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PASIÓN FELLINIANA

'La dolce vita', las siete jornadas de lujos y excesos de la obra maestra de Fellini

'La dolce vita' es una de las películas más emblemáticas del cineasta italiano Federico Fellini. Protagonizada por Marcello Mastroianni, Anouk Aimée y Anita Ekberg.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 3 de Febrero 2019 | 12:34
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Entre las grandes joyas cinematográficas que provienen de Italia, 'La dolce vita' es una de las más emblemáticas, así como también una de las que tiene un mayor número de escenas míticas que forman parte de la memoria colectiva de la historia del cine. Es una de las grandes obras cumbre de Federico Fellini, así como también de la cinematografía europea, que ha inspirado a varios cineastas posteriores como Woody Allen, Sofia Coppola o Paolo Sorrentino.

La dolce vita

Según varios analistas, 'La dolce vita' marca el punto de inflexión en el cine de Fellini, ya que es uno de sus largometrajes de transición en su período neorrealista, no hay que olvidar que fue el guionista de 'Roma, ciudad abierta' de Roberto Rossellini, y antes de 'La dolce vita' realizó 'La Strada' y 'Las noches de Cabiria'; y su etapa simbolista, la que dejó esas grandes obras maestras que son 'Fellini 8½', 'Satiricón' o 'Amarcord'. Y es que, justamente, la narrativa de 'La dolce vita' es completamente innovadora, ya que sigue siete jornadas de la vida del periodista Marcello Rubini, un hombre desencantado con su vida, que se dedica a escribir sobre estrellas de la farándula, la aristocracia y otros sucesos de índole excepcional.

La obra maestra de Federico Fellini

Con escenas llenas de significado, desde su prólogo hasta su epílogo, 'La dolce vita' es, sobre todo, recordada por esa mítica escena en la que la sensual Anita Ekberg se introduce dentro de la icónica Fontana di Trevi para darse un insinuante baño e invitando a Marcello Mastroianni a acompañarla con otra frase tan mítica como la escena: "Marcello, come here!".

Ganadora de la Palma de Oro del 13º Festival de Cannes, de un Oscar al mejor vestuario y un David di Donatello al mejor dirección, 'La dolce vita' es la elegancia de la decadencia, la mirada ácida y afilada de Fellini a una sociedad que empezaba a levantar cabeza. No exenta de polémica, el filme estuvo censurado en varios países del mundo, condenada por la Iglesia Católica y prohibida en España durante 21 años, es momento de acercarse a 'La dolce vita' y adentrarse por los excesos de la fama y el glamur.

'La dolce vita', la obra maestra de Federico Fellini

Siete días, siete significados

Siete días, siete significados

Como se ha comentado antes, la estructura narrativa de 'La dolce vita' es uno de sus puntos más innovadores. De hecho, mucho se ha escrito alrededor de cómo Fellini configuró el filme y, lo más interesante, el significado que se ha buscado al número siete, cifra cuasi protagonista. Siete son los días que se narran de la vida de Marcello Rubini, dividido en varios episodios y subepisodios, más un prólogo y un epílogo. Según Tullio Tezich, escritor, crítico, amigo y biógrafo de Fellini, en su libro 'Su La dolce vita con Federico Fellini: giorno per giorno la storia di un film che ha fatto epoca', ese número también evoca a los siete pecados capitales, los siete sacramentos, las siete virtudes y los siete días de la creación de Dios.

No es de extrañar esa conclusión, con un prólogo en el que se ve una escultura de Jesucristo transportada por un helicóptero sobre las ruinas del acueducto de Roma, una metáfora sobre la Roma antigua, la mística, y un epílogo con un leviatán cautivo, una mantarraya gigante, que sirve de desenlace del filme. Llena de simbolismo, Fellini llegó a decir que sus películas eran "para ser vistas, no comprendidas". Una visión compartida por varios críticos y analistas. Sin embargo, quizás, siguiendo esas declaraciones, ya que Peter Bondanella, profesor emérito de lengua italiana en la Universidad de Indiana, en su libro 'The Cinema of Federico Fellini', le restó importancia diciendo que "a cualquier crítico que haya escrito sobre 'La dolce vita' que no esté hipnotizado por el siete, ese número mágico, le resultará casi imposible organizar las numerosas escenas sobre una base estrictamente numerológica".

