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CRÍTICA

'The Royal Game': Estar en jaque

Crítica de 'The Royal Game', dirigida por Philipp Stölzl y escrita por Eldar Grigorian. Con Oliver Masucci, Birgit Minichmayr, Albrecht Schuch y Samuel Finzi. Basada en 'Novela de ajedrez' de Stefan Zweig.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 11 de Febrero 2022 | 09:25
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Tras atreverse a realizar un biopic sobre Goethe, considerado el gran autor de la lengua germana y su principal exponente, y de atreverse a adaptar el best-seller de Noah Gordon, 'El médico', el alemán Philipp Stölzl da un paso más con 'The Royal Game', con la que adapta 'Novela de ajedrez', el aplaudido trabajo póstumo de Stefan Zweig, uno de los autores más importantes del idioma alemán y todo un símbolo de la literatura universal. Una adaptación que obtuvo el galardón al mejor diseño de vestuario en los Premios del Cine Alemán de 2020.

Stölzl ha entrado de nuevo en terreno pantanoso, pues 'Novela de ajedrez' ya tuvo una adaptación bastante aplaudido en 1960, 'Juego de reyes', dirigida por Gerd Oswald y con Curd Jürgens en el papel del protagonista, un prestigioso letrado que termina cautivo por la Gestapo después de que Hitler ocupase Austria. En esta ocasión, es Oliver Masucci el que asume el papel del notario prisionero que encuentra refugio en el ajedrez para evitar acabar loco. Y, ciertamente, es él el que consigue que 'The Royal Game' suba de nivel, puesto que ofrece una interpretación completamente entregada, desgarradora.

The Royal Game

La actuación del actor de 'Ha vuelto', 'Dark' y 'El año que dejamos de jugar' es sublime, pues muestra ese descenso a los infiernos que sufre su personaje, un notario demasiado confiado que conoce los horrores de los nazis mucho antes de que comenzasen a mostrar su rostro más inhumano, al estar ambientada la cinta en 1938. Masucci muestra cómo, poco a poco, el elegante letrado va dejando paso al hombre visceral, encerrado y aislado y cómo va perdiendo la cordura y su humanidad y cómo el ajedrez se convierte en una tabla salvavidas, aunque eso no evita que terminando llegando al delirio.

Realmente, la interpretación de Masucci es lo más cercano al espíritu de la obra original de Zweig, la cual tenía muchas más lecturas sobre la barbarie del hombre y cómo se inició la deshumanización del diferente. Por otro lado, al filme le falta esa mirada profunda a la locura (solamente se ve por encima), que el autor austríaco reflejó de forma magistral y en la que podía percibirse cierto pesimismo, que fue el que le llevó a él y a su esposa, la escritora Lotte Zweig, al suicido en su exilio en Petrópolis, Brasil, en 1942, al pensar que Hitler terminaría por invadir el continente americano.

The Royal Game

Oliver Masucci salva esta adaptación de la célebre novela de Zweig

La falta de fidelidad a ese espíritu de desesperación convierte a 'The Royal Game' en una correcta producción histórica cuya principal contra es su material original, que exigía una mirada de autor más personal, Stölzl es incapaz de llevarse el relato a su terreno, ofreciendo una producción que no va más allá de lo convencional. Sí, su diseño de producción, de vestuario, el resto de interpretaciones, la fotografía, todo es correcto. Pero sin un guion, firmado por Eldar Grigorian, que sepa interpretar el espíritu de la novela de Zweig, el resultado final queda deslucido.

'The Royal Game' es una correcta producción de época, cuyo nivel es elevado por la entregada y desgarradora interpretación de Oliver Masucci. No va más allá y se queda en el mismo terreno que producciones como 'The Good Traitor', 'El banqueo de la Resistencia' o 'El jugador de ajedrez', producción española que también adaptó la novela de Zweig y que caía en errores tremendamente similares. Falta aún por encontrar a ese cineasta que sepa captar la visión artística del célebre autor austríaco, ¿quizás tendrá que volver a ser Wes Anderson?

Nota: 6

Lo mejor: Oliver Masucci, su interpretación es lo suficientemente sólida como para elevar de nivel a esta producción histórica.

Lo peor: Stölzl y Grigorian no sacan partido de la obra original. La mirada de Zweig no se ve por ningún sitio, ni tampoco una de autor propia.