Para su quinto largometraje, el director polaco Jacek Borcuch ha querido hacer una reflexión sobre lo que significan los valores de Europa en la actualidad, entremezclándolo con una película sobre conflictos familiares y relaciones personales. El resultado es 'Un atardecer en la Toscana', ganadora de dos premios especiales del jurado en el Festival de Sundance y protagonizada por Krystyna Janda, una de las grandes musas del cine polaco.
Maria Linde es una escritora polaca de origen judío que ha ganado el premio Nobel de Literatura. La mujer vive desde hace varias décadas en la Toscana. Casada con un italiano y con hija y nietos, desde hace unos meses tiene una aventura con un apuesto joven egipcio que regenta un bar en la zona. Mujer de espíritu de libre, nunca ha tenido que rendir cuentas ante nadie. Cuando un horrible atentado terrorista azota las calles de Roma, Maria no dudará en combatir el miedo y el odio irracional hacia "el otro". De hecho, en una recogida de premio pronunciará un discurso de defensa cuyas consecuencias no medirá, provocando un auténtico drama tanto familiar como profesional.
Los conflictos sociales de la sociedad europea
Con 'Un atardecer en la Toscana', Borcuch combina dos líneas que han marcado su cine: la retrospectiva histórica, vista en 'Aquello que amamos'; y las relaciones personales, que mostró en 'Indeleble'. El resultado es su mejor largometraje hasta el momento, con una reflexión muy clara e incómoda sobre la realidad europea, así como también el miedo irracional provocado por mensajes populistas. Pero el cineasta recuerda que esto no es nuevo en la sociedad europea, que antes ya se vio, y así lo recuerda Maria Linde en su discurso.
En ese sentido, su mensaje es arriesgado y atrevido, provocando sentimientos encontrados al entender la decisión de no dejarse llevar por el miedo y los prejuicios, pero también encontrar empatía hacia la indignación que causa Maria en su visión equidistante de los hechos. La escritora plasma también un problema muy concreto de los intelectuales europeos, cuyas palabras y reflexiones no casan muy bien con una sociedad hipersensibilizada e incapaz de mirar más allá de la polémica.
Krystyna Janda ofrece una interpretación magnífica
Después está la parte familiar, las relaciones personales vertebran la parte más compleja de 'Un atardecer en la Toscana', con una protagonista áspera, cuyas decisiones le han hecho una mujer libre, cierto, pero también tremendamente distante con aquellos a los que más quiere, creándose una coraza que deja entrever un pasado complejo y no demasiado sencillo. Todos esos matices los explora maravillosamente Krystyna Janda, una de las figuras interpretativas esenciales del cine polaco, entre su filmografía están producciones dirigidas por Wajda, Kieslowski o Bugajski.
Finalmente, Borcuch entrelaza ambas visiones, mostrando la vida de una mujer que sabe que cualquier acto o declaración, incluso personal, es política, siempre lo es. A ritmo de Frank Sinatra y de Mina, con una interesante selección de escenas paradisíacas que contrastan con el ambiente hostil y enrarecido en el que acaba desembocando la película, 'Un atardecer en la Toscana' es una forma de explorar la vida de una artista libre, con una mirada hacia la actual realidad europea, una combinación inusual y atrayente.
Nota: 7
Lo mejor: La interpretación de Krystyna Janda y su química con Lorenzo de Moor.
Lo peor: Finalmente, su mordaz inicio acaba difuminándose en un mensaje cuyo sentido parece dubitativo.
