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CRÍTICA

'Modelo 77': La otra Transición española

Crítica de 'Modelo 77', dirigida por Alberto Rodríguez, escrita por Rodríguez y Rafael Cobos. Protagonizada por Miguel Herrán y Javier Gutiérrez. Sección Oficial, fuera de concurso, del 70 Festival de San Sebastián.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 23 de Septiembre 2022 | 08:20
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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'Modelo 77': La otra Transición española

Dado que Alberto Rodríguez ha estado enfocado en proyectos para televisión como 'La peste' o 'Apagón', se ha notado menos su larga ausencia en la gran pantalla. Seis años después de triunfar con la estupenda 'El hombre de las mil caras', el cineasta sevillano regresa, de nuevo por todo lo alto, con 'Modelo 77', inspirada en hechos reales y que se estrena en salas comerciales tras presentarse en la Sección Oficial -fuera de concurso- de la 70ª edición del Festival de San Sebastián.

Modelo 77

'Modelo 77' no solo hace referencia a la Cárcel Modelo de Barcelona, clausurada en 2017, sino también a la multitudinaria fuga que ocurrió en 1977. No obstante, estos datos históricos sirven para crear un relato de ficción que sabe combinarse muy bien con los ingredientes habituales de los biopics y el cine histórico, pues muestran un rostro incómodo de la Transición española, que recuerda que la democracia no llegó a todos los estamentos y que, como su propio nombre indica, el cambio de régimen no significó una transformación total, puesto que fueron muchas figuras del franquismo que permanecieron en sus puestos tras la llegada de la democracia y la posterior aprobación de la Constitución española de 1978.

Rodríguez no es un profano sobre este tema, puesto que ya lo abordó en 'La isla mínima', con Javier Gutiérrez convertido en un policía con un pasado relacionado con la represión que ejerció la dictadura. En este caso, el cineasta se va unos años atrás, justo en los años de cambio, entre 1975 y 1978, en un ambiente que parecía ajeno a la sociedad española: las cárceles.

Modelo 77

Aunque se ha hablado de los presos políticos y cómo estos lograron salir con la llegada de la democracia y la respectiva amnistía, nada hubo con el resto de presos, los condenados por delitos comunes y que padecieron condenas impuestas por tribunales franquistas, careciendo realmente de garantías reales. Ahí pone el foco Rodríguez, quien firma el guion de la cinta junto con Rafael Cobos, a ello se suma que tampoco había unas garantías mínimas de salubridad y trato hacia los presos, provocando que las cárceles fuesen lugares donde se violaban constantemente los derechos humanos.

De ahí, que Rodríguez haga un incómodo ejercicio de mirada histórica con su propuesta, que ahonda más en los espacios grises que tuvo la Transición española, la cual no llegó de la misma manera a todos los ámbitos de la sociedad. Lo hace con un soberbio drama histórico que comienza siendo un retrato social de la España de los 70 para terminar derivando en un drama carcelario que bebe de clásicos como 'Fuga de Alcatraz' o 'Cadena perpetua', especialmente en lo relacionado a las duras condiciones que padecen los presos y en cómo la lucha por la obtención termina derivando en fugas al más puro estilo 'sálvese quién pueda'.

Alberto Rodríguez firma un sublime drama carcelario que expone los claroscuros de la Transición

Ahí también acierta Rodríguez, en plasmar cómo la ilusión por la llegada de la democracia se va diluyendo ante la muestra de una sociedad, realmente, no ha dejado atrás su pasado. Muy llamativa es la crítica sibilina que el filme hace de esos abogados idealistas, perseguidos por la dictadura, que terminaron siendo parte de un sistema que optó por no volver a mirar a los presos como individuos. Por otro lado, la cinta rinde tributo a COPEL, el sindicato de presos en las cárceles franquistas entre 1977 y 1979, el cual también refleja esa lucha en la que Goliat, finalmente, sí le ganaba a David.

Modelo 77

En esta estupenda combinación de historia y drama carcelario, destacan especialmente sus actores. Javier Gutiérrez siempre está sublime y su Pino refleja el pragmatismo y cómo este termina imponiéndose en una realidad incómoda, se trata de uno de los papeles más introvertido del intérprete y que podría ser la mirada opuesta a su detective de 'La isla mínima'. A él se suma Miguel Herrán, quien no había estado mejor interpretativamente desde 'A cambio de nada'. Realmente, es en 'Modelo 77' donde se ha visto que tiene madera dramática, para personajes extremos, al ser capaz de llevar el peso de la trama en buena parte del metraje. Cierto es que está muy bien acompañado por Gutiérrez, como también por otros actores solventes como Fernando Tejero o Jesús Carroza, pero eso no resta a que se está ante uno de sus trabajos en los que, de verdad, se le ha visto entregarse en cuerpo y alma al personaje.

No podía haber mejor regreso al cine para Alberto Rodríguez, 'Modelo 77' es un espléndido drama carcelario y un incómodo regreso al pasado, con el que el cineasta pone el foco en los momentos más oscuros de la Transición, a la que no pone en entredicho, pero sí que invita a mirarla de una manera mucho más realista. Una vuelta también a los orígenes, al ser un thriller con espíritu de cine quinqui, como '7 vírgenes', en los que pone el foco en esa España de los abandonados. Una sublime propuesta que ya aspira a convertirse en uno de los mejores títulos del año.

Nota: 8

Lo mejor: Cómo el guion consigue transmitir el trasfondo histórico que se vive fuera de prisión.

Lo peor: Su parte final tarda demasiado en llegar.