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CRÍTICA

'Bienvenidos al fin del mundo': La obra más madura y arriesgada de Edgar Wright

Edgar Wright vuelve a colaborar con Simon Pegg y Nick Frost para crear una comedia de ciencia ficción con más complejidad de la que se podría predecir. Crítica SIN SPOILERS.

Por Jesús Márquez 29 de Noviembre 2013 | 10:00

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La trilogía del Cornetto, formada por 'Zombies Party', 'Arma fatal' y 'Bienvenidos al fin del mundo', comparte mucho más que actores protagonistas, Cornettos y elementos de género muy marcados. Puede parecer que temáticamente son tres películas sin ningún nexo en común, pues la historia no sigue de la una a la otra ni se repite ningún tipo de personaje, pero sí que hay temas en común: un análisis en profundidad de 'Bienvenidos al fin del mundo' requeriría examinar con cierta atención a sus predecesoras. ¿Significa eso que es necesario ver 'Zombies Party' y 'Arma fatal' para disfrutar de esta "tercera entrega"? En absoluto, y esa es una de sus mejores bazas para alcanzar a todo tipo de público: incluso hablando únicamente de ella misma y de su complejidad temática, es ante todo una película cuya primera tarea obligatoria es divertirte, entretenerte.

Bienvenidos al fin del mundo

La dramática conclusión del Cornetto

Y Edgar Wright es un experto en divertir. A sus espaldas, además de las otras dos partes de la trilogía, tiene la serie de culto 'Spaced', donde también contaba con Simon Pegg y Nick Frost, y la loca loca 'Scott Pilgrim contra el mundo'. En cada una de las obras que ha dirigido se ha notado su mano y su pulso para el medidísimo chiste visual o dialogado. 'Bienvenidos al fin del mundo' continúa con ese signo identificativo, pero se usa más como un recurso para contar algo que como propio fin. Wright quiere que no haya ni una sola escena aburrida, pero aunque esa es su primera obligación, no es su objetivo, y quizás sea 'Bienvenidos al fin del mundo' su película donde menos apuesta por usar el humor solo para contar humor.

Es aquí donde puede venir cierta decepción si uno se adentra en ella esperando encontrar algo similar a 'Zombies Party' o 'Arma fatal'. 'Bienvenidos al fin del mundo' es la más diferente de las tres en cuanto a términos tonales, pues se compromete a un nivel muy superior y de mayor complicación con los temas que trata. No es la montaña rusa de la diversión que supone 'Arma fatal', ni el perfecto equilibrio de humor y drama que fue 'Zombies Party'; es algo mucho más caótico y difícil de desentrañar, menos redondo a simple vista. Ni a Wright ni a Pegg, escritores de todas las iteraciones de la saga, les ha importado las expectativas preconcebidas del público a la hora de crear 'Bienvenidos al fin del mundo'; en todo caso han jugado con ellas y las han llevado a su favor.

Sin entrar en ningún tipo de spoilers, la película da un giro bastante brusco tras acabar su primer tercio. Irónicamente, antes de este punto de trama el conflicto entre los personajes ya está a flor de piel: el llamémoslo elemento fantástico que se introduce "solo" sirve para materializar la razón de ese conflicto y profundizar en el mismo. El desarrollo de ese conflicto se da en ocasiones por detalles sutiles que podrían hacer que un espectador sin culpa de ello acabe pensando que el elemento fantástico no acaba de cuajar o no tiene una simbiosis demasiado buena con el drama que Wright nos llevaba presentando desde el inicio de la película. Sin embargo, no es tanto que la cinta tenga un problema de comunicación como que podrían ser necesarios varios revisionados para acabar de sacar y entender todo el jugo que es capaz de ofrecer.

Bienvenidos al fin del mundo

Aparentemente podría no parecerlo, pero bajo esa capa de demencial y caótica comedia con toques dramáticos, 'Bienvenidos al fin del mundo' es una película mucho menos tonta de lo que quiere fingir, con varias temáticas que se enlazan entre sí para confluir en el último tercio. Puestos a comparar una vez más con sus referentes más cercanos, 'Arma fatal' ofrece una diversión más directa, algo que no es criticable en absoluto: únicamente sus pretensiones son diferentes; 'Bienvenidos al fin del mundo' necesita de más trabajo por parte del espectador para alcanzar ese mismo nivel de satisfacción. Y aun así no es un puzzle del que sea necesario juntar todas las piezas para empezar a disfrutar del cuadro, funciona a un nivel mucho más emocional que eso pero, como es obvio, a más piezas puedas ver mayor el entendimiento del cuadro y, quizás, pese a que puede no ser necesariamente así, mayor disfrute del mismo.

Coherencia a través del presagio

Uno de los elementos más brillantes que usa Wright para dar coherencia al conjunto es el presagio. Cientos de detalles del filme sirven de premonición para algo que ocurrirá más tarde, como los títulos de los doce bares donde los cinco protagonistas se proponen tomar una cerveza: todos hacen alusión a algo que va a pasar dentro de ellos. Es la forma en la que Wright dice al espectador: "Esta historia está orquestada y la estoy llevando por el camino que quiero que lleve". Es una declaración de intenciones cuyo culmen se encuentra en cierto momento del clímax donde un objeto se encuentra convenientemente situado, de una forma precisa y estética, en un lugar donde no tendría ningún sentido que lo estuviera. Así, lo que da coherencia a que el elemento fantástico de 'Bienvenidos al fin del mundo' sea tan convenientemente perfecto para los personajes protagonistas es que todo es convenientemente perfecto para el progreso dramáticos de éstos y el filme es abierto con ello: Wright lo sabe y quiere que tú también lo sepas. Está manipulando a los personajes para llevarlos a donde él quiere; está manipulando su propio mundo a su antojo.

Simon Pegg en 'Bienvenidos al fin del mundo'

Por otro lado, en términos más técnicos que de contenido, la mayor cancha que ofrece 'Bienvenidos al fin del mundo' en cuanto al drama permite que Simon Pegg haga la interpretación de su vida. Nada menos. Pegg no solo consigue brindarle humor a diálogos que en manos de otro actor podrían caer en la repelencia, también le aporta naturalidad a un personaje extremadamente exagerado y que necesita de un buen actor ya no solo para que no sea repelente, sino para que sea creíble. Edgar Wright, por su lado y aunque demuestra un control del tono de las escenas magistral, tiene menos ocasiones de lucirse con la acción como en otras ocasiones, pero cuando lo hace consigue sorprender: con muchos menos cortes rápidos, usa unos pseudo-planos secuencia bastante curiosos; una buena referencia para imaginar lo que podría prepararnos en su primera colaboración con Marvel en 'Ant-Man'.

Pese a que Wright y Pegg destacan por méritos propios, todo en 'Bienvenidos al fin del mundo' está donde y como debe estar, en gran parte gracias también a ellos dos. Ni un solo actor está solo pasable; la impecable banda sonora transporta a los nostálgicos 90 que añora el protagonista; y el, tan solo aparente, caos que reina en buena parte del filme es el mejor paralelismo de una noche de borrachera.

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