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CRÍTICA

'Una íntima convicción': In dubio pro reo

Crítica de 'Una íntima convicción', ópera prima de Antoine Raimbault. Basada en el caso real de la desaparición de Suzanne Viguier. Protagonizada por Marina Foïs, Olivier Gourmet y Laurent Lucas.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 23 de Agosto 2019 | 16:30
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El cine de juicios ha tenido múltiples visiones, en las que los cineastas han podido mostrar el complejo mundo del poder judicial, desde un ojo crítico, hasta una mirada llena de admiración. El debutante Antoine Raimbault se atreve con una película basada en hechos reales, el Caso de Suzanne Viguier, que conmocionó a Francia y que dejó en evidencia el riesgo que tiene la Justicia de dejarse contaminar por la presión pública y los medios sensacionalistas. 'Una íntima convicción', una película protagonizada por Marina Foïs y Olivier Gourmet.

Una íntima convicción

Nora está convencida de que Jacques Viguier, acusado de haber asesinado a su esposa, es inocente, su intuición se lo dice desde que fue miembro del jurado del primer juicio. Con todo en su contra, especialmente la opinión pública y los medios de comunicación, decide demostrar que el hombre no es culpable. Con miedo a que haya un error judicial, logra convencer al abogado Éric Dupond-Moretti para que vuelva a defender a Viguier y, ante todo, hacer justicia. No obstante, la búsqueda de la verdad acaba convirtiéndose en una obsesión para Nora.

Una reflexión sobre la presión social hacia el poder judicial

Raimbault, que coescribe el guion con Isabelle Lazard, configura un filme atípico, innovador, que llama la atención por su planteamiento, no centrándose tanto en escenas en el juzgado y acentuando la narración en la búsqueda de la justicia. Por ello, el realizador no enfoca la trama en los protagonistas reales, creando al personaje de Nora (el único que pertenece a la ficción). De esa forma, Raimbault da cierto halo de imparcialidad a su película, evitando crear simpatías tanto por el acusado, como por la parte denunciante. Eso le permite mostrar los clarososcuros de ambas partes, especialmente de la que dice ser víctima, retratando cómo esa posición puede convertirse en un arma de doble filo.

Una íntima convicción

El director deja en evidencia una realidad incómoda que le obliga la audiencia a mirarse ante el espejo, al mirar con recelo y prejuicio a un imputado al que la opinión pública y la alarma social ya han juzgado. Ahí radica el principal fuerte de la cinta, que muestra el peligro que corre la justicia al contaminarse por la presión ciudadana, por una masa enfurecida carente de raciocinio.

Sin duda, un planteamiento interesante, que hace que surja la pregunta de cómo hubiera sido el caso real si se hubiese producido en la actualidad. Esa reflexión es el principal punto fuerte de un debut excepcional, al que se le unen unas interpretaciones fabulosas.

Un sólido debut

Marina Foïs se convierte en una especie de adalid de la justicia. Eso sí, su búsqueda de la verdad no es perfecta, rozando la psicopatía al convertirse en una peligrosa obsesión, convirtiéndose en una versión incómoda de lo que hubiera sido Hilary Swank en 'Betty Anne Waters'. A su lado un magnífico Olivier Gourmet, uno de los actores más versátiles del cine en francés, el belga vuelve brillar como abogado defensor de un hombre que, tristemente, tiene que demostrar su inocencia. En un segundo plano, pero esencial igualmente, está Laurent Lucas, que interpreta a Jacques Viguier, un papel antipático, nada complaciente, de esos que hace que el caso pueda verse con distancia.

Una íntima convicción

'Una íntima convicción' es genial drama judicial, que muestra las frágiles líneas en las que se sustenta la justicia, que debe regirse por el principio "in dubio pro reo", en el que es la fiscalía la que tiene que probar la culpabilidad. Por otro lado, muestra un sistema judicial lleno de elementos burocráticos, que dificultan mucho su labor. Un potente alegato sobre la necesidad de recordar el derecho a la presunción de inocencia. Un debut sólido, que hace que haya que estar al tanto del próximo trabajo de Raimbault que, junto con Xavier Legrand, Jean-Bernard Marlin, Camille Vidal-Naquet, Deniz Gamze Ergüven o Houda Benyamina demuestran que la nueva generación de realizadores franceses viene pisando fuerte.

Nota: 8

Lo mejor: El planteamiento sobre la importancia de defender la presunción de inocencia.

Lo peor: El papel protagonista de Marina Foïs no está del todo bien perfilado por el guion.