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CRÍTICA

'Need for Speed': Un constante deja vu sin ritmo

Aaron Paul protagoniza esta adaptación del videojuego de carreras ilegales, que peca de previsible y ofrece poco nuevo.

Por Carlos Manuel Hernández Fernández 3 de Abril 2014 | 10:29

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El cine y los videojuegos han ido cruzando sus caminos a lo largo de su historia, y si antes era habitual que de las películas fueran surgiendo videojuegos basados en ellas, desde hace un tiempo ocurre lo contrario, y pese a que aún hay ocio electrónico basado en producciones del celuloide, cada vez hay más películas basadas en videojuegos. Es evidente ya que los videojuegos han llegado a un nivel de narrativa y tecnología que puede comparar sus producciones a las mayores de Hollywood, desde la saga 'Metal Gear' al más reciente 'The Last of Us', pasando por la aventura gráfica 'Beyond: Two Souls', con Ellen Page y Willem Dafoe como protagonistas. Si bien, en esta ocasión no es el argumento lo que se ha trasladado al cine, y en 'Need For Speed' es la esencia del juego de conducción lo que se ha llevado a la gran pantalla, con poco que salvar ante su principal contrincante: la saga 'Fast & Furious'.

'Need for Speed': Un constante deja vu sin ritmo

La sinopsis del largometraje reza: Tobey Marshall es un mecánico que pilota muscle cars (coches clásicos de gran cilindrada) en un circuito callejero de carreras ilegales. Necesitado de medios para mantener a flote su taller familiar, acepta a regañadientes asociarse con el adinerado y arrogante ex piloto de NASCAR Dino Brewster. Pero justo cuando está a punto de salvar su taller mediante un gran trato con la vendedora de automóviles Julia Bonet, una desastrosa carrera permite a Dino meter a Tobey en la cárcel por un crimen que no ha cometido, lo que deja a Brewster libre para ampliar sus negocios hacia el oeste. Dos años más tarde, Tobey sale de la cárcel dispuesto a vengarse, pero sabe que su única oportunidad para acabar con Dino es derrotarle en la arriesgada carrera conocida como De Leon, la Liga de Campeones de las carreras clandestinas. Sin embargo, para llegar allí a tiempo, Tobey deberá poner toda la carne en el asador en una frenética carrera de costa a costa en la que deberá dar esquinazo a la policía y lidiar con la exorbitante recompensa que Dino ha puesto por su coche. Con la ayuda de su leal equipo y de la sorprendente baza que resulta ser Julia, Tobey desafía el peligro en cada recodo para demostrar que incluso en el deslumbrante mundo de los supercoches exóticos, el que lleva las de perder también puede llegar primero.

Si por algo es salvable gran parte del filme es por la interpretación de Aaron Paul, que si bien no se ha exigido mucho sabiendo ya de lo que es capaz de expresar gracias a su papel en 'Breaking Bad', lo que sí consigue en este largometraje es aportar alma a un personaje que, caído en manos de un actor menos comprometido, hubiera sido otra caricatura más de conductor inexpresivo que sí encontramos en otras franquicias. El actor consigue enganchar por su carisma desde que sale en pantalla, pero esto no evita que sienta que todo esta a medio gas, debido a un guión que no sabe explotar el potencial del intérprete, que aún así sí consigue dar especial vida en algunas escenas a un personaje algo plano, sin un gran atractivo en cuanto a historia personal. Aún con ello, Aaron Paul se muestra muy resuelto en su rol, y pese a no ser nada reseñable sabiendo de lo que es capaz de ofrecer, sí se agradece que se tome en serio alguna de las tomas.

'Need for Speed': Un constante deja vu sin ritmo

Para mi la sorpresa del largometraje ha sido encontrar a esa actriz llamada Imogen Poots, la cual tenía perdí la pista desde '28 semanas después', y que en este largometraje, ha conseguido algo que no esperaba encontrar: que la chica guapa de la película me caiga bien. Esto es en parte también por las bajas expectativas que da su personaje en la historia, ya que su incursión en el argumento esta algo metido con calzador, pero una vez comienza a mostrarse más suelta, demuestra una naturalidad y gracia bastante atractiva haciendo su rol más llevadero que al que estamos acostumbrados cuando se planta delante de la cámara la guapa de la fiesta. Si bien, toda esta naturalidad se muestra de una manera bastante general, lo que me hace pensar que en cuanto a actuación, no hay un especial trabajo en su personaje, sino que simplemente se ha limitado a tocar las teclas que sabe que le funcionan, para hacer pasajero su viaje delante del objetivo, y sin hacer mucho esfuerzo cae bien, pero no veo tampoco nada especialmente salvable en su actuación, pese a romper un poco el estereotipo de tipa mona.