La dolce vita en eCartelera

Roma, ciudad recreada

Roma, ciudad recreada

Aunque 'La dolce vita' sea un fiel retrato de la Italia de finales de los años 50, aquella que empezaba a levantar cabeza tras una horrible posguerra, lo cierto es que varias escenas en las que se ven varias calles o sitios emblemáticos de la capital italiana, no fueron rodadas en dichos lugares. Por ejemplo, las escenas en las que se ve la Vía Veneto, la Cúpula de San Pedro y las de las fiestas en discotecas fueron filmadas en los estudios Cinecittà de Roma con escenarios perfectamente recreados.

Sin embargo, no todas las escenas fueron rodadas en estudio, Fellini combinó secuencias grabadas en set con otras filmadas en ubicaciones reales, dependiendo del guion, así como también dependiendo del diseño de producción. Bondanella, en su libro escribió: "Rodar en lugares reales dependía de varios factores, como la luminosidad. Muchas veces se conseguía rodar la escena según el gusto de Fellini, por estar rodado en estudio [...] No obstante, una ubicación real, a menudo, provocaba la creación de una escena modificada y, en consecuencia, un escenario completamente nuevo". Entre los lugares reales en los que se rodó 'La dolce vita' están las escenas de la playa, que corresponden al epílogo, en las que Paola, la camarera, se despide a Marcello y que fueron filmadas en Passo Oscuro, un agradable pueblo turístico de la costa italiana que estaba a 30 kilómetros de Roma.

La dolce vita en eCartelera

Contó con la presencia de la verdadera aristocracia italiana

Contó con la presencia de la verdadera aristocracia italiana

Entre las escenas que se rodaron en ubicaciones reales estuvo la filmada en el palacio real Bassano di Sutri, situado al norte de Roma y que en 'La dolce vita' muestra una fiesta organizada por la aristocracia y la alta sociedad italiana. Fellini, al igual que hizo William Wyler en 1953 con 'Vacaciones en Roma', decidió contar con extras reales para la escena. Es por eso, que en la fiesta se pueden ver a verdaderos nombres de la aristocracia y la alta sociedad italiana.

Aunque, a diferencia de Wyler, Fellini sí hizo que algunos de ellos diesen vida a sirvientes y camareros de la fiesta, no solo a invitados. Además, como sucedió también con el filme protagonizado por Gregory Peck y Audrey Hepburn, el sueldo que se les pagó, estaban obligados a recibirlo debido a exigencias sindicales, fue destinado enteramente a obras de acción social.

La dolce vita en eCartelera

Bajo el agua (helada) de la Fontana di Trevi

Bajo el agua (helada) de la Fontana di Trevi

La mítica escena de la Fontana di Trevi se rodó en invierno. Según un reportaje de la BBC con motivo del 50º aniversario del filme, dicha escena se filmó en marzo, aunque Anita Ekberg aseguró en una entrevista que fue en enero. En ambos meses, la secuencia se rodó en invierno y, con ello, viene una de las anécdotas más curiosas de 'La dolce vita'. El agua estaba helada, pero eso no impidió que la actriz de origen sueco entrase en la fuente con su sensual vestido, que realzaba su exuberante figura, y darse un ardiente baño bajo esas gélidas aguas.

El que sí tuvo problema para entrar en el agua fue Marcello Mastroianni, que exigió llevar un traje de neopreno debajo del traje para reducir la sensación gélida, algo que no evitó que sintiese un frío espantoso, hasta tal punto que se terminó bebiendo una botella entera de vodka para entrar en calor. Otra nota curiosa es que el agua de la Fontana di Trevi no lucía nada cristalina en la grabación. Al estar rodado en blanco y negro, el agua no deslumbraba lo suficiente, pareciendo estar turbia. Un ejecutivo de las aerolíneas Scandinavian Airlines Systeme, que presenciaba el rodaje, ofreció al equipo echar al agua un colorante que usaba la compañía en caso amerizaje de urgencia. Una vez más, al estar en blanco y negro, no se apreciaría el colorante.

