En 2015, Colin Trevorrow recuperó al saga 'Parque Jurásico' con una película que si bien bebía mucho de la original (de nuevo una isla con un zoo de dinosaurios, de nuevo dos niños perdidos por el parque y de nuevo científicos jugando a ser Dios), se decentaba más por la acción que por la aventura, por tener a sus personajes en tensión con la lección aprendida que por dejarles maravillarse con las posibilidades y la incertidumbre de la novedad, una película del siglo XXI para una nueva generación de espectadores/as que necesita más estímulos y que todo sea más y más grande.
Aquella película dio lugar a dos secuelas que forman una trilogía irregular y ahora Gareth Edwards en la dirección y David Koepp al guion vuelven otra vez a los orígenes, pero esta vez desde precisamente todo lo que le faltaba a la primera de 'Jurassic World': corazón, ilusión, propósito y además una reflexión útil e interesante sobre nuestros tiempos y lo que debemos y no hacer. Y también hay muchos dinosaurios y set pieces de vértigo.
'Jurassic World: El renacer' transcurre después de los eventos de 'Dominion' y hace años que los dinosaurios ya no están concentrados en una isla, si no que fueron liberados por todo el planeta. Aquella idea, que nos llegaba al final de 'El reino caído', no funcionó, fue totalmente desaprovechada y se perdió toda la magia, la lógica y la hasta la verosimilitud en pos de la espectacularidad. Koepp lo ha solucionado y de paso ha culpado a una amenaza muy real: por el cambio climático, ahora los dinosaurios solo pueden sobrevivir en la franja ecuatorial.
Las tres criaturas más grandes del planeta esconden en su ADN la clave para fabricar un medicamento que podría curar enfermedades del corazón a los humanos (pero fallo cardiaco, no mal de amores). Zora Bennett (Scarlett Johansson), experta en operaciones encubiertas; un paleontólogo ya sin trabajo (Jonathan Bailey) y un representante de una «Big Pharma» (Rupert Friend) se embarcan junto al equipo de Zora en una misión hasta el centro de investigación ultrasecreto de Parque Jurásico, abandonado hace años para conseguir el material genético de estos animales vivos.

Así, la historia se estructura en 5 actos y cuatro miniaventuras: introducción, mar, tierra, aire y el gran enemigo final. Suena un poco a videojuego de etapas, pero esto permite a Edwards y Koepp ofrecernos en cada una de ellas un tono y una experiencia diferente. En mar, el Mosasaurio es aterrador; en tierra, el Titanosaurus invita a un momento más reflexivo sobre la humanidad y la injusticia de la desigualdad de clases y además recupera el espíritu de fascinación por la naturaleza que respiraba la película de Steven Spielberg; y en aire, el Quetzalcoatlus es todo un set piece de acción.
Además, en una trama paralela, una familia que ha quedado a la deriva en el mar y ha terminado en la misma isla que los protagonistas se enfrentan a un T-Rex en una persecución en canoa espectacular y emocionante. Y por último, todo eso confluye ante el secreto mejor guardado de los científicos de InGen: una aberración híbrida que salió fatal, pero que, por culpa como no podía ser de otra manera del capitalismo, no fue destruida.

Esta entrega coge lo mejor de la película de Spielberg, reinterpretando su espíritu con un mensaje relevante, muy relevante, en nuestros tiempos sobre la responsabilidad que tenemos con el mundo entero, especialmente con los menos privilegiados. (Por qué todas las películas de Hollywood parecen de izquierdas mientras la ultraderecha está en auge en las urnas es una pregunta interesante que habr´á que hacerse algún día).
'Jurassic World: El renacer' tiene algo que contar y es capaz de ser coherente incluso cuando se permite jugar con las diferentes oportunidades narrativas que ofrece por su naturaleza cada uno de los dinosaurios. Su historia simple, que no simplona, crece sobre una base sólida y tiene un lugar al que llegar. Vale que no alberga grandes sorpresas en quién es bueno y quién es malo y casi que tampoco en quién va a morir y quién no, pero al menos no parece otro intento más de inicio de otra nueva saga que explotar con peluches si no una película en sí misma.
Se nota también que los efectos especiales están en manos de un experto en la materia, por su formación específica y por la responsabilidad con la que los usa- ha rodado en localizaciones y exteriores reales a los que ha incorporado digitalmente a las criaturas. Es lógico que él en concreto haya dejado de lado los efectos prácticos que caracterizan a la saga, pero lejos de dar un aspecto digital, 'El renacer' tiene esa textura de lo real gracias al trabajo conjunto del cineasta y del director de fotografía John Mathieson ('Gladiator', 'Doctor Strange en el multiverso de la locura'). En la banda sonora, Alexandre Desplat acompaña las imágenes con su música en un trabajo discreto y sigue siendo cuando recupera el tema principal de la franquicia compuesto por John Williams lo que nos pone la piel de gallina.

Sobre el reparto, el personaje de Johansson se aleja del estereotipo de contratista sin escrúpulos que se llevará una lección de vida, y hay mucha humanidad en todos ellos, aunque Bailey sea el robaescenas oficial de la película. Muy a favor también de toda la trama familiar con Manuel García-Rulfo, Luna Blaise, David Iacono y Audrina Miranda, un añadido a la historia principal que, a diferencia de lo que ocurría en 'Dominion' con el encuentro generacional, sí que converge orgánicamente con el resto de la película.
El espectáculo jurásico
El espectáculo jurásico es reconfortante, al menos para quienes crecimos con los tiempos y la ilusión del cine de aventura de los 90 y finales de los 80, también emocionante, divertido y nervioso. Tiene un espíritu nostálgico de un cine más inocente, más enfocado realmente a un público familiar (aunque hay escenas un poco aterradoras de más para niños), pero sin caer en la mal entendida nostalgia de recurrir a constantes referencias y guiños. Busca atraer tanto a quienes disfrutaron con ilusión de las primeras películas de 'Parque Jurásico' como a quienes se quieran acercar a ella sin esa carga sentimental.
Su principal problema es probablemente el encuentro la aparición del Distortus rex, un mutante-híbrido-deforme, Hollywood se empeña en creer que más es mejor. Además, de la película original lo más recordado es la secuencia de lo velocirráptores en la cocina y en 'El renacer' hay una escena parecida, pero le falta sosiego, la tensión viene del ritmo vertiginoso y su banda sonora y no de la maestría de saber jugar con el silencio y la incertidumbre.
Pero en resumen, 'Jurassic World: El renacer' es la mejor de las cuatro entregas de 'Jurassic World' y no se queda lejos de 'Parque Jurásico'. Muy a favor de los adorables Aquilops, de lo espeluznantes que son los Spinosaurus evolucionados y de ver a un Tyrannosaurus rex nadando, entretenimiento en estado puro para un blockbuster veraniego. Todos los encuentros con estos dinosaurios son únicos.