En cuanto al reparto secundario, el actor Dominic Cooper tendrá las riendas del malvado de la historia, un rol que sabe actuar casi de carrerilla debido a que da el casting perfecto para ello, pero que aún siendo creíble en algunos segmentos del metraje, en otros tantos parece pasar por encima de todo lo que le ocurre a su personaje, y desaprovecha algunas escenas que hubieran dado más de si mismas si el actor hubiera sido algo más convincente en su rol. Esto produce que en algunos tramos de la historia su personaje no se encuentre situado, como si acabara de llegar de casa y le hubiera tocado ponerse delante de la cámara y poner cara de circunstancia. Este modo automático resta carisma al rol de Cooper, el cual se ha basado demasiado en crear a un enemigo despreciable al que le falta el alma y los detalles que hacen que los buenos malos, sepan ganar en carisma al protagonista. En 'Need for Speed', no ocurre esto.

Michael Keaton es una sorpresa en el reparto secundario, y pese a que su papel no exige mucho, sí que ha servido al actor para salirse de las formas y sobreactuar, lo cual está bien para él como persona, pero como rol, resulta muy estridente y fuera de contexto. Pese a ello me gusta verle en pantalla, pese a que en esta ocasión cada vez que aparece ya tengo ganas de que se vaya, una lástima. Otra de los puntos que tiene la historia es ver a Dakota Johnson en acción, una actriz suyo momento de fama se aproxima por ser protagonista de 'Cincuenta sombras de Greyy', y que en 'Need for Speed' no demuestra tener una especial gracia actuando, quizás en parte porque su papel no daba para mucho, y en otra parte porque tampoco ella le ha prestado mucha atención. Su rol resulta por tanto casi anecdótico, y aún no puedo averiguar si va a valer la pena seguirle la pista.

'Need for Speed': Un constante deja vu sin ritmo

Esto me suena...

La cinta no resulta ambiciosa en su planteamiento, pero eso no es lo peor de todo, ya que el mayor problema del filme es que todas las situaciones que plantea son extremadamente predecibles. Si a ello le sumamos que la mayoría de sus escenas pecan de estereotipos del cine de acción sobre ruedas, nos encontramos con un filme del que una vez salimos, solo nos podemos acordar de dos o tres situaciones que verdaderamente han aportado algo llamativo, y tengo la sensación que con el tiempo hasta esas escenas que en su momento me parecieron algo un poco fuera de lo común, acaben cayendo en el olvido. En cuanto a las manera de rodar el principal atractivo de acción del filme, que son las carreras, en muchas ocasiones entro en el aburrimiento, ya no solo porque no cuenten con una realización especialmente ágil, sino porque simplemente se nos expone en ocasiones a coches que pese a su aceleración, no terminan de adelantar o hacer algo que aporte emoción, y esto hace que ni la velocidad consiga enganchar en unas carreras que también, pecan de ser demasiado habituales.

Con todo ello, supongo que el filme tiene cierto atractivo para todo amante del motor, ya que sí sabe poner en escena algunos bólidos bastante curiosos, además de un Aaron Paul que sí gana la simpatía del espectador de primeras al tener ese halo de chico de barrio, de la calle, que no pasa seis horas en el gimnasio todo el día y del que es más fácil sentirse identificado. El actor consigue salvar sus muebles en un filme que no ofrece nada nuevo en cuanto a planteamiento, forma ni contenido al género de carreras ilegales que tanto ha quemado 'Fast & Furious', y pese a ofrecer un entretenimiento ligero y con cierto enganche en alguno de sus tramos, no consigue arrancar el motor del todo al tener un ritmo que flojea bastante, y no consigue tenernos atados a la butaca, sino todo lo contrario, ya que nos hace entrar en el feo juego de decirle a nuestro acompañante lo que creemos que va a ocurrir un minuto después, y la triste recompensa de verlo hecho realidad, y así durante la mayoría del metraje. Creo que Aaron Paul puede acabar teniendo un hueco en el cine actual, y quitarse en parte la losa de Jesse Pickman, pero este no es un comienzo prometedor para un actor que sí ha demostrado en la pantalla pequeña que puede ser un grande, pese a no medir metro noventa.