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CRÍTICA

'Sicario: El día del soldado': Josh Brolin y Benicio del Toro se apuntan a una guerra sucia a la altura de las expectativas

Josh Brolin y Benicio del Toro vuelven a la carga en 'Sicario: El día del soldado'. Crítica de una secuela a la altura, a excepción de ciertos detalles.

Por Sandra Sánchez Guerra 29 de Junio 2018 | 09:44

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El mano a mano de Josh Brolin y Benicio Del Toro pegando tiros y leches vuelve a acaparar nuestra absoluta atención en la gran pantalla. Tras 'Sicario', dirigida por Denis Villeneuve, Matt y Alejandro se alían de nuevo para poner en orden, a su manera, el caos de los cárteles mexicanos que está molestando a Estados Unidos. Esta vez sin reglas y sin Kate Macer (Emily Blunt), a quien se echa de menos por cómo contribuía su presencia a la trama, a pesar de que la película sabe mantener la acción, el enganche y el tono de su antecesora.

La frontera entre Estados Unidos y México le está sirviendo a los narcos para colar en el país vecino a terroristas. En la tierra de la libertad, donde cada día se suceden más atentados, el Secretario de Defensa estadounidense recurre a Matt Graver (Brolin) para desplegar sus 'malas artes' y cerrar el goteo de grupos radicales para acabar con la creciente ola terrorista en el país. Esta nueva misión volverá a poner en contacto a Graver con Alejandro (Del Toro) en una guerra que le permitirá ajustar cuentas con quien ordenó el asesinato de su mujer y su hija.

 Benicio del Toro como Alejandro en 'Sicario: El día del soldado'

'Sicario: El día del soldado' plantea un escenario relativamente nuevo en el sentido de que ahora vale todo, de ahí el que la primera estrategia que llevan a cabo Matt y Alejandro sea secuestrar a la hija adolescente de uno de los capos del narcotráfico. Ahora los protagonistas hacen y deshacen a su antojo sobre el terreno, sin la necesidad de tener que contener a un activo que sirva de coartada a la misión, como lo era Kate Macer. Hay mucha más acción y movimiento, es más visceral y aparca el secretismo que inundaba la trama en la primera entrega.

Stefano Sollima ('Suburra', 'Gomorra. La serie') mantiene la esencia de una acción intrépida, frenética y sangrienta, y Taylor Sheridan vuelve a imprimir desde el guión el carácter impredecible de la trama, con esos vuelcos de intenciones que no paran de pegar reveses a la trama. Tiene momentos que te provocan preguntas por que la película y los protagonistas van claramente por delante de ti, aunque 'Sicario: El día del soldado' ha perdido el golpe de gracia de la expectación que te producía hasta al final 'Sicario'. El juego se vuelve más transparente y en algunas ocasiones (pocas, muy contadas) un tanto predecible.

Menos cartas bajo la mesa, más confrontación cara a cara

La falta de esa chispa que traía consigo Emily Blunt se suple con un tratamiento espectacular de los personajes. En este filme, conocemos más del pasado de Alejandro y también se profundiza más en Matt Graver, que tiene una escena final interesante que da otra perspectiva al personaje. La película tiene un claro protagonista independientemente de que hable del equipo de badasses que forman Brolin y Del Toro, de nuevo defendiendo sus papeles de forma espléndida.

Isabela Moner se pone en la piel de la tercera en discordia, la hija del narcotraficante que se ve envuelta en una guerra de intereses. Al principio, vemos una interpretación desentonada y fuera de la línea de buenas actuaciones en la que se mueve 'Sicario: El día del soldado', pero a medida que se mete en materia, Moner se crece y está a la altura del conflicto. Al pie de una realización ya característica de planos aéreos, vistazos a través de cámaras térmicas y música de tensión, esta segunda parte también repite la fórmula de la historia del peón, cediendo parte del protagonismo a una de las fichas que forman parte del dominó del narcotráfico.

 Isabela Moner en 'Sicario: El día del soldado'

De forma intencionada o no, el contexto que sirve de arranque y excusa para dar paso a la guerra se adscribe muy acertadamente a la era Trump, sobre todo por la conclusión a la que se llega. Consigue de nuevo construir un relato de acción para la 'masa' y el gran público en el que te importan los personajes y el juego que se plantea durante la contienda, un mérito que lograron Villeneuve y Sheridan en su momento. Se nota que el responsable de 'Blade Runner 2049', ese director al que parece que no se le resiste nada y que ahora está envuelto en el "proyecto de su vida", la nueva 'Dune', ya no está detrás de 'Sicario'.

Lo peor que tiene la película es lo tozuda que se vuelve en el final, contraria durante unos minutos a llegar a un desenlace. La consecuencia es que estira demasiado los eventos finales y fuerza un poco todo por no cerrarse las puertas de una tercera entrega. Aun así, merece la pena ver este nuevo capítulo de mala leche que se gastan Matt y Alejandro. Un bonito detalle es el homenaje a Jóhann Jóhannsson, compositor de la banda sonora de 'Sicario', en los créditos finales. Tras su muerte el pasado mes de febrero, se ha hecho cargo de la score de esta entrega su colaboradora, la violonchelista Hildur Guðnadóttir.

Nota: 7

Lo mejor: El acercamiento a los personajes y el buen guión que sabe llevar muy bien la acción de lo que acontece.

Lo peor: El final estirado en el que se tuerce un poco lo ya visto.