Sin embargo, la escena tuvo que rodarse, finalmente, en los estudios Cinecittà, debido al gran cúmulo de gente que se agolpaba en los alrededores del rodaje. Fellini mandó hacer una fuente idéntica, solo que de cartón piedra. A día de hoy, está prohibido meterse en la fuente, con riesgo de multa.

La dolce vita en eCartelera

Un Marcello "demasiado paternal" para ser un seductor

Un Marcello "demasiado paternal" para ser un seductor

Uno de los motivos que hizo que Dino de Laurentiis se negara a producir el filme fue por la elección del protagonista. El productor no quería a Marcello Mastroianni para el papel de Marcello, porque lo consideraba "un actor demasiado blando" y con una imagen "más cercana a la de un padre de familia, que a la de un hombre seductor que tiene aventuras con varias mujeres". Sin embargo, Fellini siempre se mantuvo en sus trece, Mastroianni era el protagonista y no había opción de reemplazo. Aunque, eso sí, antes de pensar en Mastroianni, Fellini pensó en Burt Lancaster, pero finalmente, se decantó por el italiano.

De Laurentiis quería para el papel protagonista al estadounidense Paul Newman, que encajaba más en ese perfil, según el productor. Tras la negativa de Fellini, propuso al francés Gérard Philipe para el papel, físicamente era más similar a Mastroianni, pero el cineasta no cedió y el productor abandonó el proyecto. En ese momento fue una decisión más que acertada, puesto que Philipe murió de un cáncer de hígado en noviembre de 1959, unos meses antes del estreno de 'La dolce vita' en Italia. Además, sería impensable, actualmente, ver 'La dolce vita' sin el gran Mastroianni.

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La negativa de Henry Fonda y la supresión de Luise Rainer

La negativa de Henry Fonda y la supresión de Luise Rainer

Para el papel de Steiner, el intelectual parricida, Fellini pensó en el actor estadounidense Henry Fonda. Sin embargo, el ganador del Oscar por 'En el estanque dorado' rechazó el papel. Por consejo de Pier Paolo Pasolini, Fellini decide fichar al francés Alain Cuny, que ya había trabajado con Michelangelo Antonioni, Louis Malle y Jean Delannoy antes de rodar 'La dolce vita' y que repetiría con Fellini en 'Satiricón'.

Aunque son siete los días que se narran de la vida de Marcello Rubini, hubiera habido un octavo, ya que Fellini había pensado una secuencia principal en la que el periodista mantenía una relación con una escritora mucho mayor que él llamada Dolores y que iba a interpretar la veterana actriz germano-estadounidense Luise Rainer, ganadora de dos Oscar en los años 30 por 'El gran Ziegfeld' y 'La buena Tierra' y que había renegado de Hollywood. Sin embargo, las constantes desavenencias entre la actriz y el director, provocaron una reescritura completa del guion, que terminó en la supresión total de la trama. La actriz, que había viajado a Roma, se marchó furiosa.

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Una sátira no entendida por todos

Una sátira no entendida por todos

Fellini quiso criticar al opulento estilo de vida de la clase alta italiana, mostrando los excesos de una vida llena de fama y placer, pero carente de espíritu. Las fiestas de la alta sociedad, las juergas en la Vía Veneto, el carácter de Marcello, un hombre que tiene un dilema existencial que deriva en elecciones puramente mundanas. Toda la crítica la Roma de los años 50, construida bajo un manto de ruinas de la guerra y con una apariencia superficial y banal es la que el cineasta, que provenía del neorrealismo, quería criticar con 'La dolce vita'.

Sin embargo, pese que su mensaje está muy claro, ya los críticos de la época como el novelista Alberto Moravia, que escribió su reseña para L'Espresso, como Bosley Crowther del New York Times o el cineasta Pier Paolo Pasolini, que escribió sus impresiones del filme en Filmcritica XI, destacaron en sus valoraciones esa crítica a la vida de la alta sociedad con un tono irónico y sardónico. No obstante, el filme fue un éxito comercial... pero no precisamente por la crítica a ese mundo, sino porque el público lo vio como un tributo, lo que provocó que la Vía Veneto se convirtiese en un lugar de referencia para la élite de la época. Al final, lo que Fellini quiso criticar, hizo que se volviese más fuerte.

