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CRÍTICA

'Si yo fuera rico': una comedia romántica y gamberra lejos de otros éxitos del género

Álex García, Alexandra Jiménez, Jordi Sánchez y Adrián Lastra protagonizan la nueva comedia de Telecinco Cinema.

Por Marina Vázquez Fernández 15 de Noviembre 2019 | 09:25

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Cuando una nueva comedia española llega a la cartelera, inevitablemente sabemos lo que nos vamos a encontrar: humor local, malentendidos, reproches de pareja, situaciones de, tan disparatadas, inverosímiles, y un final feliz que redime a los personajes de todas las calamidades por las que han pasado durante la película. Una fórmula que, indudablemente, funciona en taquilla. Es por ello por lo que los productores de 'Ocho apellidos vascos' lo vuelven a intentar, esta vez con 'Si yo fuera rico'.

Sin embargo, aunque la cinta de Álvaro Fernández Armero probablemente se convierta en otro éxito para Telecinco Cinema y su maquinaria de promoción, esta comedia romántica y gamberra se queda muy lejos de otros pelotazos del género.

 si yo fuera rico

La película nos presenta a Santi (Álex García), un hombre fracasado al que le ocurren todas las desgracias que le pueden ocurrir a un ser humano: se queda sin trabajo, para ganar algo de dinero realiza trabajos muy desagradables, está en trámites de divorcio y durmiendo en su caravana, por la que recibe bastantes multas de una agente que tiene fijación con él. Además, por si fuera poco, uno de sus ex compañeros del instituto (cuyo mayor pecado era tener mucho sobrepeso de joven) ha vuelto al pueblo, ya delgado y borracho de éxito, y comienza una relación con su mujer, Maite (Alexandra Jiménez).

Las desgracias parecen cesar el día que le tocan 25 millones de euros en la lotería. No obstante, tras el consejo del director de la sucursal bancaria (Jordi Sánchez), decide callarse la noticia para no tener que dar parte del bote a su todavía esposa. Sin embargo, su modo de vida empezará a cambiar, algo que no pasará desapercibido para sus amigos Marcos y Pedro (Adrián Lastra y Franky Martín).

 si yo fuera rico

Esta premisa promete un sinfín de enredos, equívocos y situaciones absurdas que no son aprovechadas por el guion. Ya no es que las situaciones sean previsibles y los chistes que escuchamos estén muy manidos, que también: son muy anticuados y los hemos visto mil veces, es como si hubieran estado guardados en un cajón desde principios de siglo y los hubiesen encontrado en 2019.

Sin embargo, el principal problema es que, en la mayoría de los casos, ni siquiera parece haber un intento de elaborar un chiste. Como ejemplo, la ¿broma? recurrente de referirse al personaje de Diego Martín como El Mantecas y añadir la coletilla "es que vaya gordo" y derivados. No se trata de límites del humor ni de establecer de qué o qué no se puede reír uno, pero sí se espera un mínimo de ingenio y originalidad a la hora de abordar algo tan universal como los chistes sobre gordos.

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No obstante, el guion no es el único problema: ninguno de los personajes tiene encanto, no se empatiza con ninguno y, además, da la sensación de que ni los actores ni las actrices están cómodos en sus papeles ni existe química entre ellos. Solo Jordi Sánchez y su personaje liante y con malicia salva la papeleta. Por otro lado, las breves apariciones de Antonio Resines e Isabel Ordaz son lo más divertido de la película, dando un soplo de aire fresco a una trama por la que vas perdiendo interés a medida que pasan los minutos.

No es un 'Ocho apellidos asturianos'

Asturias sirve de escenario en una película que, a pesar de recoger los verdes paisajes y la ciudad y puerto de Gijón, acaba cargando al espectador tras el empeño de los protagonistas por forzar el acento (solo Paula Echevarría es asturiana). Termina siendo irritante escucharles concluir cada frase con un "ho" o un "meca" a la vez que mezclan los tiempos pasados compuestos y simples sin ton ni son.

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Sorprende también la falta de aprovechamiento de los estereotipos locales: si no fuera porque se representa visualmente, la historia podría desarrollarse en cualquier comunidad. Una parte más en la que falla esta película que, ya no es que no arriesgue y utilice todos los clichés de la comedia española de los últimos años, es que se queda a medias y no aborda ninguno de ellos.

Nota: 3

Lo mejor: Las escenas en las que aparecen Antonio Resines e Isabel Ordaz.

Lo peor: Los pocos chistes para tratarse de una comedia y la falta de originalidad en ellos.