opta por reencontrarse con viejos amigos y recordar otros tiempos. Sin embargo, un pequeño accidente de tráfico provocará que, debido a su edad, deba volver a examinarse para sacarse el carné de conducir, desatando el conflicto en la familia, ya que sus hijos piensan que ya está muy mayor para llevar el volante de un coche, algo que chocará con el carácter del patriarca Hirata, que siente que quieren retirarlo antes de tiempo.

Los conflictos cotidianos de la familia

Al igual que sucedió con 'Maravillosa familia de Tokio', hay que tener en cuenta de que esta secuela tampoco quiere ser un homenaje a la poesía de lo cotidiano del cine de Yasujiro Ozu, aunque en el fondo guarde mensajes muy similares a su obra. Se trata de una continuación aparentemente más liviana y con escenas que rozan el slapstick que, a primera vista, darán la impresión de estar ante una secuela menos profunda que su antecesora.

Verano de una familia de Tokio

Nada más lejos de la realidad, ya que esos chistes y situaciones cómicas básicas, el humor viene de caídas a típicos chascarrillos de ancianos, esconden un alegato hacia el respeto a los mayores, tanto el ámbito familiar como en el social. Yamada, que vuelve a contar para el guion con Emiko Hiramatsu, guionista habitual en sus últimas películas y considerada una de las mujeres que más atino tiene en el costumbrismo japonés actual, opta por dejar los problemas matrimoniales a un lado y hacer énfasis en las relaciones entre los hijos y el patriarca de la familia, así como también la relación de este abuelo cascarrabias con sus hijos políticos.

El humor costumbrista de Yôji Yamada

Detrás de ese humor, de esos comentarios de hijos conservadores, que son el espejo del machismo de la sociedad japonesa actual, se esconde un retrato amargo sobre un hombre veterano que sabe que su vida empieza a llegar a su fin y cuya descendencia no le deja llevarlo dentro de su propio orgullo. Eso sí, Yamada lo muestra de forma, aparentemente, ligera y con un humor que empieza siendo chabacano, ácido y satírico como el de 'Shin Chan' pero vulgar en sí; y termina derivando en escenas propias del humor negro.

Verano de una familia de Tokio

Aunque se aprecie en 'Maravillosa familia de Tokio' un mayor equilibrio, gracias a la presencia de la abuela, que aquí tiene un protagonismo casi secundario, 'Verano de una familia de Tokio' ofrece un retrato más profundo de ese hombre cascarrabias que no ha escarmentado de los errores en su matrimonio, pero que sí muestra mayor sensibilidad a la hora de enfrentarse al aparente declive que sus hijos y la sociedad en sí le quieren hacer ver.

'Verano de una familia de Tokio' mantiene la chispa de su antecesora y deja entrever que la tercera parte de esta paródica trilogía dirigida por Yamada será un episodio más ácido y amargo. De momento, toca disfrutar de nuevo con las desventuras del clan Hirata, una oportunidad para que el público se reencuentre con personajes tan absurdos como carismáticos.

Nota: 8

Lo mejor: Ese toque de humor negro, que la diferencia de su antecesora.

Lo peor: Que aparente ser muy ligera y su humor pueda no ser entendido por cierto público.