Aunque, a día de hoy, varios de esos lugares han quedado a manos de millonarios rusos, árabes y chinos, como auténtico símbolo de decadencia. Un ejemplo es el mítico Café de París, que tras varios años cerrado fue comprado por la mafia calabresa y, posteriormente, comprado por inversores chinos, que lo cerraron para convertirlo en el vestíbulo de un hotel de lujo.

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Inventó la palabra "Paparazzi"

Inventó la palabra "Paparazzi"

Hablar de un paparazzi, es mencionar a un tipo de reportero fotográfico dedicado a perseguir a famosos y a hacer fotos de dicha celebridad sin su permiso. Un personaje muy incómodo que encontró su nombre en la película. El amigo y compañero que acompaña a Marcello Rubini en sus crónicas sobre farándula y sucesos milagrosos se llama Paparazzo y, justamente, se dedica a fotografiar de forma intrusiva a famosos. Dicho personaje, inspirado en el fotoperiodista Tazio Secchiaroli, provocó el origen de la palabra "paparazzi" (palabra en plural en italiano, ya que en dicho idioma el plural no lo marca la letra "S" sino la "I"), que es usada para este tipo de "reportero" en varios idiomas, incluido el español.

De hecho, "paparazzi" aparece en el diccionario de la Real Academia Española, donde se pone como origen etimológico, justamente, el nombre del personaje de 'La dolce vita'. En español, "paparazzi" se usa tanto en singular como en plural, aunque varias veces se ha podido ver la palabra "paparazzis" como uso del plural en castellano. En cuanto al origen del nombre en sí, Peter Bondanella lo atribuyó a un "apellido italiano que existe realmente" o una derivación de la palabra "papataceo", un tipo de mosquito grande y muy molesto. No obstante, el coguionista de 'La dolce vita', Ennio Flaiano, dijo que el nombre vino de una novela de George Gissing, el señor Paparazzo, titulada 'By the Ionian Sea' y publicada en 1901.

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Un asesinato, un príncipe y un vestido como inspiración

Un asesinato, un príncipe y un vestido como inspiración

Aunque se ha comentado más de una vez que 'La dolce vita' es una crítica directa al modo de vida de la élite y la alta sociedad italiana, según Manel Carrasco en un artículo para Filmin, "la chispa que lo encendió todo" y el universo que creó Federico Fellini fueron varios sucesos concretos. Uno de ellos fue el asesinato de Wilma Montesi, una joven cuyo cadáver apareció en una playa cercana a la capital italiana el 9 de abril de 1953. Se descubrió que su asesinato estaba relacionado con orgías, drogas y fiestas nocturnas de gente de la alta sociedad, relacionada con la política y con el partido conservador Democracia Cristiana. Entre los sospechosos estuvo el hijo del viceprimer ministro italiano. Pese que no se pudo demostrar su culpa, el caso aún sigue sin haberse resuelto, la imagen de la élite italiana quedó gravemente dañada.

Otra fuente de inspiración fue Alessandro Ruspoli, príncipe de Cerveteri, conde Vignanello y que fue heredero de las principales fortunas de Brasil, fue conocido como un seductor empedernido y como un aristócrata excéntrico. Su forma de vida, llena de juergas y despilfarro, sirvió como referente tanto para construir el carácter superficial de Marcello, como también a las celebridades mostradas en el filme. Otra referencia fue la moda, en la época era muy popular el vestido tipo saco en las mujeres. Brunello Rondi, coguionista de 'La dolce vita', confirmó que ese vestido daba a la mujer "esa sensación lujosa de estar levitando alrededor de un cuerpo que podría ser, físicamente, muy bello" pero "moralmente no tenía por qué serlo". Según Brondi, Fellini encontró en ese tipo de atuendo una metáfora de una mujer "que podía ser muy hermosa, sin embargo, ser por dentro pura miseria y soledad".

