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CRÍTICA

'Doble identidad: Jaque al MI5': Postura pasiva

Kit Harington deja la dura vida de 'Juego de Tronos' y se sienta a hablar en este thriller de espionaje que llega directamente a VOD y soportes domésticos.

Por Daniel Lobato Fraile 2 de Octubre 2015 | 10:00

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Hoy toca hacer una nueva confesión (y van...). No he visto 'Juego de tronos'. Al menos, no he visto más de tres capítulos seguidos. [SPOILER] Sé que Sean Bean muere (¡qué raro!), que Emilia Clarke tiene como retoños a unos dragones, y que Kit Harington tiene un personaje de los más interesantes [FIN SPOILER]. Pero si su John Nieve es tan carismático como el Will Holloway que encarna en 'Doble identidad: Jaque al MI5', me temo que van a pasar todavía unos cuantos años hasta que le dé una oportunidad al visionado completo de la citada serie.

'Doble identidad: Jaque al MI5': Postura pasiva

Uno se adentra en 'Doble identidad: Jaque al MI5' bajo una poderosa promesa: 'Misión Imposible' vs. la saga 'Bourne'. Y nada más lejos de la realidad. Ni tenemos personajes tan magnéticos como Ethan Hunt o Jason Bourne, ni la acción trepidante de Paul Greengrass, ni los aderezos de comedia de Brad Bird o Christopher McQuarrie... el film de Bharat Nalluri es incapaz de aguantar las comparaciones. Quizás es que hay que entender esta película desde una perspectiva más modesta; priman más las escenas de gente hablando y desgranando la trama que aquellas en las que predomina la acción o la aventura.

Bien hecho, éste no tendría que ser un problema, no son pocos los thrillers de espionaje que se resuelven entre las sombras y los despachos. 'Argo' o 'Michael Clayton' son dos buenos ejemplos de esto. Consecuencia de un guion poco trabajado (o mal enfocado), la película que nos ocupa adolece de una importante falta de tensión dramática. El peligro al que están sometidos los personajes no logra transmitirse al espectador (solo hay que ver la secuencia con la que arranca el film, la fuga de un peligroso terrorista internacional). En parte debido ya desde el principio a la ausencia de un protagonista claro.

Personajes difuminados

Kit Harington tiene más presencia en el cartel que en la película en sí. 'Doble identidad: Jaque al MI5' nace a partir de la serie de la BBC 'Doble Identidad' ('Spooks' en el original) y, tomando directamente actores y personajes de aquella (como es el caso de Peter Firth o Lara Pulver) en una suerte de spin-off, la atención tiende a posarse en ellos. El conflicto principal de la película (el descubrimiento de un complot que -como reza el título- amenaza la integridad del MI5) sitúa al personaje encarnado por Peter Firth en el centro de todo y se mueve de forma proactiva, definiendo así los modos de actuación del resto de personajes.

En estas, Harington (quien no es precisamente de los primeros en ser presentado) actúa como un sujeto pasivo, se deja llevar por la situación y no toma ninguna decisión relevante a lo largo de la historia. Todas las decisiones las toman por él y llega del punto A al punto B por pura inercia. Las consecuencias -íntimamente ligadas entre sí- son dos: ni aprende nada una vez llegado el final (es decir, no sigue ningún arco evolutivo), ni nosotros como espectadores somos capaces de empatizar con él. Si no decide emprender la aventura de forma voluntaria, ¿cómo vamos a apoyarle y estar a su lado? Y quien sí lo hace, Firth, no resulta especialmente simpático o atractivo. Así, tenemos una pareja (muy poco equilibrada además) formada por un tipo que está más cerca de caernos mal que de hacerlo bien, y otro anodino, sin iniciativa ninguna. Un tándem "de armas tomar", vamos.

Cuesta creer que el personaje más "noble" y con quien más nos podamos identificar sea el presunto villano, un terrorista de origen árabe interpretado por Elyes Gabel (visto también en 'Juego de Tronos' y protagonista de 'Scorpion', donde comparte pantalla con el mítico Robert Patrick).