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CRÍTICA

'Los osos no existen': El desesperado y genial alegato de un Panahi encarcelado en contra del régimen iraní

La novena película del director iraní, ganadora del Premio Especial del Jurado en Venecia, es un grito de clemencia y denuncia contra el gobierno y la tradición.

Carlos González Manzano
Por Carlos González Manzano Más 2 de Junio 2023 | 09:50
Periodista crepuscular que vive en las viñetas de Tintín, los mundos de Tolkien y las películas de Ghibli

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'Los osos no existen': El desesperado y genial alegato de un Panahi encarcelado en contra del régimen iraní

Tiene algo de irónico que una película rodada por un director actualmente encarcelado y sin posibilidad de salir de su país haya dado la vuelta al mundo presentándose en multitud de festivales. Hablamos de 'Los osos no existen', la nueva película del director iraní Jafar Panahi, encarcelado por "conspirar contra el gobierno", que viajó sin su cineasta hasta los festivales de Toronto, Venecia (donde se alzó con el Premio Especial del Jurado) y hasta la Seminci de Valladolid.

'Los osos no existen'

Desde que fuese detenido en 2010 por acudir al entierro de Neda Agha-Soltan, la joven iraní asesinada durante las protestas electorales en Irán de 2009, Panahi ha hecho cine de guerilla. Cine a hurtadillas, burlando a sus carceleros, cine con escasísimo presupuesto y altísimo riesgo. Así, filmes como 'Taxi Teherán' o 'Tres caras' fueron rodados de manera clandestina, abocando a Panahi a recurrir a un espíritu irremediablemente reivindicativo, con un estilo hiperrealista más cercano al documental que a la ficción.

En esta ocasión, Pahani se interpreta a sí mismo en un drama metalingüístico, pues es un relato de tintes prácticamente autobiográficos sobre un director que trata de rodar una película de la manera más precaria posible: una sola cámara, muy poco presupuesto, sin wifi... Los protagonistas de esa película tratan de hacerse con un par de pasaportes para poder viajar a Europa, y son interpretados por, efectivamente, una pareja que busca pasaportes para viajar fuera del país.

'Los osos no existen'

Como decíamos, el cine de Panahi siempre ha sido de lucha, de reivindicación, de denuncia contra la censura y el régimen iraní. El cineasta se sirve de sus propias experiencias para confeccionar una obra extremadamente consciente de sí misma, de su situación y de su objetivo. 'Los osos no existen' es, quizá, su obra más desesperada y triste, con un Panahi que se enfoca a sí mismo, tan estoico como cansado.

Doblemente milagrosa

Que la película en sí misma exista ya es un milagro. Que encima lo haga con una esencia tan revolucionaria le aporta un valor incalculable. 'Los osos no existen' no ataca solo al totalitarismo gubernamental, encargado de poner todas las trabas posibles y condenar a aquellos que no acaten sus normas, es también un choque frontal contra las supersticiones del pueblo llano, los dictámenes religiosos que marcan el día a día de un país eminentemente creyente y el conformismo de no querer cambiarlo.

'Los osos no existen'

El personaje que encarna Panahi se mete en un lío por fotografiar a una pareja que no debía. Eso desencadenará un lío de rumores, alimentados por el boca a boca, que someterán a Panahi a una especie de juicio popular, algo cercano a una posible cancelación, como la que le sucede a Mads Mikkelsen en 'La caza'. El cineasta se verá empujado una vorágine de juramentos y tradiciones que no hacen sino revelar cómo colaboran todos estos protocolos a la rigidez de una nación ya de por sí ahogada.

Todas estas creencias, la mayoría impuestas por unas élites religiosas y políticas, hacen tropezar la bienaventuranza del pueblo, imaginando peligrosos osos al acecho en oscuros callejones que te esperan como te salgas un poco del camino imaginado y establecido para ti. Osos que, por supuesto, no existen. Como dice uno de los personajes de la película: "El miedo es poder".

La novena cinta del iraní es, por tanto, un alegato en pro de la libertad de expresión y en contra de la represión. Es también una carta de amor al cine, a su poderío como testigo irrefutable, como caja atemporal que guardará las atrocidades del ser humano para comprobar si las siguientes generaciones tienen mejor memoria y conciencia. 'Los osos no existen' es la prueba fehaciente de un medio útil, provocador y removedor de conciencias, un recordatorio de que estas cosas están y suceden.

7

Lo mejor: Los ecos que tiene en las injusticias del mundo real.

Lo peor: El contexto extracinematográfico e injusto de su director.

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