CRÍTICA

'Un buen padre': Un buen planteamiento, pero una ejecución mejorable

La ópera prima de este cineasta francés propone temas arriesgados e interesantes, aunque se acabe perdiendo y queden algo diluidos.

Por Carlos Samuel Herrera Martínez Más 23 de Mayo 2025 | 10:30
Una vez le di la mano a David Verdaguer y le hice reír.

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'Un buen padre'
'Un buen padre' (Vercine)

Al otro lado de los Pirineos encontramos Francia, uno de los muchos países con una tradición católica similar a la nuestra. Una religión o institución que, todavía hoy, se muestra impasible ante el progreso, anclada a un pasado que hace mucho que dejamos atrás.

'Un buen padre' arranca con un ritmo bastante elevado, donde apenas nos ha dado tiempo a sentarnos en la butaca y ya está ocurriendo la revelación en la que se estructura el filme. Parece que el largometraje construye su drama en torno a la estructura de in media res, una expresión procedente del latín y que significa que su trama comienza a narrarse con los hechos ya comenzados. Aunque en realidad no, está estructurada en la tradicional, y funcional, narrativa de presentación, nudo desenlace.

La película cuenta con la actuación remarcable de Grégory Gadebois, quien ejerce del párroco de un pequeño pueblo francés. Un personaje que está completamente dedicado a su trabajo en la Iglesia Católica y que abraza su fe con fuerza. Sin embargo, la estructura de su vida empezará a tambalearse cuando un antiguo amor del pasado, interpretado por Géraldine Nakache, se presenta en unas de sus ceremonias para darle noticia de que es padre de un niño de 11 años.

Es entonces cuando el sacerdote comienza a sentirse perdido y sobrepasado por una situación que no llega a comprender: ¿Por qué no se lo ha dicho antes?, ¿por qué lo hace ahora?, ¿podrá seguir desarrollando su vida como venía haciéndolo hasta ahora?... Si antes comentaba que el protagonista abrazaba su religión con fuerza, la respuesta que le da a la madre de su hijo es el ejemplo de ello: está entregado a Cristo desde hace una década y piensa seguir haciéndolo.

El padre Simon teme que su reputación y el aprecio que se ha ganado de su comunidad se vea enturbiada por esta revelación dentro del pueblo, por eso decide ocultárselo a todo el mundo. Solo Lyès Salem, su compañero de piso y con un cargo dentro de la misma institución, reconoce la situación al instante y pone en una encrucijada al protagonista.

Grégory Gadebois interpreta al párroco de este pueblo francés
Grégory Gadebois interpreta al párroco de este pueblo francés (Vercine)

Una vez comienza a estrechar lazos con su hijo, el párroco no puede evitar desarrollar un aprecio que para el público no acaba de sentirse natural, dada la poca química que tienen el actor francés con el niño, Anton Alluin, quien a pesar de su juventud ya cuenta con un recorrido en la gran pantalla en la industria francesa. A pesar de esto, el largometraje cuenta con escenas y secuencias entre las dos figuras que consiguen conmover al espectador y crean bellos momentos que nos arrebatan el corazón.

Ronan Tronchot y Ludovico du Clary, guionistas del largometraje, se esfuerzan en mostrar las incongruencias y errores en los que cae la Iglesia Católica, no de su religión. Para ello se valen de numerosas herramientas y situaciones, haciendo un desglose amplio de todos los fallos que hacen que la institución esté tan alejada de una cosa tan humana, natural y mortal como es la religión. ¿Por qué un sacerdote no puede estar casado, vivir con su pareja y tener descendencia?, ¿por qué nuestra fe nos obliga a abrazar un embarazo adolescente que va a condenar a una madre de 15 años y su hijo a una vida alejada de lo idílico?, ¿cuál es el papel que tiene en todo esto el Santo Padre de Roma?...

Grégory Gadebois, Géraldine Nakache y Anton Alluin, personajes de 'Un buen padre'
Grégory Gadebois, Géraldine Nakache y Anton Alluin, personajes de 'Un buen padre' (Vercine)

Los entresijos de la Iglesia

A lo largo del metraje podemos llegar a conocer cómo funciona una iglesia por dentro, cómo viven sus protagonistas y podemos llegar a humanizarlos. Los personajes que viven en esta película muestran como a pesar de ser sacerdotes son apasionados de las series de televisión y el cine, tienen sus enfados e incluso hacen bromas sexuales entre sí.

Muchos temas, diferentes planteamientos, que ponen en un compromiso a la Iglesia Católica, pero que quiere abarcar tantos que apenas se desarrollan y se quedan en la superficie de todos. Una miscelánea que apenas tienen profundidad y que dan la sensación de perderse en más de una ocasión en los apenas 93 minutos que dura la película.

Con esta propuesta interesante, naturalista y campechana que plantea el director, Ronan Tronchot, puede llegar a sorprender que sea su debut, con un párroco cercano a sus feligreses, recto y obediente ante sus superiores, que protagoniza este filme que nos deja más preguntas que respuestas acerca de la Iglesia Católica, paradójicamente al contrario que su protagonista, que sí es capaz de evolucionar como persona y tomar decisiones propias, sean o no "correctas".

6
Lo mejor: Muchas escenas de la película consiguen emocionarnos.
Lo peor: Quiere tocar tantos temas que no acaba profundizando en ninguno.