La saga 'Tron' dio comienzo en 1982 con la innovadora película de ciencia ficción de Disney que sumergió a los espectadores en la Red, un mundo digital que, casi tres décadas más tarde, en 2010, se expandió con una secuela tardía, 'Tron Legacy'. Su universo sigue creciendo y testeando sus límites con 'Tron: Ares', una tercera entrega que, al llegar 15 años después de la anterior, vuelve a presentarse como secuela legado, pero a su vez pretende ser un reinicio para la franquicia.
En 'Tron: Ares', el genio programador y CEO multimillonario Julian Dillinger (Evan Peters) ha desarrollado una tecnología revolucionaria que promete cambiar el mundo. Su nueva invención permite trasladar a un sofisticado programa llamado Ares (Jared Leto) al mundo real, como si de una impresora 3D de humanos se tratara, pero solo por un tiempo limitado. Ares llega a nuestro entorno con una misión, pero pronto empieza a tomar conciencia de sí mismo y se rebela contra su amo, mientras la CEO rival de Dillinger (Greta Lee) se convierte en su objetivo principal, llevando la guerra por el futuro digital a nuestra realidad tangible.
'Tron: Ares' llega en el momento más oportuno posible, configurándose metofóricamente como una TED Talk llena de acción sobre las ventajas y los peligros de la inteligencia artificial. Con el tema de la IA más candente que nunca y el mundo en pleno y vertiginoso proceso de cambio, el film aborda el debate planteando la pregunta: ¿Se pude usar la IA para el bien?
La cuestión que vertebra la película es interesante, desde luego, aunque su forma de elaborarla pueda resultar demasiado simplista e incluso maniquea. En ella, el villano es un claro reflejo de los grandes gurús de la tecnología como Steve Jobs y, sobre todo, Elon Musk, mientras que su rival es algo que simplemente no existe en la vida real, una CEO multimillonaria con conciencia y rectitud moral, que trabaja para mejorar el mundo y no para hacerse más rica u obtener más poder. Es es una visión muy obvia y cautelosa de una problemática muy compleja y polémica.

Pero claro, es que 'Tron: Ares' no deja de ser un entretenimiento formulaico para todos los públicos en el que no hay verdadero interés en profundizar mucho en los temas que sostienen su historia. Con ella, Disney resetea y actualiza una saga que nació hace ya más de cuatro décadas y que ha evolucionado con los avances tecnológicos, pero en el fondo, no deja de ser una película de aventuras y acción, y como tal, es mejor no exigirle un nivel de discurso más complejo del que está dispuesta a darnos.
La rebelión de las máquinas 3.0
La gran novedad de 'Tron: Ares' con respecto a las dos películas anteriores es que su trama transcurre a la inversa: no se trata de un humano sumergiéndose en el universo digital de la Red, sino de un programa de la Red saltando al mundo de los humanos. Es un concepto jugoso y el traslado de la idiosincrasia visual de la Red a nuestro espacio físico deja buenos momentos, pero en este viceversa, la saga también pierde gran parte de su esencia y especificidad, convirtiéndose en algo más genérico y convencional.

Ares se convierte por tanto en el clásico protagonista robótico que, a medida que va experimentando el mundo y conociendo a los humanos, empieza a desafiar su programación para abrazar el libre albedrío en busca de su propia humanidad. Esta idea, aplicada al universo 'Tron', tenía mucho potencial, pero no resulta especialmente exitosa por dos motivos principales: un argumento farragoso y a la vez superficial que no es capaz de ir más allá de los clichés que lo componen y una caracterización poco profunda en el héroe interpretado por Leto, en cuyo crecimiento como personaje hay muchas lagunas (o glitches) que evidencian un tratamiento más bien básico.
La insulsez de Leto como Ares va más allá de las necesidades de interpretar a un personaje por naturaleza robótico y hermético, su desconexión con el alma del héroe forma una pantalla impenetrable. Interpretativamente, salen mucho mejor parados los villanos o antagonistas de la película, Evan Peters, que lo borda como niño mimado y megalómano, y una espléndida Jodie Turner-Smith como IA obediente capaz de cualquier cosa para llevar a cabo las órdenes para las que ha sido programada. Lee también destaca, en su caso aportando bastante de la emoción y humanidad que necesita la película, mientras que Gillian Anderson queda trágicamente desaprovechada como la madre del personaje de Peters, a pesar de que su dinámica podía haber dado mucho más de sí.

