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CRÍTICA

'Un blues para Teherán': Homenaje a la música persa

Crítica de 'Un blues para Teherán', documental musical dirigido y escrito por Javier Tolentino. Mostrado en el Festival de Málaga, en el D'A Film Festival y filme de clausura del Festival de Gijón 2020.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 2 de Julio 2021 | 16:23
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El veterano periodista Javier Tolentino, presentador del programa de radio sobre cine 'El séptimo vicio' en Radio 3 desde 1999, salta a la dirección cinematográfica con 'Un blues para Teherán', un homenaje a la cultura y al pueblo iraní. Un proyecto con el que el ahora director lleva desde 2015 y que llega a salar comerciales tras su paso por el Festival de Málaga, el D'A Film Festival y el Festival de Gijón, donde fue el filme de clausura. Configurado como documental, Tolentino da un paso más allá para crear una propuesta elegante en la que la música es una protagonista más.

'Un blues para Teherán' comienza con una secuencia que evoca el poder ancestral que provoca la música. Desde el inicio, se intuye que Tolentino busca mostrar un retrato diferente al que el mundo conoce sobre Irán. Aunque el realizador no es ajeno a la realidad que sucede -es más, consigue sutilmente plasmarla de forma crítica-, opta por enfocarlo desde otro prisma, a través de la música en su sentido más extenso. Lo hace con cuidadas escenas en la que la fotografía de Juan López trae esa aura cálida y melancólica que tiene el folclore persa y que sus ciudadanos guardan como un tesoro que corre el riesgo de perderse.

Un blues para Teherán

Aunque Tolentino mezcla documental con musical y ficción, el filme es, ante todo, un homenaje a la música tradicional iraní. Para ello, tiene un estupendo guía de viaje, Erfan Shafei. El joven kurdo con alma de artista, que quiere dedicarse al cine y que escribe poesía. Él es el eje vertebrador de una cinta con un espíritu muy coral con el que Tolentino aprovecha para ilustrar al público, invitando a conocer un Irán diferente, preso de una dictadura y con una sociedad llena de contradicciones, que tiene a la música como vía de escape y creación de un espíritu libre -a pesar de que las instituciones del país teocrático hacen lo posible para impedirlo.

Un canto de amor al pueblo persa y a su cultura

Quizás Tolentino no es Mohammad Rasoulof, Jafar Panahi o Abbas Kiarostami, pero su canto de amor a la capital persa es de esos relatos que cautivan y que invitan a conocer un Irán diferente. Su carácter musical y costumbrista -las escenas de pesca en el Mar Caspio o la recolección del huerto en las áreas agrícolas desprenden una belleza que recuerda a 'Recuerdos del ayer' de Takahata- hacen que tenga cierta semejanza a los documentales musicales de Carlos Saura como 'Zonda: Folclore argentino' o 'Jota de Saura'.

Un blues para Teherán

'Un blues para Teherán' es una estupenda experiencia cinematográfica, una manera diferente de conocer Irán y de descubrir su folclore y su valor cultural musical. Un homenaje a un país que Tolentino conoce bien y con el que pretende derrumbar prejuicios enfocándose en personajes ajenos a la política sin obviar que el arte tiene sus alas cortadas por un régimen represor y teocrático. Un debut prometedor con el que Tolentino hace una magnífica carta de presentación.

Nota: 7

Lo mejor: La manera en la que Tolentino combina homenaje artístico, reivindicación social y denuncia política y que se ve en escenas como la de la peluquería o en las declaraciones de la joven que expresa sus sentimientos a través del canto.

Lo peor: No es fácil entrar en este homenaje musical, especialmente por un extenso plano secuencia al inicio del metraje.

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