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Censurada en varios países y prohibida en España

Censurada en varios países y prohibida en España

El estreno de 'La dolce vita' provocó un verdadero escándalo. La Iglesia Católica lo consideró "una parodia sobre una segunda venida de Jesús", debido a que el filme empieza con una estatua de Cristo siendo llevada en helicóptero al Vaticano. Umberto Tupini, que fue ministro de cultura del breve gobierno del conservador Fernando Tambroni en el año 1960, la catalogó de "película vergonzosa".

El que Fellini retratase a la aristocracia y la alta sociedad de forma tan esperpéntica y directa, Visconti, por ejemplo, nunca la atacó de forma tan explícita, provocó un auténtico tumulto en la sociedad romana. El partido conservador Democracia Cristiana, el mismo que estuvo salpicado por el caso del asesinato de Wilma Montesi, cargó duramente contra la película, llegando a pedir su secuestro al haber provocado "desórdenes públicos". La aristocracia también se ofendió por el retrato "superficial y de doble moral" que se le daba. Por otro lado, el Partido Comunista opta por defenderla, provocando que a Fellini se le tache de bolchevique, traidor, ateo y comunista. El caso terminó en el Senado, donde se decidió no prohibirla. Pese que parecía destinada al fracaso, la polémica provocó el efecto contrario y se convirtió en todo un éxito de taquilla, en Italia logró vender 13,62 millones de entradas y casi tres millones en la vecina Francia, convirtiéndose en uno de los grandes éxitos del cine europeo.

Dicho éxito tardaría 21 años en llegar a España. Debido al escándalo que provocó el contenido del filme, la película estuvo censurada hasta 1981, en junio de ese año llegó a salas de Barcelona y Madrid. Fellini lo atribuyó a "un obsequio mal entendido al Papa, con un sentido hipócritamente piadoso hacia la censura católica. En la película yo ataco ferozmente a esta censura católica", según declaró a El País con motivo del estreno en España. Lo curioso es que, el cineasta se mostró sorprendido por la censura durante más de dos décadas al filme, ya que otras películas posteriores suyas, que fueron más polémicas, no tuvieron problema en estrenarse en España, pese a la dictadura y posterior inicio de Transición. "Desde un punto de vista de una polémica católica, es mucho menos violenta que, por ejemplo, 'Satiricón', e incluso 'Roma'. Curiosamente, esta última película, que desde el punto de vista eclesiástico podía tener problemas de tipo, digamos, de turbación para las relaciones entre el poder eclesiástico y el político, se ha proyectado normalmente en España", declaró. Misterios de la censura. España fue uno de los últimos países donde llegó 'La dolce vita'.

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Su conexión con 'La gran belleza'

Su conexión con 'La gran belleza'

Cuando se ha hablado de la inspiración a otros cineastas, uno de ellos es Paolo Sorrentino. El director de 'Il Divo' y 'La juventud' ha declarado, más de una vez, su fervorosa admiración por Fellini. Es más, esta inspiración se hizo evidente en la obra cumbre del director italiano: 'La gran belleza'. Mostrada en el 66º Festival de Cannes, ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa, Italia no ganaba en esta categoría desde 1998 con 'La vida es bella', la crítica y el público ya apreciaron la inspiración de 'La dolce vita' en 'La gran belleza'.

El paralelismo es claro, un inicio espiritual para derivar en escenas de fiestas, orgías y tétrica decadencia de la vida superficial de la alta sociedad burguesa italiana. Además, el protagonista del filme Sorrentino, Jep Gambardella (Toni Servillo) es también un periodista desencantado con su trabajo que, en otra época, quiso ser escritor. También está la subdivisión de episodios, aunque en 'La gran belleza' es menos claro. Y, al igual que 'La dolce vita', 'La gran belleza' levantó ampollas en la sociedad italiana, aunque de una forma mucho menos llamativa. La crítica la vio como una respuesta contemporánea a la crítica de la decante vida burguesa que ya mostró Fellini en 1960, pero revisada y actualizada.

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