NIN y la acción elevan el conjunto
El camino para hacer realidad 'Tron: Ares' ha sido largo y tumultuoso. Poco después del estreno de 'Tron: Legacy', que no reventó la taquilla, pero recaudó lo suficiente para ser considerada un éxito moderado, se anunciaron planes de continuación para la saga. El proyecto, sin embargo, atravesó muchos baches creativos: se transformó, fue cancelado, revivió, cambió de director (Joseph Kosinski por Joachim Rønning), se retrasó por la pandemia y las huelgas de Hollywood...
La verdad es que, teniendo en cuenta su accidentada historia tras las cámaras, es casi un milagro que 'Tron: Ares' exista, y que haya salido mejor de lo que por su desarrollo cabría esperar, aunque esté claramente condicionada (y en ocasiones lastrada) por la necesidad de convertirse en un nuevo comienzo de saga para seguir ampliando la propiedad como universo cinematográfico (algo que no sabemos si ocurrirá).
Y si con todos sus defectos, acaba saliendo airosa es sobre todo por su alucinante propuesta visual y sonora, que hace de ella una experiencia bastante recomendable para los amantes de la acción y la ciencia ficción. Una que desde vivirse en la pantalla más grande y con las mejores condiciones técnicas posibles.

Joachim Rønning, director en la plantilla de Disney especializado en secuelas no muy bien valoradas ('Piratas del Caribe: La venganza de Salazar', 'Maléfica: Maestra del Mal'), firma aquí su trabajo más impecable en cuanto a acción y puesta en escena. La película está llena de set pieces, enfrentamientos y persecuciones impresionantes que ayudan a compensar las carencias de su fallido guion. El despliegue visual es brutal y la estética 'Tron' salta de la pantalla para invadir la ciudad en el clímax (ese Reconocedor entre rascacielos es un puntazo), aunque se echa de menos más de la Red, cuya mitología se exploraba de forma muy excitante en 'Tron: Legacy', y que aquí visitamos de forma intermitente, con destellos nostálgicos de fan service para recordarnos dónde empezó todo.
Pero la gran estrella de 'Tron: Ares' no es ninguno de sus actores, ni son sus excelentes efectos digitales, ni su icónico estilo luminiscente... Es la banda sonora de Nine Inch Nails, una colección potentísima de composiciones tecno-rock-industrial que elevan por completo la película. Los infalibles Trent Reznor y Atticus Ross (que también producen la película) aportan empaque, texturas, intensidad y cualidad épica, a la vez que contribuyen a formar la identidad en evolución de la saga, siguiendo los pasos de Daft Punk y su no menos fenomenal música para 'Tron: Legacy'.

Durante más de una década, 'Tron' ha planteado un reto para Disney, que no ha tenido muy claro qué dirección tomar con ella. ¿Cómo renovar y expandir una saga con poca huella en la cultura popular y solo dos entregas en 40 años, reflejando los vertiginosos cambios en la tecnología a la vez que se rediseña para seguir la fórmula comercial de sus otras propiedades? Con 'Tron: Ares' está cerca de obtener la respuesta, pero al aceptar la actualización del sistema, acaba borrando mucho de lo que la hacía especial.
- Año: 2025
- 119 min. EE.UU. Acción Aventura Ciencia ficción
- Reparto: Greta Lee Gillian Anderson Jared Leto Evan Peters Jeff Bridges