CRÍTICA

'Devuélvemela': El trauma del individuo, el horror del cuerpo

Los hermanos Philippou vuelven a la dirección tras el éxito de 'Háblame', esta vez con una historia que se aleja de los jumpscares y sube el volumen del body horror.

Por David Castiella Morales Más 1 de Agosto 2025 | 10:00
No he visto 'Juego de Tronos', y creo que eso me define como persona.

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Crítica de 'Devuélvemela'
Crítica de 'Devuélvemela' (A24)

Los vídeos de YouTube de los hermanos Danny Philippou y Michael Philippou ya tenían unas intenciones cinematográficas, les faltaba la dimensión que otorga el séptimo arte para concretar el poder de la imagen en algo tangible a dicha escala. Por suerte, ambos decidieron que el terror era el campo de prueba perfecto: Había algo en la inmediatez de 'Háblame' -quizás esa que les otorga su base en la plataforma de vídeo online- que persiste en 'Devuélvemela'.

Tráiler español 'Devuélvemela'

El cuerpo es el eje principal del cine de terror para formalizar mediante su futilidad y destrucción la manifestación de lo sobrenatural. Carne carcomida, uñas que se despegan de la piel, dientes partidos, cuchillos que se injertan en la materia chiclosa, atropellos que dejan los cuerpos moribundos; en 'Devuélvemela' el culto al cuerpo es el inverso, ese que considera que la materia es tan volátil como lo que se esconde tras ella.

Sirve para constatar un estado sobrenatural de los personajes, ese que encarna Oliver -un entregado y desfigurado Jonah Wren-, un niño que se tambalea sobre la fina línea entre lo humano y lo demoníaco, y que convierte el cuerpo en una triturada expresión sobre la destrucción que implica pasar de un estado a otro, de la vida a la muerte, pasando por la tortura de ser poseído.

Jonah Wren en 'Devuélvemela'
Jonah Wren en 'Devuélvemela' (A24)

Al igual que en 'Háblame', el metraje encontrado sirve como puerta de entrada hacia los horrores, unos que en aquella película se manifestaban por la vía de la viralidad de las redes sociales, haciendo de la constancia de las imágenes de TikTok una vía por la cuál expresar el afán de encajar, ser popular y comprendido en un mundo adolescente desolador. Sin embargo, en 'Devuélvemela' el metraje adquiere una función más clásica, una puerta prohibida y chirriante a lo ritual, a un pasado encerrado en cinta de VHS.

Un horror que parte del trauma

El trauma que viven los personajes podría ser excesivo, todos ellos tienen pérdidas inimaginables en sus vidas. En cualquier otra película estas se hubiesen convertido en un ejercicio melodramático y lacrimógeno insoportable, pero en cómo los hermanos Philippou consiguen fermentar una imagen de horror inmediata y frontal, sin esconderla tras alambicadas metáforas o habitaciones oscuras, encuentran la vía para un malsano relato sobre cómo las heridas gestan los monstruos a plena luz del día.

Los Philippou no dejan escape en las imágenes de 'Devuélvemela'
Los Philippou no dejan escape en las imágenes de 'Devuélvemela' (A24)

En un mundo donde el digital y la vagueza estética parecen dominar el terror mainstream, con unas paletas oscuras que no permiten ver a dos palmos, los directores apuestan por enfrentar al espectador con imágenes bizarras completamente iluminadas, sin cortes que sirvan de fuga y obligadas a convivir en el centro del plano: si los personajes se enfrentan el horror, tras la pantalla se ejecuta el mismo imperativo.

Dicha frontalidad ni siquiera se abandona aún pudiendo a través de los rasgos físicos, la niña protagonista es prácticamente ciega y aún así no se opta por emborronar el encuadre o incorporar su punto de vista para alejar la imagen de lo narrado. La concepción dramática de los personajes y el contexto que viven permite a los actores trabajar con libertad sobre este precepto, Sally Hawkins está especialmente desatada, funcionando perfectamente en el horror más corporal pero también siendo capaces de otorgar humanidad a quienes podrían haber caído en clichés del género.

Sally Hawkins está desatada en 'Devuélvemela'
Sally Hawkins está desatada en 'Devuélvemela' (A24)

El sonido, como si estuviese dominado por el propio diablo, hace constancia de la presencia de lo inevitable, del dolor manifestado a través de cada golpe de lluvia sobre los cristales de la casa, de cada astillado hueso, cuchillo que desfigura la nobleza del cuerpo de un niño y los impactos que advierten un final trágico. Ese diseño del panorama sonoro amplifica cada golpe de efecto para que la imagen duela incluso más, aumentando su alcance.

La belleza en lo bizarro

En la deriva del body horror, uno que se desata con toda la potencia en sus secuencias finales, los Philippou encuentran un resquicio por el cual impedir que el fluido entre lo muerto y lo vivo se termine de elucubrar, encontrando una belleza que rema a contracorriente de lo excesivamente bizarro del resto del filme, para encontrar en el dolor gutural de una madre una explicación -que no justificación- a todo lo ocurrido hasta el momento. A partir de personajes rotos, completamente perdidos, les devuelve cuerpo mediante y por un instante, la redención necesaria para que, cuando los títulos de crédito rueden sobre la pantalla, estar tan consternados como conmovidos.

Por ello y con toda la opulencia del terror de por medio, 'Devuélvemela' es un relato sobre la incapacidad de lidiar con el dolor más absoluto, de cómo pese a tener un cuerpo que se destruye sin remedio, aquello que muere sin ser visto es la propia mente al verse desbordada sin un mecanismo que permita escapar del dolor o, al menos, enfrentarlo de forma racional.

El 1 de agosto en cines.

8
Lo mejor: Un horror que mira directamente a cámara.
Lo peor: Alguna escena de pesadilla que aleja la imagen del relato.